diumenge, 8 de gener del 2012

Inside Job

Perplejidad, rabia, indignación, impotencia son las sensaciones que te deja durante días el documental Inside Job de CharlesFerguson.


La película explica el origen y las causas de la crisis financiera, y por lo tanto, de la crisis mundial, que sitúa en la desregularización financiera en Estados Unidos en los años 80. Ahí y en la codicia, falta de escrúpulos y criminalidad de una élite financiera, económica y política de USA. De hecho, revela como después del crack del 29 en Norteamérica se impusieron prudentemente unas leyes restrictivas  para evitar que se volviera a repetir una nueva crisis como aquella. Leyes que han demostrado ser eficaces pues evitaron crisis hasta los años 80, cuando la llegada al poder del liberalismo salvaje de la Administración Reagan las elimina. Algunas de esas leyes por ejemplo establecían dos tipos de mercados. El mercado financiero para especular. Y el mercado de los pequeños ahorradores con el que no se podía especular para evitar que cayeran en riesgos que desconocían. La desregularización permitió especular con los pequeños ahorradores, con las hipotecas de la población, con productos financieros tan complejos que nadie entendía y que inflaron para enriquecerse a sabiendas de que no era seguros. En este juego participaron las agencias de calificación de riesgo otorgando como valores seguro lo que no lo era.
Reconozco que en ocasiones resulta complicado seguir la trama, especialmente para alguien no experto en economía y sobre todo por la gran cantidad de nombres propios de implicados que aparecen. Sin embargo, no quedan dudas sobre la implicación y la culpabilidad de los directores de bancos e industrias financieras que se enriquecieron llevando a la ruina a sus propias empresas. Y al resto de técnicos que por debajo se dedicaban a invertir en contra de unos bonos aparentemente seguros que vendían a sus clientes.

La cinta también presenta el conflicto de intereses que surge a menudo cuando los expertos y académicos “aparentemente objetivos” que realizan informes para avalar productos o estrategias después resulta que están pagados por las mismas empresas financieras.
El documental se construye sobre todo con cifras, datos pero también a través del testimonio de financieros, políticos, periodistas y académicos de primer  nivel. Los que se han dejado entrevistar, por supuesto.  El entrevistador es incisivo, directo, con preguntas oportunas, preparadas, documentadas que dejan a los entrevistados en evidencia: sin palabras, dando evasivas, contestando torpemente o pidiendo directamente que apague la cámara. Porque no tienen argumentos para defender lo evidente.  Que hay una trama de contactos donde están implicadas muchas personas y que se han enriquecido estafando a sus empresas, a la población en general y a los países. Y lo peor, han llevado al mundo a una crisis sin precedentes.

Igual que hay crímenes contra la humanidad, crímenes medioambientales por el  daño que generan a todo el planeta, debería existir un tipo de crimen y una condena ejemplar por la estafa económica.

Sin embargo y lo que enerva más del reportaje es que estos delincuentes no son juzgados porque sigue siendo la misma élite, los suyos los que han de tomar la decisión de llevarlos a los tribunales. Y es que además de estafar al mundo, y enriquecerse mientras empobrecen a la población, encima son premiados por su nefasta y delictiva gestión con puestos de responsabilidad en otras empresas. Y lo que es peor. En los gobiernos.

Me quedé perpleja al descubrir que el mismísimo Obama ha puesto a varios de ellos con cargos públicos en su Administración para tomar decisiones económicas. ¿No se ha demostrado que sus decisiones económicas y su gestión ha sido nefasta y con consecuencias terribles? ¿Por qué se les reconoce la mala gestión con puestos públicos? No entiendo este tipo de criterios. Cuando un profesional de cualquier otra disciplina comete una negligencia, un delito en el ejercicio profesional, cuando ejerce su profesión de manera pésima no se le premia con un puesto mejor. Al arquitecto incompetente que diseña un edificio con materiales defectuosos sabiendo que se derrumbará, cuando se derrumba y se demuestra su responsabilidad no se le convierte en presidente del colegio de arquitectos.

Lo peor es que en una economía tan globalizada la mala gestión, la estafa de estos personajes tiene consecuencias en todo el mundo. En el documental aparecen los testimonios de trabajadores de fábricas chinas que explican como la crisis ha llegado hasta su remoto pueblo con menos encargos de material, y por lo tanto, menos trabajo, más miseria. Las consecuencias no son datos ni estadísticas, son personas, son historias. Somos todos. Es mi amiga maestra que no puede pagar el alquiler porque se le acabó el paro porque hace un año que no la llaman para hacer substituciones porque la Administración no está cubriendo las bajas, porque no hay dinero. Las consecuencias son las pequeñas empresas donde trabajan mis amigos en que como un reguero han ido desapareciendo los compañeros, se han ido quedando vacías las mesas, los ordenadores sin encender, los teléfonos sin sonar. Las consecuencias son tantos compañeros de profesión que se están quedando en la calle por radios, televisiones, revistas, diarios que echan el cierre. Las consecuencias son el padre de una amiga enfermo de Alzheimer esperando un año y medio un diagnóstico para poder tratarse. Son todas esas historias con nombre y apellidos los que están pagando la factura de los abusos de unos criminales que siguen revolcándose en su dinero y su poder.
El documental ha ganado diferentes premios, entre ellos el Óscar al mejor documental en 2011.


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