divendres, 19 d’agost del 2011

Austeridad, responsabilidad y cordura, rasgos que admiro de Noruega


Además de por su naturaleza espectacular, envidio a los noruegos por una serie de cualidades que forman parte de su manera de pensar y actuar como personas y como país.

Una de las cosas que más te sorprende es la cantidad de parejas jóvenes que encuentras con un mínimo de tres hijos. ¿Parejas jóvenes con tres hijos? En España se trataría de un fenómeno insólito. Claro, una de las explicaciones se encuentra en las condiciones de vida de los Noruegos y en su extraordinario Estado del Bienestar que facilita la conciliación de la vida familiar y laboral. Todas mis amigas madres trabajadoras ponen los ojos en blanco cuando les explico que las noruegas tienen dos años de baja por maternidad. Este sería sólo un ejemplo de las amplias condiciones sociales con las que cuentan. Ahora bien… estas condiciones no salen de la nada. Para tener prestaciones, el Estado necesita tener dinero. Así pues a la gente no le hace tanta gracia cuando explicas que el Estado se queda el 50% del sueldo de los noruegos.

En España nos gustaría tanto disponer de las prestaciones sociales que tienen ellos, pero no queremos ni oír hablar de pagar más impuestos. No sé de dónde nos pensamos que sale el dinero para pagar esas prestaciones. Me gustaría ver quién es el partido político que se atreve a hacer una campaña electoral prometiendo que subirá los impuestos. Sería su aniquilación segura. Porque aquí preferimos conseguir votos prometiendo menos impuestos, es decir, menos prestaciones, menos servicios, menos equipamientos. A veces, creo que cada uno tiene el país que se merece.

Y es que Noruega también ha sido uno de los países menos afectados por la crisis y que mejor se está recuperando. Y no es casualidad. Han hecho una gestión responsable y prudente de sus recursos. El Estado pero también la población.


Empezando por el Estado. En los años sesenta se descubrió que Noruega era rica en petróleo. Además por la orografía del terreno y por la cantidad de ríos, lagos, fiordos y cascadas existentes también tienen una potente industria hidroeléctrica. Sin embargo, en vez de ponerse a explotar a destajo los pozos de petróleo, y conscientes que era un recurso escaso y con un final, hicieron una explotación responsable y prudente. Por eso, es poco conocida Noruega como una potencia petrolífera, porque no extrae de manera masiva. Extrae poco a poco, lo que necesita. Y es más. Un porcentaje elevado de lo que gana con el petróleo, el Estado lo invierte en políticas sociales. Y aquí no acaba la gestión responsable de su riqueza natural: el 10% de lo que gana con el petróleo, el Estado lo guarda, lo ahorra… para cuando vengan las vacas flacas. Conociendo la construcción salvaje, la explotación descontrolada que en España hacemos de nuestros recursos naturales… estoy segura que ya habríamos secado los pozos hace tiempo. Como diría la sabiduría popular, eso es pan para hoy y hambre para mañana. Aquí muchos han preferido invertir todo su dinero en comprar fruta a granel para darse un hartón hoy, sin pensar que mañana se echaría a perder y no tendrían nada para comer. Aquí hemos preferido llenarnos los bolsillos hoy con la construcción, en vez de invertir en crear riqueza para el país.

De la misma manera prudente, con cordura, pensando en las generaciones futuras y no sólo en la riqueza del presente, que actúa el Estado lo hace también la población. No sé si es influencia de su mentalidad luterana, pero la austeridad y la discreción caracterizan a los noruegos. Disponen de coches resistentes y de calidad pero por la necesidad que impera en un país que está bajo la nieve la mitad del año y con unas carreteras que dejan mucho que desear. Pero son coches seguros, resistentes y confortables, que tienen hace año y que van reparando y arreglando cuando se estropean. Igual que la ropa. Ropa cómoda, resistente, de calidad, que les dura mucho tiempo y que amortizan durante años. Los mismos adjetivos podríamos utilizar para sus casas funcionales, discretas, cómodas, que resguarden del frío y donde pasar horas en las noches de sol del duro invierno.

En su mentalidad no tiene lugar la ostentación, la suntuosidad, el lujo, el aparentar. Así han sido educado, y así han vivido. Nunca por encima de sus posibilidades, sino con lo que necesitaban. Al contrario que en otras latitudes, donde la población compite por ser el que más tiene: la casa más grande, la ropa de marca más cara, por cambiar de coche, de móvil, de moto cada dos por tres. La ostentación, el aparentar son deporte nacional.

Estoy segura que esa mentalidad austera y responsable ha salvado a los noruegos de la crisis, y nos ha atrapado a nosotros en el barro.


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