dissabte, 31 de desembre del 2022

Balance del 2022

Después del revolcón vital del 2021 que partió mi vida en dos, este 2022 ha sido uno de los mejores años de mi vida.

La que fuera mi mejor amiga me dijo una vez que algún día alcanzaría la “plenitud de María” (mi segundo nombre porque el que ella me llamaba). Y creo que ha llegado este año. Esperemos que dure.

Tengo la sensación de haber dejado de esperar a que las cosas pasen, e ir directamente a buscarlas  y provocar que pasen. A tomar las riendas de mi vida y ser protagonista y no secundaria. Me he enfrentado a muchos de mis miedos, he sido valiente, he plantado cara a los retos, he renunciado a proyectos de forma meditada y consciente, he tomado decisiones complicadas con calma y serenidad. He vuelto a ir en bicicleta, he vuelto a conducir después de más de 20 años, he seguido adelante por la montaña cuando me encontraba un perro sin evitar la situación, pero temblándome las piernas. 

He leído muy poco y he escrito aún menos. Pero no he leído mucha ficción, porque la no ficción la he devorado. He empezado el trabajo de final de máster y estoy disfrutando con el tema que he elegido.  He ido al teatro, he ido a conciertos, me he comportado como una fan adolescente hablando y haciéndome una foto con Ismael Serrano, he ido a recitales de poesía, he vistos series, muchas series, pero no he ido al cine. He pasado ratos en bibliotecas y librerías de segunda mano. He caminado, he caminado mucho. He cocinado, he restaurado muebles, he hecho manualidades. He hecho dos medias maratones. Y he ido durmiendo cada vez mejor.

He recuperado a la familia paterna con la que hace más de 15 años que había perdido contacto y también he adquirido una nueva gran familia política. He jugado con mi sobrino que es una de mis aficiones preferidas. He juntado en diversas ocasiones a mis amigas, creando un núcleo de amistad estimulante y confirmando que estoy rodeada de mujeres excepcionales. También he ampliado mi círculo de amigos con nuevas amistades. He tenido que afrontar situaciones complicadas en el trabajo y he dicho adiós a compañeras que emprendían nuevos proyectos.

He vuelto emocionada a Estambul, la ciudad que más adoro en el mundo, y se me ha saltado las lágrimas al cruzar el puente Gálata. He regresado a Madrid, otra ciudad que me encanta, y también me he estremecido al pasear por la Gran Vía. Y he deambulado por segunda vez por Berlín. Pero también he descubierto lugares nuevos: he cruzado la frontera de Turquía y Bulgaria en tren. He guardado silencio en monasterios ortodoxos, he ido hasta el monasterio del Nombre de la Rosa en Turín, he bebido vino y comido crêpes en Narbone y en Nantes. He paseado por la orilla de Duero y he recitado a Machado delante de su olmo seco, he caminado por montañas en Cataluña, Aragón y Castilla. He cantado canciones antiguas y coplas en el coche a grito pelado, he jugado muchísimo al Trivial, he dormido en tiendas de campaña y en furgoneta, confirmando lo que ya que sospechaba: que me encanta viajar en furgoneta.

He estado ingresada por un falso diagnóstico de una enfermedad rarísima que hacía años que no se daba en España, he pasado el covid, me he vacunado de papiloma, me he hecho muchos análisis de sangre.

Y me he enamorado perdidamente de una persona maravillosa que ha hecho del 2022 uno de los mejores años de mi vida.

dissabte, 5 de març del 2022

Reconocerse en “Ordesa” de Manuel Vilas

Me habían llegado comentarios muy elogiosos de “Ordesa” de Manuel Vilas y reconozco que me aventuré a su lectura sin saber a qué iba a enfrentarme. De entrada, pensaba que iba a leer una novela y me encontré con una obra de no ficción, reflexiones personales de un escritor, desconocido para mí. Una lectura áspera, descarnada, cruda que confieso que tuve que abandonar en diversas ocasiones, para alternarla con lecturas más ligeras, menos densas, que me permitieran respirar.  Es una lectura plomiza, que hay que dosificar. Y en esa prolongación de la lectura, en ese tiempo dilatado, el relato de Vilas fue confundiéndose con los avatares de mi propia vida. Ordesa habla sobre todo de la muerte de los padres. La lectura coincidió en el tiempo con la pérdida inesperada de una figura paterna en mi vida, pero en este caso mi padre político. Como trama secundaria, Vilas habla también de su divorcio y su abandono posterior, su caída a los infiernos, una lectura que coincidía como la vivencia de mi propia separación. Así, “Ordesa” ha sido un libro que removía demasiado, claustrofóbico, que había que ir alejando cada cierto tiempo porque podía amenazar con invadirme con su desasosiego, su abandono, su tristeza, su desánimo.

Sin duda, una grata sorpresa ha sido descubrir la prosa de Vilas. Deslumbrante, con frases certeras como mazazos de mortero y otras tan líricas y delicadas como bisturís. Pero casi todas ellas hieren, te hacen sangrar. Te brota la sangre a borbotones como una hemorragia imparable y en otras ocasiones un hilito de sangre, apenas imperceptible a la vista pero que no deja de escocer, como esos cortes estúpidos que nos hacemos en los dedos con el borde de un papel.

El dolor y la pobreza

“El dolor es amarillo” escribe Vilas. Y esta obra habla constantemente del dolor, en sus múltiples versiones. “También me doy cuenta en este instante de que en mi vida no han sucedido grandes cosas, y sin embargo llevo dentro de mí un hondo sufrimiento. El dolor no es en absoluto un impedimento para la alegría, tal como yo entiendo el dolor, pues para mí está vinculado a la intensificación de la conciencia”. El dolor emocional que te ocasionan las personas que amas. Padres, hermanos, amigos, pareja, hijos.  “La estimación de los demás acaba siendo la única cédula de tu existencia”.

Vilas habla de la muerte de sus padres y su desarraigo del mundo y su soledad desde entonces: “Me costaba hablar con gente que no había conocido a mis padres, es decir, con la mayoría de la gente con que me topaba; las personas que no habían conocido a mis padres me ensombrecían el ánimo”.

“Ordesa” dedica unos pasajes también a un extraño fenómeno que algunos hemos vivido desde niños, que se intensifica en la adolescencia y que hemos intentado corregir en la juventud y madurez: el pudor a ser cariñosos con nuestros padres.  Lástima a veces el poco tiempo que la vida nos dejó para rectificar y ser cariñosos con nuestros padres que se fueron demasiado pronto. “Pero aun así no le cogí la mano nunca por propia voluntad, salvo cuando tenía que ayudarla a caminar, entonces sí le cogía la mano. Agradecí esa obligación, porque me permitía cogerla de la mano sin perder el pudor, la distancia, la lejanía”. Y añade en un párrafo durísimo: “Y no cogí la mano de mi padre moribundo. Nadie me enseñó a hacerlo. Me daba pánico hacerlo, me daba miedo, un miedo que iba agigantando mi soledad. El miedo a una mano, que acabó consintiendo la gran soledad en la que vivo”.

Son muchas las páginas donde Vilas analiza su origen humilde, hablando de la pobreza en España de la clase trabajadora, de la esclavitud de la nómina y el capitalismo. “La confesión de la pobreza en España parece una inmoralidad, algo repudiable, una afrenta. Y, sin embargo, es lo que hemos sido casi todos” porque como recuerda el escritor “los ricos seguían siendo los otros. Nunca nosotros. No hubo manera de pillar un chollo, eso es España para todos nosotros, para cuarenta y cuatro millones de españoles: ver cómo un millón de españoles pillan un chollo y tú no lo pillas”.

Vilas incide en cómo la pobreza influyó en muchas de las vivencias y en la personalidad de sus padres y de él mismo. “Dios dé una buena ración de miseria a todos esos cursis que dicen que el dinero no da la felicidad” porque “En realidad, todo esto tiene que ver con la pobreza. Era la pobreza —lo pobres que éramos— lo que me hacía temblar de miedo. Y al miedo me dio por llamarlo ternura. Si hubiéramos sido ricos, todo habría ido mejor, y esa es la verdad de todas las cosas”.

Utiliza metáforas efectivas y logradas para representar esas aspiraciones de los pobres a una vida mejor: “El ropero fue nuestro aleph, el aleph de la clase media- baja española surgida en la posguerra. Los cuartos roperos fueron nuestra guarida especulativa” o “Cuanto más pobre se es en España, más se ama la Navidad”.

Vilas dedica unos cuantos pasajes a hablar de los años como asalariado trabajando como profesor, como una claudicación al sistema capitalista, como rendirse a formar parte del engranaje que te aniquila la rebeldía y los sueños: “Mucho tiempo estuve narcotizado por una nómina”. “El complemento directo representaba al proletariado de la sintaxis, tenía que cargar con todo, tenía que cargar con la acción del verbo…Muchas veces yo mismo he sido un complemento directo, siempre cargando con el verbo, con la tiranía del verbo, que es la violencia de la Historia”.

La ternura por el padre entregado a su trabajo

El ejemplo de la sumisión a la pobreza y al capitalismo lo representa Vilas en la figura de su padre, un abnegado trabajador, que retrata deslomándose por los beneficios de la empresa. El escritor habla con tristeza de los años de carretera que dedicó su padre a dejarse la piel como comercial de una empresa textil. “Tú, recorriendo absurdos pueblos de Aragón, luchando por vender el textil catalán, el textil de las boyantes empresas catalanas —barcelonesas, prósperas y ya con relaciones internacionales—, a sordos y oscuros y pobretones sastres de pueblos atrasados”, Y el sórdido empleo, y la sórdida ganancia de una comisión, toda la vida detrás de una comisión a la intemperie, que no te dio para nada, absolutamente para nada”. Manuel se llamaba su padre.  Y era un comercial sociable, presumido, obsesionado con su coche. Leer sobre su padre en aquellos días me rompía el corazón.

Me emociona una anécdota cuando explica que su padre guardaba todos los papeles mientras su madre quería siempre deshacerse de ellos: “acusando a mi madre de tirarte los duplicados y las facturas, y es aquí adonde quería ir a parar, porque si yo no encuentro mis papeles es porque no sé ordenar nada, y he pensado que a ti te pasó lo mismo, que en realidad nadie te tiraba ningún papel. Eras tú el que los sepultaba unos debajo de otros por tu incapacidad para despachar el correo y los asuntos”.

Resulta escalofriante reconocer a personas queridas en descripciones ajenas. Algunos detalles además de a mi suegro también me traían a la memoria a mi padre. “A mi padre le gustaba ir siempre muy bien peinado, hasta tal punto que si hacía viento no salía de casa, porque se despeinaba”. Mi padre además no podía salir de casa sin ponerse colonia.

La irreverencia de la madre

La ternura que demuestra al retratar a su padre no es menor al referirse a su madre, pero lo hace con la comicidad que se vislumbra tras una mujer libre e irreverente. Al lado de un padre comedido, encontramos una madre desmedida. “Era una mujer-drama. Su dramatismo era superior a la paciencia de los médicos” Una mujer al margen de normas sociales. “A mi madre no le gustaba llamarse de ninguna manera. No creía tener nombre. No quería estar sometida a un nombre. No por pensamiento, sino por instinto… Es, al final, la desafección por las leyes de la realidad social que rigió la mirada de mi madre”.

Frente al padre abnegado y trabajador, intuimos una mujer vitalista y apasionada: “Fue entonces cuando aprendí a amar el mes de junio. Mi madre me enseñó a amar ese mes, que es especial; aquel jardín era una celebración del mes de junio, porque junio es anunciación del verano, es ya sol, pero no hay corrupción del verano. Cuando el mes de julio llega comienza la hemorragia, aún invisible. Agosto es el mes de la visibilidad de la septicemia del verano, de su herida, de su arrastrarse por la atmósfera, por la cara de los hombres, por las ramas de los árboles incompasivos, mientras muere. La muerte del verano era horrible. Mi madre veía el final del verano como un hecho trágico, sacrílego. ¿Quién se atrevía a matar el verano? Odiaba la llegada del mal tiempo. Ella creía en el sol. Era herética, vivió bajo los ritos del sol. Tenía una obsesión con la luz y con tomar el sol. El sol y estar viva fueron lo mismo para ella. Adoraba el verano. Adoraba que anocheciera tarde, muy tarde”

“Mi madre me regaló la impaciencia y la superstición. Me enloquece el ruido de fondo de la vida de mis padres sonando en todas partes. Mi madre rompía envases. Se le caían las cosas de las manos. Nuestra torpeza era hija de las manos recién estrenadas y de los dedos inhábiles de los primeros homínidos. Mi madre no tenía paciencia en los supermercados. No entendía una cola. No entendía el orden de los pasillos de un supermercado. Le podían la rebelión, la cólera, la nada. A mí también”

Me enternece el padre de Vilas, pero me cae muy bien su madre. Yo también adoro el mes de junio, me atrapa la penumbra cuando llega septiembre y los días se hacen más cortos, odio los supermercados con sus colas y sus pasillos, las luces blancas tan hirientes, el exceso de productos y colores, la megafonía, la limpieza y orden como un hospital, me superan de una forma física visceral, casi fóbica, que a veces me hace abandonar los productos en una estantería y salir casi corriendo del supermercado. Evito ir a comprar, hago mil cosas antes, posponiendo el momento de entrar a un supermercado, prefiero esperar fuera y que otra persona compre por mi.  

Mi presencia en “Ordesa”

Hay muchos elementos en “Ordesa” que establecen un vínculo directo con mi pasado, con mi presente, con mi familia, con mis valores, con mis experiencias. Tal vez por eso ha sido una lectura tan complicada, que además casualmente vine a escoger para leer en un momento complejo. Hay una parte de mi en este libro que habla de personas que no conozco y lugares donde nunca he estado.

Soy una persona más vitalista y alegre que el escritor, más como su madre, pero aún así me reconozco en muchas escenas y pensamientos.

“Todos esos paquetes de tabaco que estaban en las mesas y mesitas de mi casa están asociados a la juventud de mis padres. Había alegría entonces en mi casa, porque mis padres eran jóvenes y fumaban. Los padres jóvenes fumaban…. Ellos fumaban y yo miraba el humo, y así pasaron los años”

“Eran los años setenta, cuando la vida iba más despacio y podías verla. Los veranos eran eternos, las tardes eran infinitas, y los ríos no estaban contaminados. El mes de junio aparecía por Barbastro como un dios que iluminaba la vida de la gente”.

 “Bebí café, me duché. Siempre dudo qué hacer primero: si tomar café o ducharme”

“Siento como si los guardias conocieran mi pasado, como si supieran que soy un impostor”

“Pero en ti anida, desde el comienzo, el virus histórico y genético de tu madre: una insatisfacción que se extiende como una mancha de petróleo sobre los océanos del mundo, y lo hace de manera constante e irreprimible”

“En mi vida, como en tantas otras vidas, combatieron el platonismo y la promiscuidad”

“Aquellas mañanas en donde yo solo tenía once o doce años y no conocía las devastaciones del insomnio”

“Lo único obvio es que si tienes que preguntarle algo a alguien, hazlo ya. No esperes”

"El sol es Dios. El culto al sol es mi culto. La adoración del sol es la adoración de lo visible. Y lo visible es la vida. Si estamos vivos, es porque el sol inunda de luz"

Un libro de aforismos

El libro está lleno de sentencias, la mayoría tristes y desoladoras, sobre su forma de ver el mundo pero que se me antojan tan lúcidas.

 “Ocultamos el salario, pero es lo único confesable que tenemos. Cuando averiguas el salario de alguien, lo ves desnudo”

“El matrimonio es la más terrible de las instituciones humanas, pues requiere sacrificio, requiere renuncia, requiere negación del instinto, requiere mentira sobre mentira, y a cambio da la paz social y la prosperidad económica”.

“Todo el mundo debería dudar de su fecha de nacimiento. No hay ninguna certeza vivida en esa fecha, y te determina estúpidamente, y tiendes a darle una importancia que no procede de tu propia voluntad sino de pactos sociales anteriores a ti. Pactos que se hicieron mientras tú no estabas en este mundo o estabas sin haber nacido, sin haber colisionado”

“Se escribe una cosa u otra según sea el papel, la mano, el boli, la pluma o el ordenador o la máquina de escribir. Porque la literatura es materia, como todo. La literatura son palabras grabadas en un papel. Es esfuerzo físico. Es sudor. No es espíritu. Basta ya de menospreciar la materia”

“Si el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona se desvanecieran, España se convertiría en un agujero negro. La gravedad de España son dos clubes de fútbol”

“El problema del Mal es que te convierte en culpable si te toca. Ese es el gran misterio del Mal: las víctimas siempre acaban en culpables de algo cuyo nombre es otra vez el Mal. Las víctimas son siempre excrementales. La gente simula compasión hacia las víctimas, pero en su interior solo hay desprecio. Las víctimas son siempre irredimibles. Es decir, despreciables. La gente ama a los héroes, no a las víctimas”

“Todo alcohólico llega al momento en que debe elegir entre seguir bebiendo o seguir viviendo. Una especie de elección ortográfica: o te quedas con las bes o con las uves”

“En la hipocondría hay belleza, porque todo ser humano, cuando ya ha pasado la mitad de su vida, dedica su tiempo (tal vez antes de dormirse por las noches, o cuando viaja en transporte público, o cuando se sienta en la consulta del médico) a fabular sobre qué tipo de enfermedad lo arrancará del mundo”

“La poesía es precisión, como el capitalismo. La poesía y el capitalismo son la misma cosa”

“Que te espere alguien en algún sitio es el único sentido de la vida, y el único éxito… Se puede saber por la forma de caminar si te espera alguien o no te espera nadie”

“No hay nada que defina mejor la soledad de un ser humano que su neceser”

diumenge, 27 de febrer del 2022

Històries per emplenar les absències

Vaig anar a escoltar una xerrada de la Judith Schalansky al CCCB a proposta de dues amigues amb les que anava i després no es van presentar. No coneixia aquesta escriptora alemanya de res i em va encantar escoltar-la, fins al punt que em vaig comprar el seu llibre “Altas de islas remotas. 50 islas en las que nunca he estado y a las que nunca iré”.

Algunas reflexiones que em van interpel·lar.

Al seu darrer llibre, fa inventaris de coses. Jo també faig llistes de coses, però ella de les coses que ha perdut. “Escriure aquesta llista de coses que he perdut és una manera de no perdre-les”. “Fem llistes de coses que hem de fer per oblidar-nos de recordar-les”, d’aquesta manera comprem libres per no oblidar que l’hem de llegir Malgrat triguem anys a llegir-ho.

També va parlar de les absències que és un tema que m’interessa literàriament. “Les absències tenen la materia força que les presències”. Per això hi ha tantes històries de fantasmes. Les absències omplen els buits de les històries familiars. Aquella història que sempre està amagada, aquell familiar del que no es parla, tot els silencis. Imagino que una persona nascuda a Alemanya pot explicar moltes d’aquestes absències i silencis. “Com a espècie, estem acostumats a escriure històries de substitució” què ha passat amb el pare? Amb l’avi? Schalansky va confessar que fa “arqueologia reconstruint a partir de fragments dispersos”. I reivindica que no són històries falses sinó inventades, emplenant els buits, els forats. Aquest inventari de coses perdudes també em va fer pensar en els gabinets de curiositats.

Schalansky també va parlar de la reconstrucció del passat, de com creem un relat perquè el passat no és un cosa tancada, sempre s’interpreta. No és el mateix com les pel·lis dels anys 80 parlen dels anys 50 a Alemanya a com ho fan les pel·lis avui en dia de la mateixa època.

“Una memòria que ho retè tot, en realitat no retè res” Borges.

Reflexiones sobre la crisis de la mediana edad, que se cura caminando

Andar por el placer de andar, sin otro objetivo. Cada mañana miles de mujeres mayores quedan con sus amigas para ir a andar a parques, paseos y ramblas. Cada noche de verano, expediciones de mujeres abandonaban las callejas blancas de mi pueblo para lanzarse a la negritud de la carretera o el silencio de la montaña, aprovechando el único momento en el que el calor da tregua en Andalucía. Andar como entretenimiento, actividad física, hobby, como forma de desplazarme predilecta, como viaje. No resulta novedoso en mi vida, puesto que hace años que andar por el simple placer de andar es una actividad habitual para mí, a menudo compartida con personas queridas. Hago viajes a lugares lejanos donde recorrerlos andando es el principal objetivo y los paseos vespertinos con mi madre son nuestra rutina diaria como un momento de descomprensión de la jornada laboral y de tiempo compartido juntas. El deseo de andar se convirtió en exacerbado durante el confinamiento más duro y dio paso a la frustración cuando empezaron las fases de desconfinamiento por no poder hacerlo lejos del cemento, los edificios, las naves industriales y las estrechas aceras. En mi ciudad, la más masificada de Europa, no se cortaron calles para habilitarlas para el paseo.  Pero es cierto que en los últimos meses cuando la vida me ha dado un revolcón, andar ha sido una revelación, ha adquirido un valor casi vital como una actividad sanadora, curativa, liberadora. Han sido espacios de socialización, de risas, de descubrimiento y conocimiento mutuo, pero también de reflexión, de confidencias, de intimidad que facilita el ir caminando, a menudo sin rumbo, acompañada siempre por personas cercanas, algunas del batallón de sororidad  que se movilizó para tejer la red que evitara que cayese. Andar para dejar fluir las conversaciones,  hilos de ideas y pensamientos que se van enredando como una madeja a medida que avanzan nuestros pies.

Y justamente andar es una de las principales salidas a la crisis existencial de la mediana edad que apunta el filósofo Kieran Setiya  en un ensayo En la mitad de la vida. Una guía filosófica. “Existe un placer en salir a dar un paseo, vagar por ahí o hacer montañismo, no para llegar a ninguna parte, sino por el bien mismo de andar. Andar a es atélico: a diferencia de volver caminando a casa, no tiene por objetivo su propia terminación”.

Setiya nos ilustra sobre las actividades télicas (del griego “telos”: final) “que conducen a estados terminales, en los que éstas se acaban, y por lo tanto se agotan”. Son aquellas actividades que tienen un objetivo que cumplir, que realizas para llegar a un término. Después están las actividades “atélicas  que no conducen a ningún punto ni se agotan. Serían el caso de escuchar música, pasar el rato con los amigos o la familia o ir a dar un paseo.

Según Setiya, en gran parte la crisis de la mediana edad se produce porque cada vez más construimos nuestra vida en torno a actividades télicas, una existencia basada en proyectos con objetivos que tenemos que cumplir, planes, y logros. Me reconozco en esta mentalidad. Mi tendencia excesiva hacia las actividades télicas. Tengo listas diarias, semanales, mensuales, anuales, vitales de logros y objetivos que quiero alcanzar. Y como soy tan disciplinada me esfuerzo por conseguirlos y pongo todos los medios y rigor en lograrlo. “Estos proyectos son la fuerza motriz que nos impulsa hacia el futuro y una razón para vivir”, asegura Setiya.

Pero la mentalidad télica es una trampa en sí misma, porque te aboca a una existencia centrada en agotar proyectos, en completar planes, en consumir objetivos. Una fuente de frustración y insatisfacción, un sinsentido que lleva a la crisis existencial que expone Setiya (El vacío está en la esencia  de la orientación télica”) o al abismo del que hablaba Schopenhauer. “El problema de estar consumido por los planes, obsesionado por hacer cosas. Si tus fuentes de significación son abrumadoramente télicas, sea cuál sea su valor, el éxito de los planes solo puede significar su cese. Es como si estuvieras luchando por erradicar el significado de tu vida, y este solo se salvara porque es demasiado grande o porque sigues encontrando más” (Setiya). Según este filósofo, si tu motivación vital nace del sufrimiento de cumplir tu objetivo, cuando cumples el objetivo lo pierdes, pones fin a una actividad que hace que tu vida sea valiosa. “Este motor de autodestrucción  es el que alimenta la crisis de la mediana edad” (Setiya). Y pone un ejemplo claro: es como si te esforzaras por conseguir amigos con el fin de luego decirles adiós.

Las reflexiones de este ensayo me han hecho pensar en algunos pensamientos de Virginia Woolf en "Las Olas"

“Y sin embargo, la vida es agradable, es tolerable. El martes sucede al lunes; luego viene el miércoles. El espíritu crece y se multiplica. El sentimiento del Yo se fortifica; también el dolor es absorbido en este continuo crecimiento. Abriéndose y cerrándose, cerrándose y abriéndose, con un incesante murmullo, el apresuramiento y la fiebre de la juventud encuentran su empleo hasta que todo ser parece maniobrar con la perfección de un mecanismo de rejo ¡ con qué rapidez nos transporta la corriente de enero a diciembre! ¡somos arrastrados por un torrente de las cosas y estas cosas se han tornado tan familiares que ya no percibimos su sombra”

Quiero vivir siempre

Reconozco la sensación cuando llega un momento en tu vida en que te preguntas: ¿Esto es todo lo que hay? ¿Cuál es el sentido de estar aquí? ¿tengo una vida que vale la pena ser vivida? Sólo tengo una vida, ¿la estoy viviendo como debería o desperdiciando este regalo?  Y no es una crisis de la modernidad, la Odisea ya hablaba de la crisis de la mediana edad cuando nos encontramos a Ulises en plenos episodios de infidelidad, borracheras, muerte del padre y  necesidad de terapia familiar. El libro cita un estudio norteamericano que sitúa la crisis de la mediana edad en torno a los 46 años como la parte baja de una U mayúscula donde el inicio de la letra es la juventud y el final es la vejez.  Satiya asegura que la crisis de la mediana edad surge de la opresiva necesidad de trabajar, no de la ausencia de valor del mundo.

El ensayo propone dedicar tiempo a cosas que no sean uno mismo y dejar de mirarse el ombligo, pero también a la importancia de reservar espacios en nuestra vida para hacer actividades con valor existencial, actividades con sentido. “Si pierdes contacto con el valor existencial , si no encuentras tu propio espacio para las actividades de los dioses, …”. Habla de la contemplación  como actividad ociosa y superflua, hecho que nos haría sentir culpables en esta sociedad hiperproductiva, pero es que aquí radica su gloria. “Parece que la felicidad reside en el ocio, en efecto, nos privan del ocio para tenerlo, igual que hacemos la guerra para tener paz”. Y no quiere decir que trabajar, facturar, tener obligaciones  y responsabilidades no sea importante pero “atrapado en la rueda de lo que hay que hacer, un día tras otro, puede que no tengas tiempo para lo que quieres pero no necesitas”.

Setiya también se centra en un capítulo en la sensación de arrepentimiento, de la pérdida por las vidas que ya no tuviste, que pueden ocasionar la crisis existencial de la mediana edad. La tortura de las cosas que pudiste hacer y no hiciste. Lo que hiciste y lo que dejaste de hacer. La culpa de la acción y la omisión. La carrera que no elegiste, la beca a la que no te presentaste, el trabajo que no cambiaste, la pareja que escogiste. Sin embargo, lo que aconseja es no dejar estas ideas de arrepentimiento en un plano ideal o abstracto sino cotejarlas con la realidad, lo más concretas posible, porque a lo mejor entonces te das cuenta que tampoco eran la opción que habrías querido vivir. Como me dijeron una vez, hay que distinguir los sueños (por los que hay que luchar) de las fantasías. Y no debería generarme frustración no haber sido corresponsal de guerra, vivir en otra ciudad o dar la vuelta al mundo en velero porque me muero de miedo si veo una cucaracha así que imagínate un tiroteo, no podría vivir lejos de mi familia y amigas, y me mareo en patinete de pedales en el mar. “No sopeses alternativas de manera teórica, acércate: deja que lo especifico adquiera importancia frente a la gran caricatura de las vidas no vividas”.  “En la mediana edad estamos expuestos al dolor del deseo no satisfecho”. Cuando eres joven las pérdidas son futuras, vidas aún no vividas. A los 45, son vidas que ya no has vivido ni estás viviendo, son pérdidas pasadas y presentes. Aún así, prudencia en esos volantazos en medio de crisis existenciales:  “Piensa que aunque hay razones para cambiar nuestra vida – trabajos frustrantes, matrimonio fracasados, mala salud – el propio atractivo del cambio puede resultar engañoso … es fácil exagerar ese valor de cambio … Piénsate lo dos veces antes de destrozar tu casa. ¿Es su interior lo que odias o el hecho de que tenga muros”

El libro apunta que todo el desencadenante de esta situación es la conciencia de que la muerte no es una abstracción, sino una amenaza real. La asunción que somos mortales.  Que con suerte estamos a mitad del trayecto. Y tal vez, al final, tanto andar nos permite dilatar el destino y disfrutar del camino

“No quiero morirme, no quiero ni quiero quererlo. Quiero vivir siempre, siempre, siempre” Miguel de Unamuno.

diumenge, 20 de febrer del 2022

La lluita per la justicia ambiental de les dones de la Terra de foc

 Els romans la coneixien com a Campania Felix per la riquesa i fertilitat d’aquestes terres i els seus aqüífers i la bellesa del paisatge al peu del Vesuvi. Avui la zona situada entre les províncies de Nàpols i Caserna és coneix com a “Terra dei fuochi”, un dels majors abocador de residus tòxics industrials del món. Una terra enverinada, un paisatge desolador on s’han estat abocant i cremant residus que han contaminat terra, aigua i aire.  

Aquesta és una història de devastació premeditada i sistemàtica de la terra que implica crim organitzat, política i empreses, per evadir els costos i impostos que comporta la gestió dels residus tòxics industrial. Però també és una història sobre l’asimetria de poder entre el sud i el nord d’Itàlia, entre les empreses, els polítics i la màfia i les comunitats i veïns. Darrera d’aquest desastre ambiental i de salut pública s’amaguen els interessos econòmics del tràfic de residus perillosos i nocius de la industria. Segons el documental, “Residuos: No hay marcha atrás”, “el tráfico ilegal de residuos mueve unos 14.000 millones de euros. Este es uno de los negocios más rentables, después de las armas y las drogas".





Les arrels d’aquesta catàstrofe les trobem als anys 80 quan alguns clans familiars vinculats a la Camorra se n’adonen del negoci de la gestió dels residus i aconsegueixen una situació de monopoli amb la inèrcia, indiferència o complicitat de les autoritats que van decidir que la Campania seria la regió on ubicar els abocadors en nom del bé comú. 410.000 camions han transportat més de 10 milions de tones de residus tòxics del nord al sud d’Itàlia, segons el documental “La terra dei fuochi”.

Es va escollir una comunitat aparentment feble i apàtica, acostumada a baixar el cap davant dels abusos de poder. Tanmateix, en aquesta ocasió es va formar una resistència que es va organitzar per la justícia ambiental. Les protestes de la població van arribar al seu punt àlgid l’any 2008 amb la creació de campaments on els veïns van viure durant mesos en caravanes i tendes de campanya. “Questa é la frontera tra cittadini e Stato: la salute pubblica e la tutela del territorio, nostro bene più prezioso, perché stracarico di storia e di patrimonio culturale”, explica l’escriptor Erri de luca al pròleg del llibre “Teresa e le altre”. En aquell moment, el govern neoliberal de Silvio Berlusconi va decretar el control militar de la zona i va donar autorització per reprimir amb violència les accions de protesta que impedien el pas de camions o el funcionament dels abocadors. La coneguda com a “guerra dels residus” va arribar a les portades nacionals i internacionals, aconseguint el suport de l’opinió pública i obligant el govern de Berlusconi a fer marxa enrere.

 La famosa obra “Gomorra” di Roberto Saviano al seu darrer capítol titulat “la Terra dei fuochi” parla dels residus tòxics a la Campania i de l’increment de malalties i tumors relacionats. A Novella Vitale aquest fragment li va canviar la vida. Va fotocopiar aquest capítol i el va repartir per la feina, les botigues i les bústies dels seus veïns. “Da quel momento, comunque, ho sentito fortemente che dovevo faré qualcosa per mia figlia, per la mia gente, per la mia terra”. Ho explica al llibre “Teresa e le altre” coordinat pel professor d’humanisme ecològic Marco Armiero, on les dones parlen en primera persona d’aquelles protestes. ”Non potremmo interrogarci su come una data ricerca sia stata influenzata da quanto accade nella società”( Armiero, 2014).

Un coneixement encarnat 

Aquesta recerca es basa en una producció de coneixement que dona veu a les persones que experimenten aquesta realitat, com a cossos que són rellevants per la seva participació i implicació en el conflicte.   “La prima volta che ho visto un rogo di rifiuti: un dolore fitto, come un pugno nello stomaco, che non mi permetteva di stare in piedi, una sensazione di nàusea che rasentava la voglia di vomitaré”, explica Nunzia a “Teresa e les altre” (2014). No és un coneixement sorgit d’un laboratori, sinó des dels vincles de la comunitat, del saber compartit, de la vivència dels cossos, del dolor i del patiment. 

En un article del 2004 publicat a la revista The Lancet Oncology, els doctors Alfredo Mazza i Kathryn Senior relacionen l’increment de casos de càncer a la zona de Nàpols i Salerno amb la contaminació ambiental de la zona. Al documental “Residuos: No hay marcha atrás”, Marilena Natale reitera que l’augment de casos de càncer està relacionat amb els crims ecològics de la zona. L’evidència científica confirma els elevats índex de malalties cancerígenes a la “Terra dei Fuoghi”, però els testimonis de “Teresa e le altre” posen de relleu el saber informal i l’experiència directa i el dany ambiental encarnat en la malaltia.  Al llibre “Teresa e le altre”, Nunzia  relata els dolors a l’estomac, als intestins, les diarrees, les hemorràgies, la solitud, la tristesa, les intervencions quirúrgiques, les hospitalitzacions, les dificultats de mobilitat per una  malaltia autoimmune que es vincula a la contaminació de la zona: “Che cosa il mio corpo mi stava comunicando con le continue infezione che mi colpivano e la diffusa putrefazione delle mie ferite chirurgiche, perennement aperte”.

A través de la vivència per les malalties i morts dels familiars i amics, el patiment de les protagonistes del llibre es transforma en activisme polític: “Dopo la mia malattia, la battaglia per la difesa dell’ambiente è estata la mia ragione di vita, il mio ruolo sul pianeta”, confessa Nunzia a “Teresa e le altre” (2014).

 

El relat en primera persona de les dones  

Aquesta obra recopila la connexió entre epistemologia i política. És un projecte epistemològic feminista que parteix d’una democràcia cognitiva perquè inclou la perspectiva de les dones protagonistes en aquesta lluita, punts de vista que han estat marginats i subjugats.  Estem parlant de fèmines del sud d’Itàlia, on per la seva condició de dones i pel crim organitzat a la zona han estat educades en el silenci i l’obediència: “Dobbiamo estaré buoni e tranquilli mentre la nostra terra viene devastata”, assegura Novella Vitale a “Teresa et le altre” (2014).

I és que en aquesta lluita per la justícia ambiental les dones tenen un paper protagonista. “Non figlie, non madri, non mogli: innazitutto done contro la riduzione del loro paraggi a pattumiere infette. Donne oltre la prima linea, che è trincea difensiva: donne a ocupare lo spazio vuoto tra le prepotenze di Stato e la legittima difesa della loro comunità”, recorda Erri de Luca al pròleg del “Teresa e le altre.

Més enllà de les dades numèriques, el relats en primera persona del llibre coordinat per Armiero  ajuden a fer pensable i visible el dany ambiental a través de les veus expertes.  Les posicions postestructuralistes parlen del llenguatge com a agent que construeix la realitat social, les percepcions i representacions que ens fem del món. Per tant, ens trobem amb un projecte de guerrilla narrativa on el relat esdevé un instrument de resistència i assumeix la responsabilitat del punt de vista. A més, les protagonistes parlen de les olors, sabors, llengües que s’inflen, ulls que piquen, ganes de vomitar, dolor a l’estomac aconsegueixen fer tangible els efectes tòxics amb un discurs multisensorial que contribueix a donar rellevància política als residus.

Identitat d’una comunitat empoderada   

 “Stare al presidio significava rivendicare il diritto ad abitare in un ambiente non contaminato, a tutelare la pròpia salute e quella dei propi figli, ma anche delle radici comunei, preservando un luogo fortamente identitario qual è il Vesuvio”, recorda Carlota Caputo, al llibre coordinat per Armiero (2014), il·lustrant l’experiència de resistència col·lectiva que ha generat un sentiment de comunitat, ha transformat els vincles i ha aportat a assumir un rol políticament actiu. I conclou Caputo: “un’esperienza di partecipazione democràtica e di lotta civile, che ha cambiato per sempre la loro manera di relazionarsi all’ambiente in cui vivono. Persone diverse per estrazione sociale, livello di istruzione, età, genere, ideologia política , reddito, tutte accomuante dall’intento di difendere il propio territorio bloccando l’apertura della discarica”

Al reportatge “Terra dei fuochi oggi: come sono stati identificati rifiuti tossici e discariche” es mostra com les anàlisis geoquímiques i geofísiques han permès evidenciar la transformació del territori de la Campania per causa dels residus tòxics, una fita de l’Antropocè. Aquest tipus de coneixement de la ciència tradicional ha estat clau per donar autoritat a les denúncies, però també s’ha complementat amb la generació de coneixement que han aportat les comunitats epistèmiques i l’activisme basat en l’evidència. En aquest cas, podríem citar-ne iniciatives com l’organització de comitès de vigilància de les fogueres que eren registrades en una web o la recollida de documentació i entrevistes per poder presentar demandes al Parlament italià i europeu.

De fet, estaríem davant de comunitats epistèmiques híbrides atès que s’ha produït una col·laboració entre la ciència tradicional i el saber experiencial.

L’obra “Teresa et le altre”, coordinat pel professor Marco Armiero és un projecte que exemplifica com fer sensibles els residus i la seva toxicitat a través del relat de dones que encarnen el coneixement en els seus propis cossos i que han participat en l’activisme basat en l’evidència i han format part de comunitat epistèmiques per lluitar per la justícia ambiental.

Aquest article ha estat possible gràcies a les converses i a la documentació aportada per Brigida Di Salvatore, una de les dones autores del llibre que explica la seva experiència com a portaveu del campament i les protestes de Serre a "Teresa e le altre".


diumenge, 2 de gener del 2022

Libros que me han acompañado en el 2021

 

Empecé el año leyendo una biografía de Mary Shelley que me permitió reencontrarme con su figura y su época. Y conseguí leer la Odisea, en una versión comentada e ilustrada preciosa que no puede evitar comprar cuando me la encontré en el mostrador de una librería a la hora de pagar.

En realidad la Odisea respondía a ese objetivo que me puse hacer un par de años de leer un clásico o una de las grandes obras de la literatura universal, pero también al eje temático que me ha llevado al mediterráneo oriental este año. Si el año pasado me interesé por la literatura centroeuropea del periodo de entreguerras, en este me he centrado en libros sobre Grecia, Turquía o Egipto. Cierto que siempre ha sido un territorio y una época (el periodo clásico) que me ha interesado mucho pero la semilla este año fue El infinito en un junco de Irene Vallejo que ha sido uno de los libros que más impresión me han causado este 2021 y del cuál he seguido muchos hilos, han salido muchos otros libros anotados para leer. De ahí salté a otro libro de la misma autora, El silbido del arquero, regalo de mi cumpleaños. A la afición por la zona, se le sumó la serie de televisón The Durrell que como a casi todo el mundo que la ha visto imagino que te lleva a soñar con un viaje a Corfú que espero hacer en un futuro próximo.  A partir de ahí empecé en verano a aventurarme en el Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell leyendo Justine y Baltasar, pero en una traducción en español de Sudamérica que costó seguir. Esta Navidad me han regalado el Cuarteto entero en la preciosa edición de Proa que espero disfrutar y seguir leyendo.

Antes de dejar de lado el hilo Europa en periodo de entreguerras, leí “Una librería en Berlín”, la correspondencia entre Herman Hesse y Stefan Zweig y “Viaje al pasado” de este último autor, uno de mis escritores de cabecera. De hecho, me pedí de regalo de Sant Jordi sus memorias “El temps d’ahir” que es uno de los libros que más me ha influido en mi vida.

Otro de los caminos de lectura de este año ha sido leer novelas en francés y en italiano para mantener el idioma. Siempre y cuando sean obras que me interese leer. Así empecé el año con “L’isola d’Arturo” de Elsa Morante, seguió con “Vol de nuit” de Saint-Exupery, “Le piccole virtu” de la sempre impectable Natalia Ginsburg per setmana santa, “Il giardino dei Finzi-Contini” de Giorgio Bassani a l’estiu y “Il colibrí” de Sandro Veronesi a la tardor.

La poesía ha continuado estando presente en este año. Evidentemente releyendo muchos poemas de manera habitual a los que vuelves a buscar o descubrir un poema como Margarit, Luís García Montero, Machado, Plath, Lorca o Benedetti. Pero también leyendo por primera vez poemarios de otros autores como Szymborska que tal vez haya sido la lectura más importante de este año que dejamos atrás. También leí la poesía completa de Alejandra Pizarnik, un poemario de Sara Bueno y la antología de de Karmelo Iribarren.

Otra de las principales influencias a la hora de escoger mis lecturas son las recomendaciones y los préstamos de mis amigas lectoras. Así siguiendo a mi amiga Eva leí “Les formes de verb anar” de Jenny Erpenbeck, también una de las lecturas más apasionantes del año y “la meitat evanescent” de Brit Bennett. Y por recomendación de mi amiga Neus leí “Seqüela” de Rachel Cusk, también el Colibrí antes citado, “Un lugar llamado antaño” de Olga Tokarczuk y “Hammet” de Maggi o’Farrell, otro de las grandes lecturas del año que me llevó a derramar lagrimones en el metro.

“Hammet también formaría parte de otro gran grupo de libros que son las novedades o las recomendaciones que anoto de los programas de radio y televisión sobre libros que sigo. De esta manera, he leído “Malahierba” de Manuel Jabois, “Las Maravillas” de Elena Medel, “No diguis res” de Patrick Radden Keefe, “Otoño” de Ali Smith, “El don de la siesta” de Miguel Ángel Hernández, “La otra guerra” de Leila Guerriero, “Simón” de Miqui Otero, “Ordesa” de Manuel Vilas, “Un amor” de Sara Mesa y “Cara de pan” de la misma Sara Mesa. De todos estos me quedo con las risas de la novela de Jabois, la inquietud de Sara Mesa, las frases contundentes de Vila y el periodismo de altura de Radden Keefe y Guerriero.

Una vez más, y como siempre, la literatura ha sido un asidero fundamental en mi vida en un año complicado y duro.

dissabte, 28 d’agost del 2021

Un viatge per la memòria a la Catalunya Nord

 Aquests dies hem fet un petit viatge al nostre passat. Un viatge a la Catalunya nord per recuperar la nostra memòria història. D'un passat de refugiats, opressió i fugida que ha estat present tot el segle XX al món i és el present avui en dia.



Seguint les passes de la fugida per la frontera el 1939 fins a #Cotlliure per visitar la tomba d'Antonio Machado. El poeta va morir el 22 de febrer de 1939 als 63 anys després d'un dur viatge creuant la frontera, fugint del feixisme. Amb ell, havia portat una capseta de fusca amb terra espanyola perquè l'enterressin am b ella si moria lluny del seu país. La seva mare, que l'havia acompanyat en la fugida, va morir tres dies més tard. En un butxaca de l'abric del poeta van trobar un vers escrit per ell: "Estos días azules y este sol de la infancia". Com un dels poetes de capçalera en la meva vida, he tingut aquests versos escrits en un suro del meu despatx durant anys. Va ser emocionant visitar el cementiri i la seva tomba, amb banderes, pedres, cartes que la gent deixa en una bústia.



A pocs quilòmetres de #Cotlliure trobem Argelès-sur-mer on França va crear el camp de concentració per tancar els refugiats espanyols que fugien de la derrota. La Retirada, la desfeta, la derrota, la fugida, el fracàs. Ens va costar bastant localitzar el museu que està dedicat a recordar els morts i presoners d'aquest camp francés. No hi ha cartells ni indicacions al poble, i de fet, vam passar diverses vegades per davant sense identificar-ho. És un museu petit, discret, que amb un preu de 2 euros fa un petit recull de la història d'aquella ignominia. Una població famèlica, morta de fred i de por que venia de tres anys de guerra, bombardeig i mancances, dones, gent gran, infants i homes, van arribar a França i es van trobar que els llançaven a viure en una platja, en ple mes de gener i febrer de 1939. No tenien aliments, ni aigua, ni mantes, ni sostre, ni letrines, ni llibertat, atès que estaven tancats en aquella platja. Es calcula que 100.000 persones van ser tancades en aquella platja amb fam, fred, pena, dolor, i malalties que no van trigar a proliferar.

Del museu ens vam acostar al cementiri espanyol on estan enterrades les persones que van morir en aquell camp de concentració. Sense cap indicació, ni senyal, al mig de la carrera que porta a la platja atestada de cotxes amb gent que va a prendre el sol i davant d'un camping, vam trobar una tanca amb un fragment de terra i un discret monument que recorda els morts que hi ha enterrats allà. També hi ha un altre petit monument que recorda el noms dels infants morts en el camp de concentració. La gent havia deixat flors, banderes, pinyes i pedres pintades de color. És un lloc que van generar molta pena, pel que representa i per la manca de cura i d'atenció que ha rebut. Em parlaven dels impresionants cementiris americans i alemanys que es poden visitar a Normandia en contrast amb aquell quadrat de terra abandonat.







A poca distància del cementiri, en el passeig marítim d'Argèles-sur-mer, també vam visitar el monument que recorda el lloc exacte on estava instal·lat en camp de concentració. Els banyistes francesos i turistes passejaven en banyador pel passeig ignorant aquell monument. Vam trobar tres plaques. Una del govern català i una del govern espanyol que tenen dos o tres anys i que ja estava bastant deteriorades i una placa de pedra escrita en francès sense signatura molt més emotiva i punyent.


Algunes dones i infants van aconseguir evitar, al menys temporalment, la vida en el camp de concentració (a més del d'Argelès-sur-mer, es van instal·lar més camps en la zona per acollir els refugiats espanyols. I insisteixo: no eren camps de refugiats. Eren camps de concentració), gràcies a la maternitat d'Elna, una institució que prom
oguda per una organització humanitària suiïssa i dirigit per la mestra (no infermera)
Elisabeth Eidenbenz va aconseguir rescatar el camp dones embarassades per assegurar un naixement en condicions higièniques i segures. Més de 500 infants van néixer en el palauet que va convertir en maternitat i que després d'acollir mares i nadons espanyols va amagar mares i nadons jueus, dones que posaven noms com Antonio als seus fills perquè semblessin espanyols i no jueus i aconseguir que la Gestapo no se'ls emportés.  A l'edifici de la maternitat avui podem visitar una exposició que recorda aquells fets però que es basa en fotografies i textos, l'espai donaria per fer una reconstrucció més interessant dels espais. 






Finalment, vam visitar el camp de concentració de Rivesaltes. U
n camp d'internament de població "indesitjable": refugiats espanyols, gitanos, jueus, alemanys derrotats al 45, refugiats de les colònies franceses i immigrants. Novament, un lloc solitari i aïllat que no està indicat ni en la carretera ni en el camí que porta fins allà. Podria ser volguda aquesta manca d'interès en identificar, visibilitzar i promoure els lloc de la vergonya de la història recent de
França? En tot cas, aquest museu sí que ofereix una experiència treballada i cuidada del camp. Es pot visitar el que queda de camp, veure els barracons, letrines, i en el museu trobem testimonis, fotografies, objectes, audiovisuals que permeten fer-te una idea de la vida al camp. Després dels refugiats espanyols, el camp va acollir gitanos i jueus fruit de la política de col·laboració amb el règim nazi del govern francés de Vichy. Molts dels jueus van ser deportats a camps d'extermini. Colpeja llegir la carta d'una mare que escriu al seu fillet de 2 anys a qui aconsegueix amagar de la deportació deixant-lo en mans d'una veïna. La dona i el seu marit van morir a Auswitch. No vaig poder evitar emocionar-me. També amb un quadern escolar d'una nena espanyola escrivint un poema de Lorca. Un cop acabada la guerra, el camp va acollir presoners alemanys i italians. Als anys 50 i 60, refugiats procedents de la pèrdua de les colònies com Argelia, Guinea o Vietnam. Als anys 80, va ser un Centre d'Internament d'Estrangers. L'exposició finalitza amb una reflexió sobre les poblacions desplaçades al món durant el segle XX i XXI, justament en un moment on veiem a la població civil fugint d'Afganistan.

Una visita casual però també història i curiosa que ens vam trobar quan vam anar a la platja de la Bahia de Poulille va ser descobrir que aquella zona havia estat una colònia industrial de dinamita des de mitjans del segle XIX fins als anys 80 del segle XX que va fundar Alfred Nobel. Es pot visitar el museu que recupera la història de la fàbrica i la vida en la colònia.

En general, una visita interessant i necessària d'un moment recent de la nostra història que s'hauria de conèixer més. D'altra banda, observem una desidia, falta d'interès o voluntat volguda per no tenir cura d'aquests espais de memòria històrica.