dissabte, 5 de setembre del 2020

Porque me ha gustado tanto Mrs America

He disfrutado estos días viendo la serie Mrs. America, que creo que puede agradar a aquellas personas que nos gustan las series históricas y también sobre política. No es una serie fácil de ver, puesto que requiere de atención para estar pendiente del contenido de los discursos, las referencias históricas y el contexto del sistema político y legislativo de Estados Unidos.

La historia empieza a principios de los años 70 cuando está a punto de aprobarse una enmienda a la Constitución de Estados Unidos donde se reconoce la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Aparentemente los dos principales partidos están de acuerdo en introducir la enmienda. Sin embargo, el proceso para modificar la Constitución requiere que todos los Estados la ratifiquen. Si todos los Estados están de acuerdo, puede ser un proceso relativamente corto. Sin embargo, hay un plazo máximo de 10 años para que todos los Estados la aprueben. Pasado este tiempo, si no se ha conseguido esta unanimidad, se desestima la propuesta. Así pues, aparentemente va a ser un trámite sencillo porque todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de introducir este cambio, algunos por convencimiento y otros porque es lo que toca en aquel momento. Sin embargo, una mujer en su ambición por conseguir tener visibilidad en su carrera política emprenderá una cruzada contra la aprobación de la enmienda, consiguiendo sumar a su causa, que a veces ni ella misma se cree, a muchas otras mujeres. El resultado, y este es un spoiler relativo porque sólo tenéis que consultar la Wikipedia para verlo, fue que consiguió que pasara el plazo de 10 años y algunos Estados no llegaron a aprobar la enmienda, quedando, por lo tanto, descartada. Así, llegamos a 2020 y al contrario que la mayoría de democracias, Estados Unidos no reconoce aún en su constitución la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Pese a todo, parece ser que con la reactivación del movimiento feminista de los últimos años y la fuerza que adquirió en Estados Unidos el movimiento #Metoo se ha logrado que los tres últimos Estados que quedaban pendientes aprobaran la enmienda hace escasos meses. De todas formas, he leído que no queda clara la legalidad de esta aprobación puesto que el plazo para aprobarla ya caducó.

Esta es la sinopsis y el contexto histórico de la serie, pero los motivos por los que me ha encantado son:

  •        Cada capítulo está presentado desde el punto de vista de algunas de las mujeres que protagonizaron esta historia. Incluso cada capítulo lleva su nombre. Es, por lo tanto, una visión poliédrica y diversa desde diversos puntos de vista que hace avanzar la historia de forma muy inteligente y rica.
  •         No es una historia de buenos y malos y posiciones de blanco y negro. Evidentemente, la serie se posiciona a favor del movimiento feminista y seguramente los espectadores también, pero tiene la habilidad para mostrarnos las contradicciones, los matices, los grises de situaciones que son muy complejas. Así, las feministas tienen conflictos sobre la transversalidad de su lucha que llegan hasta nuestros días. Incluir o no en las demandas la legalización del aborto, la representación de las mujeres racializadas, de las mujeres homosexuales, las disciplinas de partido a las que algunas deben someterse, partidos principalmente masculinos. La lucha por la coherencia, por traicionarse a sí mismas para lograr luchas colectivas, las renuncias que hay que hacer por el camino. Todos esos elementos tan reales, actuales y complejos están recogidos en la serie.
  •         También las contradicciones de las mujeres que luchan contra la aprobación de la enmienda. Están en contra de la igualdad entre  hombres y mujeres, pero notas como se rebelan interiormente cuando los maridos no las dejan estudiar, no las dejan viajar o cuando los hombres en una reunión de trabajo donde han sido invitadas para hablar como expertas les piden que tomen notas.  Viendo estas escenas te dan ganas de gritarles: “¡ Pero si sois feministas, no os dais cuenta!”
  •         Todos los personajes son reales y existieron en realidad. De hecho, la caracterización física de las actrices es extraordinaria. Es una delicia complementar el visionado de la serie mirando fotografías e incluso vídeos de las auténticas protagonistas.  Pueden verse en Internet imágenes, debates, entrevistas que están recreados también en la serie con mucha fidelidad.
  •         Las interpretaciones del elenco artístico son fabulosas. Evidentemente empezando por Cate Blanchett que está siempre asombrosa, pero también el resto de las actrices y actores (aunque aquí los hombres tienen un papel muy secundario)
  •         Justamente el único personaje de ficción es el que sirve tal vez de moraleja de la serie, puesto que es el que vive una evolución de su postura inicial, es que el que experimenta una toma de conciencia y un empoderamiento que resulta muy interesante de observar.
  •         Es un gozo también el trabajo técnico. El vestuario, la ambientación, los decorados, la recreación de escenas reales. Tienes la sensación de que cada detalle, cada color, cada elemento está pensado para cumplir una función simbólica.
  •         La cabecera de la serie es de las mejores que he visto con una versión disco de la Quinta Sinfonía de Beethoven que me resultaba inevitable no bailar desde el sofá  y unas ilustraciones preciosas muy setenteras.
  •         Aprendes muchas cosas que desconocías como que para la Asamblea de Mujeres de Houston se creó una antorcha, al estilo de la olímpica, que miles de mujeres hicieron avanzar en relevos corriendo por todo el país.
  •           La serie nos habla también del populismo, de los líderes que son buenos oradores y que, en ocasiones, sin creerse sus propias ideas y utilizando fakenews (datos e informaciones falsas) consiguen movilizar a una masa. En una de las entrevistas queda en evidencia que algunos de los argumentos que están utilizando son falsos como que con la enmienda van a enviar a las mujeres a la guerra y le van a quitar los hijos a las mujeres separadas. El peligro es que hemos comprobado que a veces estos discursos vacíos, pero efectistas y llenos de mentiras, desgraciadamente logran imponerse.  E incluso llegan a la presidencia de Estados Unidos.
  •         Algunas de mis escenas preferidas son momentos de sororidad como en el encuentro de mujeres en Houston cuando una de las antifeministas se levanta en contra de la opinión de sus compañeras para manifestar su apoyo a la unión de las mujeres. También otra escena emocionante nos muestra a un grupo de mujeres presentando una dimisión una a una para apoyar a otra compañera. Y finalmente encuentro brillante la escena final de la serie con Cate Blanchett poniéndose el delantal y poniéndose a pelar manzanas para hacer una tarta. Además, he leído que es un homenaje a la película Jeanne Dielman que yo desconocía. Su fracaso personal me genera, no puedo evitarlo, una pequeña satisfacción de venganza pero también tristeza. Porque su triunfo colectivo es nuestro fracaso colectivo.  

Actualmente podéis ver Mrs. America en la plataforma HBO.