dissabte, 12 de gener del 2013

El profesor de Frank McCourt


Cómo se enfrenta un profesor a un aula de adolescentes? Cómo conseguir atraer su atención hacia el temario de literatura cuando ellos tienen otros intereses en aquel momento en la vida? Por qué no enseñan en la Universidad que ser profesor no es solamente impartir una materia sino imponer disciplina, ganarse a la clase? De todas estas cosas nos habla el libro el Profesor de Frank McCourt, que se hizo famoso cuando el libro sobre su infancia “Las cenizas de Ángela” se convirtió en un best-seller y ganó el Premio Pulitzer.

De hecho, su infancia en Irlanda es uno de los primeros recursos que encuentra el jóven e inexperto profesor en sus primeros años de enseñanza. Se trata de un recorrido por los 30 años de ejercer de profesor de literatura en diferentes institutos de Nueva York. Y son los alumnos los que le piden que se dediquen a escribir cuando el profesor de jubila. Fruto de esa petición surgió Las cenizas de Ángela.

A lo largo de las anécdotas e historias donde vas viendo su evolución a la hora de gestionar y ganarse una clase, de relacionarse con los padres, con los otros profesores y directivos del centro, el autor también va dando pinceladas de su vida personal. Su pasado en Irlanda, su primer y desconcertante amor en la Universidad, el tiempo de trabajo duro en los muelles, su matrimonio frustrado, sus dos años en el Trinity College intentando acabar una tesis. Pero básicamente se trata de una crónica de sus clases, desde finales de los años 50 con chavales rebeldes que pretenden imitar a James Dean, a las clases multirraciales de los años 60, 70 y 80. De escuelas en barrios con dificultades socioeconómicas a escuelas en barrios de alto nivel económico. A lo largo de toda la obra vas viendo la evolución del profesor que en un primer momento esta aterrorizado por la clase, hasta los recursos va poniendo en práctica a lo largo de los años para captar la atención de los chavales y finalmente cuando se convierte en un profesor original, creativo, extravagante, apasionado, al estilo de El club de los poetas muertos. Al final, te das cuenta que McCourt triunfa como profesor porque más que  hacer caso a directrices académicas sigue su intuición, a veces sin saber ni a dónde le va a lleva esa idea. Y también es un compromiso personal de dar clase poniéndose a la altura de los alumnos, y no desde las alturas del stablishment de profesores y directivos. Decide que su forma de enseñar se basará en escuchar a los alumnos, en ponerse

Aunque no es un libro brillante, es una lectura interesante. El libro está escrito con mucho sentido del humor, y se lee de forma ágil y fácil, una lectura muy amena y distraída que te arranca muchas sonrisas. Y alguna carcajada.

El interés del libro es su vigencia. No importa que hable de aulas de Nueva York en 1959. O de la excursión de 30 chicas negra del Bronx a ver una película a Times Square a mediados de los setenta. En las actitudes, recursos, comportamientos, diálogos de la obra reconozco las mismas cosas que me explican hoy las personas cercanas que se dedican a la enseñanza (y la gran mayoría de mi entorno son profesores). Alumnos que te retan porque se apoyan con la silla en la pared, padres separados a los que has de hacerles dos reuniones porque no quieren ir juntos a la reunión con el profesor, bocadillos que vuelan por clase, alguien que es discriminado por ser diferente.

Uno de los momentos que más se me ha quedado en la memoria del libro es la etapa en la que el autor da clases para adultos y les hace escribir redacciones explicando sus opiniones sobre temas de actualidad o polémicos. Y ellos no quieren hacerlo. En primer lugar porque lo que quieren es que el profesor les dé la lección y les dé el contenido a estudiar. No le ven la utilidad a escribir ellos algo, no tienen tiempo disponible para perder, ya que vienen a clases nocturnas después del trabajo, y no ven qué les puede aportar ese ejercicio. Y por otro lado, no están acostumbrados a pensar que lo que ellos  piensen sobre algo puede tener algún valor o merezca ser puesto por escrito.

Recomendable para todas las personas que se dedican a la enseñanza o que tienen interés en la educación, o simplemente para los que les guste una divertida e interesante lectura.


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