diumenge, 27 de febrer del 2022

Històries per emplenar les absències

Vaig anar a escoltar una xerrada de la Judith Schalansky al CCCB a proposta de dues amigues amb les que anava i després no es van presentar. No coneixia aquesta escriptora alemanya de res i em va encantar escoltar-la, fins al punt que em vaig comprar el seu llibre “Altas de islas remotas. 50 islas en las que nunca he estado y a las que nunca iré”.

Algunas reflexiones que em van interpel·lar.

Al seu darrer llibre, fa inventaris de coses. Jo també faig llistes de coses, però ella de les coses que ha perdut. “Escriure aquesta llista de coses que he perdut és una manera de no perdre-les”. “Fem llistes de coses que hem de fer per oblidar-nos de recordar-les”, d’aquesta manera comprem libres per no oblidar que l’hem de llegir Malgrat triguem anys a llegir-ho.

També va parlar de les absències que és un tema que m’interessa literàriament. “Les absències tenen la materia força que les presències”. Per això hi ha tantes històries de fantasmes. Les absències omplen els buits de les històries familiars. Aquella història que sempre està amagada, aquell familiar del que no es parla, tot els silencis. Imagino que una persona nascuda a Alemanya pot explicar moltes d’aquestes absències i silencis. “Com a espècie, estem acostumats a escriure històries de substitució” què ha passat amb el pare? Amb l’avi? Schalansky va confessar que fa “arqueologia reconstruint a partir de fragments dispersos”. I reivindica que no són històries falses sinó inventades, emplenant els buits, els forats. Aquest inventari de coses perdudes també em va fer pensar en els gabinets de curiositats.

Schalansky també va parlar de la reconstrucció del passat, de com creem un relat perquè el passat no és un cosa tancada, sempre s’interpreta. No és el mateix com les pel·lis dels anys 80 parlen dels anys 50 a Alemanya a com ho fan les pel·lis avui en dia de la mateixa època.

“Una memòria que ho retè tot, en realitat no retè res” Borges.

Reflexiones sobre la crisis de la mediana edad, que se cura caminando

Andar por el placer de andar, sin otro objetivo. Cada mañana miles de mujeres mayores quedan con sus amigas para ir a andar a parques, paseos y ramblas. Cada noche de verano, expediciones de mujeres abandonaban las callejas blancas de mi pueblo para lanzarse a la negritud de la carretera o el silencio de la montaña, aprovechando el único momento en el que el calor da tregua en Andalucía. Andar como entretenimiento, actividad física, hobby, como forma de desplazarme predilecta, como viaje. No resulta novedoso en mi vida, puesto que hace años que andar por el simple placer de andar es una actividad habitual para mí, a menudo compartida con personas queridas. Hago viajes a lugares lejanos donde recorrerlos andando es el principal objetivo y los paseos vespertinos con mi madre son nuestra rutina diaria como un momento de descomprensión de la jornada laboral y de tiempo compartido juntas. El deseo de andar se convirtió en exacerbado durante el confinamiento más duro y dio paso a la frustración cuando empezaron las fases de desconfinamiento por no poder hacerlo lejos del cemento, los edificios, las naves industriales y las estrechas aceras. En mi ciudad, la más masificada de Europa, no se cortaron calles para habilitarlas para el paseo.  Pero es cierto que en los últimos meses cuando la vida me ha dado un revolcón, andar ha sido una revelación, ha adquirido un valor casi vital como una actividad sanadora, curativa, liberadora. Han sido espacios de socialización, de risas, de descubrimiento y conocimiento mutuo, pero también de reflexión, de confidencias, de intimidad que facilita el ir caminando, a menudo sin rumbo, acompañada siempre por personas cercanas, algunas del batallón de sororidad  que se movilizó para tejer la red que evitara que cayese. Andar para dejar fluir las conversaciones,  hilos de ideas y pensamientos que se van enredando como una madeja a medida que avanzan nuestros pies.

Y justamente andar es una de las principales salidas a la crisis existencial de la mediana edad que apunta el filósofo Kieran Setiya  en un ensayo En la mitad de la vida. Una guía filosófica. “Existe un placer en salir a dar un paseo, vagar por ahí o hacer montañismo, no para llegar a ninguna parte, sino por el bien mismo de andar. Andar a es atélico: a diferencia de volver caminando a casa, no tiene por objetivo su propia terminación”.

Setiya nos ilustra sobre las actividades télicas (del griego “telos”: final) “que conducen a estados terminales, en los que éstas se acaban, y por lo tanto se agotan”. Son aquellas actividades que tienen un objetivo que cumplir, que realizas para llegar a un término. Después están las actividades “atélicas  que no conducen a ningún punto ni se agotan. Serían el caso de escuchar música, pasar el rato con los amigos o la familia o ir a dar un paseo.

Según Setiya, en gran parte la crisis de la mediana edad se produce porque cada vez más construimos nuestra vida en torno a actividades télicas, una existencia basada en proyectos con objetivos que tenemos que cumplir, planes, y logros. Me reconozco en esta mentalidad. Mi tendencia excesiva hacia las actividades télicas. Tengo listas diarias, semanales, mensuales, anuales, vitales de logros y objetivos que quiero alcanzar. Y como soy tan disciplinada me esfuerzo por conseguirlos y pongo todos los medios y rigor en lograrlo. “Estos proyectos son la fuerza motriz que nos impulsa hacia el futuro y una razón para vivir”, asegura Setiya.

Pero la mentalidad télica es una trampa en sí misma, porque te aboca a una existencia centrada en agotar proyectos, en completar planes, en consumir objetivos. Una fuente de frustración y insatisfacción, un sinsentido que lleva a la crisis existencial que expone Setiya (El vacío está en la esencia  de la orientación télica”) o al abismo del que hablaba Schopenhauer. “El problema de estar consumido por los planes, obsesionado por hacer cosas. Si tus fuentes de significación son abrumadoramente télicas, sea cuál sea su valor, el éxito de los planes solo puede significar su cese. Es como si estuvieras luchando por erradicar el significado de tu vida, y este solo se salvara porque es demasiado grande o porque sigues encontrando más” (Setiya). Según este filósofo, si tu motivación vital nace del sufrimiento de cumplir tu objetivo, cuando cumples el objetivo lo pierdes, pones fin a una actividad que hace que tu vida sea valiosa. “Este motor de autodestrucción  es el que alimenta la crisis de la mediana edad” (Setiya). Y pone un ejemplo claro: es como si te esforzaras por conseguir amigos con el fin de luego decirles adiós.

Las reflexiones de este ensayo me han hecho pensar en algunos pensamientos de Virginia Woolf en "Las Olas"

“Y sin embargo, la vida es agradable, es tolerable. El martes sucede al lunes; luego viene el miércoles. El espíritu crece y se multiplica. El sentimiento del Yo se fortifica; también el dolor es absorbido en este continuo crecimiento. Abriéndose y cerrándose, cerrándose y abriéndose, con un incesante murmullo, el apresuramiento y la fiebre de la juventud encuentran su empleo hasta que todo ser parece maniobrar con la perfección de un mecanismo de rejo ¡ con qué rapidez nos transporta la corriente de enero a diciembre! ¡somos arrastrados por un torrente de las cosas y estas cosas se han tornado tan familiares que ya no percibimos su sombra”

Quiero vivir siempre

Reconozco la sensación cuando llega un momento en tu vida en que te preguntas: ¿Esto es todo lo que hay? ¿Cuál es el sentido de estar aquí? ¿tengo una vida que vale la pena ser vivida? Sólo tengo una vida, ¿la estoy viviendo como debería o desperdiciando este regalo?  Y no es una crisis de la modernidad, la Odisea ya hablaba de la crisis de la mediana edad cuando nos encontramos a Ulises en plenos episodios de infidelidad, borracheras, muerte del padre y  necesidad de terapia familiar. El libro cita un estudio norteamericano que sitúa la crisis de la mediana edad en torno a los 46 años como la parte baja de una U mayúscula donde el inicio de la letra es la juventud y el final es la vejez.  Satiya asegura que la crisis de la mediana edad surge de la opresiva necesidad de trabajar, no de la ausencia de valor del mundo.

El ensayo propone dedicar tiempo a cosas que no sean uno mismo y dejar de mirarse el ombligo, pero también a la importancia de reservar espacios en nuestra vida para hacer actividades con valor existencial, actividades con sentido. “Si pierdes contacto con el valor existencial , si no encuentras tu propio espacio para las actividades de los dioses, …”. Habla de la contemplación  como actividad ociosa y superflua, hecho que nos haría sentir culpables en esta sociedad hiperproductiva, pero es que aquí radica su gloria. “Parece que la felicidad reside en el ocio, en efecto, nos privan del ocio para tenerlo, igual que hacemos la guerra para tener paz”. Y no quiere decir que trabajar, facturar, tener obligaciones  y responsabilidades no sea importante pero “atrapado en la rueda de lo que hay que hacer, un día tras otro, puede que no tengas tiempo para lo que quieres pero no necesitas”.

Setiya también se centra en un capítulo en la sensación de arrepentimiento, de la pérdida por las vidas que ya no tuviste, que pueden ocasionar la crisis existencial de la mediana edad. La tortura de las cosas que pudiste hacer y no hiciste. Lo que hiciste y lo que dejaste de hacer. La culpa de la acción y la omisión. La carrera que no elegiste, la beca a la que no te presentaste, el trabajo que no cambiaste, la pareja que escogiste. Sin embargo, lo que aconseja es no dejar estas ideas de arrepentimiento en un plano ideal o abstracto sino cotejarlas con la realidad, lo más concretas posible, porque a lo mejor entonces te das cuenta que tampoco eran la opción que habrías querido vivir. Como me dijeron una vez, hay que distinguir los sueños (por los que hay que luchar) de las fantasías. Y no debería generarme frustración no haber sido corresponsal de guerra, vivir en otra ciudad o dar la vuelta al mundo en velero porque me muero de miedo si veo una cucaracha así que imagínate un tiroteo, no podría vivir lejos de mi familia y amigas, y me mareo en patinete de pedales en el mar. “No sopeses alternativas de manera teórica, acércate: deja que lo especifico adquiera importancia frente a la gran caricatura de las vidas no vividas”.  “En la mediana edad estamos expuestos al dolor del deseo no satisfecho”. Cuando eres joven las pérdidas son futuras, vidas aún no vividas. A los 45, son vidas que ya no has vivido ni estás viviendo, son pérdidas pasadas y presentes. Aún así, prudencia en esos volantazos en medio de crisis existenciales:  “Piensa que aunque hay razones para cambiar nuestra vida – trabajos frustrantes, matrimonio fracasados, mala salud – el propio atractivo del cambio puede resultar engañoso … es fácil exagerar ese valor de cambio … Piénsate lo dos veces antes de destrozar tu casa. ¿Es su interior lo que odias o el hecho de que tenga muros”

El libro apunta que todo el desencadenante de esta situación es la conciencia de que la muerte no es una abstracción, sino una amenaza real. La asunción que somos mortales.  Que con suerte estamos a mitad del trayecto. Y tal vez, al final, tanto andar nos permite dilatar el destino y disfrutar del camino

“No quiero morirme, no quiero ni quiero quererlo. Quiero vivir siempre, siempre, siempre” Miguel de Unamuno.

diumenge, 20 de febrer del 2022

La lluita per la justicia ambiental de les dones de la Terra de foc

 Els romans la coneixien com a Campania Felix per la riquesa i fertilitat d’aquestes terres i els seus aqüífers i la bellesa del paisatge al peu del Vesuvi. Avui la zona situada entre les províncies de Nàpols i Caserna és coneix com a “Terra dei fuochi”, un dels majors abocador de residus tòxics industrials del món. Una terra enverinada, un paisatge desolador on s’han estat abocant i cremant residus que han contaminat terra, aigua i aire.  

Aquesta és una història de devastació premeditada i sistemàtica de la terra que implica crim organitzat, política i empreses, per evadir els costos i impostos que comporta la gestió dels residus tòxics industrial. Però també és una història sobre l’asimetria de poder entre el sud i el nord d’Itàlia, entre les empreses, els polítics i la màfia i les comunitats i veïns. Darrera d’aquest desastre ambiental i de salut pública s’amaguen els interessos econòmics del tràfic de residus perillosos i nocius de la industria. Segons el documental, “Residuos: No hay marcha atrás”, “el tráfico ilegal de residuos mueve unos 14.000 millones de euros. Este es uno de los negocios más rentables, después de las armas y las drogas".





Les arrels d’aquesta catàstrofe les trobem als anys 80 quan alguns clans familiars vinculats a la Camorra se n’adonen del negoci de la gestió dels residus i aconsegueixen una situació de monopoli amb la inèrcia, indiferència o complicitat de les autoritats que van decidir que la Campania seria la regió on ubicar els abocadors en nom del bé comú. 410.000 camions han transportat més de 10 milions de tones de residus tòxics del nord al sud d’Itàlia, segons el documental “La terra dei fuochi”.

Es va escollir una comunitat aparentment feble i apàtica, acostumada a baixar el cap davant dels abusos de poder. Tanmateix, en aquesta ocasió es va formar una resistència que es va organitzar per la justícia ambiental. Les protestes de la població van arribar al seu punt àlgid l’any 2008 amb la creació de campaments on els veïns van viure durant mesos en caravanes i tendes de campanya. “Questa é la frontera tra cittadini e Stato: la salute pubblica e la tutela del territorio, nostro bene più prezioso, perché stracarico di storia e di patrimonio culturale”, explica l’escriptor Erri de luca al pròleg del llibre “Teresa e le altre”. En aquell moment, el govern neoliberal de Silvio Berlusconi va decretar el control militar de la zona i va donar autorització per reprimir amb violència les accions de protesta que impedien el pas de camions o el funcionament dels abocadors. La coneguda com a “guerra dels residus” va arribar a les portades nacionals i internacionals, aconseguint el suport de l’opinió pública i obligant el govern de Berlusconi a fer marxa enrere.

 La famosa obra “Gomorra” di Roberto Saviano al seu darrer capítol titulat “la Terra dei fuochi” parla dels residus tòxics a la Campania i de l’increment de malalties i tumors relacionats. A Novella Vitale aquest fragment li va canviar la vida. Va fotocopiar aquest capítol i el va repartir per la feina, les botigues i les bústies dels seus veïns. “Da quel momento, comunque, ho sentito fortemente che dovevo faré qualcosa per mia figlia, per la mia gente, per la mia terra”. Ho explica al llibre “Teresa e le altre” coordinat pel professor d’humanisme ecològic Marco Armiero, on les dones parlen en primera persona d’aquelles protestes. ”Non potremmo interrogarci su come una data ricerca sia stata influenzata da quanto accade nella società”( Armiero, 2014).

Un coneixement encarnat 

Aquesta recerca es basa en una producció de coneixement que dona veu a les persones que experimenten aquesta realitat, com a cossos que són rellevants per la seva participació i implicació en el conflicte.   “La prima volta che ho visto un rogo di rifiuti: un dolore fitto, come un pugno nello stomaco, che non mi permetteva di stare in piedi, una sensazione di nàusea che rasentava la voglia di vomitaré”, explica Nunzia a “Teresa e les altre” (2014). No és un coneixement sorgit d’un laboratori, sinó des dels vincles de la comunitat, del saber compartit, de la vivència dels cossos, del dolor i del patiment. 

En un article del 2004 publicat a la revista The Lancet Oncology, els doctors Alfredo Mazza i Kathryn Senior relacionen l’increment de casos de càncer a la zona de Nàpols i Salerno amb la contaminació ambiental de la zona. Al documental “Residuos: No hay marcha atrás”, Marilena Natale reitera que l’augment de casos de càncer està relacionat amb els crims ecològics de la zona. L’evidència científica confirma els elevats índex de malalties cancerígenes a la “Terra dei Fuoghi”, però els testimonis de “Teresa e le altre” posen de relleu el saber informal i l’experiència directa i el dany ambiental encarnat en la malaltia.  Al llibre “Teresa e le altre”, Nunzia  relata els dolors a l’estomac, als intestins, les diarrees, les hemorràgies, la solitud, la tristesa, les intervencions quirúrgiques, les hospitalitzacions, les dificultats de mobilitat per una  malaltia autoimmune que es vincula a la contaminació de la zona: “Che cosa il mio corpo mi stava comunicando con le continue infezione che mi colpivano e la diffusa putrefazione delle mie ferite chirurgiche, perennement aperte”.

A través de la vivència per les malalties i morts dels familiars i amics, el patiment de les protagonistes del llibre es transforma en activisme polític: “Dopo la mia malattia, la battaglia per la difesa dell’ambiente è estata la mia ragione di vita, il mio ruolo sul pianeta”, confessa Nunzia a “Teresa e le altre” (2014).

 

El relat en primera persona de les dones  

Aquesta obra recopila la connexió entre epistemologia i política. És un projecte epistemològic feminista que parteix d’una democràcia cognitiva perquè inclou la perspectiva de les dones protagonistes en aquesta lluita, punts de vista que han estat marginats i subjugats.  Estem parlant de fèmines del sud d’Itàlia, on per la seva condició de dones i pel crim organitzat a la zona han estat educades en el silenci i l’obediència: “Dobbiamo estaré buoni e tranquilli mentre la nostra terra viene devastata”, assegura Novella Vitale a “Teresa et le altre” (2014).

I és que en aquesta lluita per la justícia ambiental les dones tenen un paper protagonista. “Non figlie, non madri, non mogli: innazitutto done contro la riduzione del loro paraggi a pattumiere infette. Donne oltre la prima linea, che è trincea difensiva: donne a ocupare lo spazio vuoto tra le prepotenze di Stato e la legittima difesa della loro comunità”, recorda Erri de Luca al pròleg del “Teresa e le altre.

Més enllà de les dades numèriques, el relats en primera persona del llibre coordinat per Armiero  ajuden a fer pensable i visible el dany ambiental a través de les veus expertes.  Les posicions postestructuralistes parlen del llenguatge com a agent que construeix la realitat social, les percepcions i representacions que ens fem del món. Per tant, ens trobem amb un projecte de guerrilla narrativa on el relat esdevé un instrument de resistència i assumeix la responsabilitat del punt de vista. A més, les protagonistes parlen de les olors, sabors, llengües que s’inflen, ulls que piquen, ganes de vomitar, dolor a l’estomac aconsegueixen fer tangible els efectes tòxics amb un discurs multisensorial que contribueix a donar rellevància política als residus.

Identitat d’una comunitat empoderada   

 “Stare al presidio significava rivendicare il diritto ad abitare in un ambiente non contaminato, a tutelare la pròpia salute e quella dei propi figli, ma anche delle radici comunei, preservando un luogo fortamente identitario qual è il Vesuvio”, recorda Carlota Caputo, al llibre coordinat per Armiero (2014), il·lustrant l’experiència de resistència col·lectiva que ha generat un sentiment de comunitat, ha transformat els vincles i ha aportat a assumir un rol políticament actiu. I conclou Caputo: “un’esperienza di partecipazione democràtica e di lotta civile, che ha cambiato per sempre la loro manera di relazionarsi all’ambiente in cui vivono. Persone diverse per estrazione sociale, livello di istruzione, età, genere, ideologia política , reddito, tutte accomuante dall’intento di difendere il propio territorio bloccando l’apertura della discarica”

Al reportatge “Terra dei fuochi oggi: come sono stati identificati rifiuti tossici e discariche” es mostra com les anàlisis geoquímiques i geofísiques han permès evidenciar la transformació del territori de la Campania per causa dels residus tòxics, una fita de l’Antropocè. Aquest tipus de coneixement de la ciència tradicional ha estat clau per donar autoritat a les denúncies, però també s’ha complementat amb la generació de coneixement que han aportat les comunitats epistèmiques i l’activisme basat en l’evidència. En aquest cas, podríem citar-ne iniciatives com l’organització de comitès de vigilància de les fogueres que eren registrades en una web o la recollida de documentació i entrevistes per poder presentar demandes al Parlament italià i europeu.

De fet, estaríem davant de comunitats epistèmiques híbrides atès que s’ha produït una col·laboració entre la ciència tradicional i el saber experiencial.

L’obra “Teresa et le altre”, coordinat pel professor Marco Armiero és un projecte que exemplifica com fer sensibles els residus i la seva toxicitat a través del relat de dones que encarnen el coneixement en els seus propis cossos i que han participat en l’activisme basat en l’evidència i han format part de comunitat epistèmiques per lluitar per la justícia ambiental.

Aquest article ha estat possible gràcies a les converses i a la documentació aportada per Brigida Di Salvatore, una de les dones autores del llibre que explica la seva experiència com a portaveu del campament i les protestes de Serre a "Teresa e le altre".