diumenge, 18 d’agost del 2024

Tulum, las ruinas al borde del acantilado

Con un retraso de 3 horas llegamos por la noche a Cancún. Nos alojamos en un apartamento en el centro del pueblo. Por la mañana, dedicamos el tiempo para ir al supermercado, comprarnos tarjetas de móvil para tener Internet en el teléfono y hacer acopio de comida para los próximos días. Y camino a la estación de autobusos para tomar el autocar ADO rumbo a Tulum.


Al llegar llueve, encontramos nuestro sencillo hotel a dos calles de la calle principal, en un lugar en frente del mercado con montones de perros vagabundos. El pueblo
es muy turístico, masificado, sin ningún encanto.  Cenamos en un bar de burritos que tienen burritos de arroz sin gluten. Hace mucha calor, humedad y moquitos.

Al día siguiente, tomamos un colectivo y vamos de pie hasta la zona arqueológica de Tulum.

Tulum fue una antigua ciudad maya amurallada. Se cree que fue un importante centro de culto del Dios descendente. Tuvo importancia en las rutas comerciales marítimas y terrestres. Tiene el encanto de estar construida al borde del acantilado con las aguas cristalinas del Caribe en el horizonte. Vemos el Castillo, el Templo del Dios Descendiente, el Templo de los Frescos con muros decorados. Pasamos también por el Parque Nacional que incluye preciosa playas paradisiacas. Volvemos andando bajo un sol abrasador para buscar el colectivo y al final cuando pasa lo hace en sentido contrario pero nos subimos igual con tal de huir del sol abrasador de las 2 de la tarde sin una sombra donde guarecernos.

Cenamos en un sitio de tacos. El número de picadas en nuestras piernas va aumentado.

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