dissabte, 7 de maig del 2016

Dubrovnik, la perla del Adriático


El rojizo de sus tejados, la blancura deslumbrante de sus fachadas medievales, su perfil recortado sobre el azul de un mar salpicado de infinidad de islas paradisíacas… todos los colores son intensos en Dubrovnik. Caerás embrujada por la belleza plácida de esta ciudad croata a orillas del Adriático.

Artículo publicado en 2009 en Feminas.com

 “Todos los que busquen el paraíso terrenal que vengan a visitar Dubrovnik”, aseguró el dramaturgo George Bernard Shaw. Aunque en alguna ocasión, durante el paseo por sus callejas empedradas, se te puede ocurrir que ese paraíso terrenal está más cerca de las calderas del averno de lo que pensabas. Y es que en Dubrovnik el calor es tan intenso como seguramente sólo puede serlo en el infierno.

La ciudad deseada
Pese a su sofocante temperatura, la arrebatadora belleza de esta ciudad patrimonio mundial de la UNESCO merece ocupar uno de los primeros puestos entre las urbes más hermosas del mundo. Pero a menudo la belleza despierta muchas envidias. Tal vez por eso son muchos los que se han empeñado en destruirla. El intento, desgraciadamente logrado, más reciente fue durante la guerra de los Balcanes: los bombardeos serbios le infringieron graves daños, paliados por expertos de todo el mundo que se trasladaron a la ciudad para recuperar su antigua belleza. Hoy, Dubrovnik es la obra más compleja y extensa de reconstrucción del patrimonio mundial.

En el transcurso de su turbulento pasado esta ciudad amurallada llegó a ser uno de los puntos más importantes entre cruces de caminos. Dubrovnik ha sido objeto de deseo de grandes civilizaciones e imperios. Todos lucharon por dominarla, pero la pequeña República de Dubrovnik resistió y consiguió mantener su independencia, como un homenaje a la libertad.

Un paseo por las murallas

Quizá porque tuvo que defenderse de tanto ataque codicioso, la imagen emblemática del perfil de Dubrovnik es su muralla, que protege la ciudad a lo largo de 1.940 metros. Así pues, en tu visita a la perla del Adriático es imprescindible un paseo por ella (la entrada es de pago), así como imprescindible es llevar crema solar y una gorra.

Desde la muralla podrás admirar el ajetreo de la calle Stradun, que comunica las dos puertas de la ciudad, el claustro del monasterio franciscano o el golondrineo alrededor de la fuente que da la bienvenida a los visitantes y era el símbolo de ostentación de la riqueza de la ciudad. Pero, sin duda, lo más destacado del paseo es la vista del sus tejados. El color de sus tejas medievales es único en el mundo, tanto que fue imposible de reproducir a la hora de sustituir los tejados dañados por los bombardeos. Notarás la diferencia de color a simple vista. 

Y para recuperarse de la caminata y el calor, podrás tomar un baño en alguna de las playas de roca que surgen bajo la muralla.

Islas de otro tiempo

Eso sí, si buscas playas paradisíacas no las vas a encontrar en las abarrotadas costas de Dubrovnik. Afortunadamente, ese paraíso está justo delante: en algunas de las decenas de islas que serpentean su horizonte. Croacia tiene más de 1.110 islas, aunque sólo 50 habitadas, y las aguas más límpidas del Mediterráneo. Precisamente de la isla de Brac se extrae la piedra que imprime su sello de blancura a las fachadas de Dubrovnik.
Existe la posibilidad de dar paseos en velero por la costa de uno o varios días de duración, algunos con menú incluido y visitas turísticas organizadas. Pero si prefieres ir por libre, lo mejor es decidirte por una isla y tomar un barco en el puerto, lugar desde donde emprendió su viaje hacia Oriente el vecino más famoso de Dubrovnik, Marco Polo.

Y si quieres descubrir Croacia...
Una experiencia totalmente recomendable es no quedarse sólo en Dubrovnik y salir a explorar el país. Posiblemente la mejor opción es alquilar un coche o una moto, o tomar un autobús, y recorrer la costa hacia el Norte donde podrás visitar encantadoras ciudades como Split, Trogir y Zadar. Más al interior no deberías perderte el espectáculo de la Naturaleza que ofrecen los Lagos de Plivitce en uno de los múltiples parques naturales del país.


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