diumenge, 7 de setembre del 2025

18 días en furgoneta por el norte de Italia

 

Es curioso cómo, a veces, algunas personas sentimos que pertenecemos a un lugar donde no hemos nacido. El Mediterráneo, y más concretamente Italia, despiertan en mi esa sensación. Italia es la patria donde no nací. O tal vez viví en otras vidas. Para una apasionada de la historia, la cultura, la literatura, el arte, la belleza, Italia es una fuente inagotable de admiración.

 

El gran tour en furgoneta

En el siglo XVIII comenzó la tradición cultural conocida como el Gran Tour, según la cual los jóvenes de familias adineradas viajaban a Italia para contemplar la belleza del legado antiguo y así completar su educación y formación como personas. Italia se convirtió en lugar de culto y peregrinación. Como aquellos antiguos viajeros, nosotros hemos realizado un gran tour, pero de 18 días y en furgoneta en julio de 2025.

  •             Etapa prólogo. Frontera franco-italiana, en un cámping junto a la autopista.

  •             Primera etapa: Toscana. Con base en Siena, y visitando Lucca, Pisa, Florencia y algunos pueblecitos de la zona. Alojamiento en un cámping en Siena.
  •             Segunda etapa. Emilia Romagna. Con base en Bologna,  visitando Rávena, Módena y Ferrara. Alojamiento en un hotel en la periferia de Bologna.
  •             Tercera etapa. Veneto. Con base en Padua, visitando Venecia y Vicenza. Alojamiento en una residencia, que es un antiguo hospital.
  •             Cuarta etapa. Dolomitas, con base en un cámping cerca de Trento.
  •             
    Epílogo
    . Viaje de vuelta con etapas en un cámping en Briançon y un hotel en Montpellier.

Cada día era una nueva maravilla, cada día con la boca abierta. Y eso que ya había visitado algunos de los lugares, pero ha sido precioso redescubrirlos. Catedrales, iglesias, plazas, callejuelas, museos, mosaicos, frescos, estatuas, palacios, puentes, ríos, lagos, montañas.

3.600 km sólo en coche, sin contar los quilómetros recorridos en tren y autobús (porque nos hemos movido mucho en transporte público) y andando (cada día hacíamos muchos quilómetros a pie). Trajimos también algún quilo de más, sobre todo de helados de pistacho, pasta, pizza (un paraíso para las intolerantes al gluten como yo!) y capuccinos y expresso machiato.

Uno de los mejores viajes de mi vida.

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