dimarts, 29 de desembre del 2020

39 libros que me han acompañado este extraño 2020

 

Mucha novela corta, novelas situadas en el periodo de entreguerras en Europa Central, alguna obra de no ficción, algunas de puro entretenimiento, algunos libros de relatos, este extraño 2020 he leído bastante y la lectura ha sido uno de mis grandes refugios, una forma de huir de esa realidad amenazante, pero me gustaría haber leído mucho más. 

Este año también he descubierto dos programas de radio que me han acompañado, Ciutat  Maragda i una Habitació Pròpia (ja desparegut) y que se han convertido en mis compañeros de running en forma de postcast que escucho cuando voy a correr. Después llego con miles de anotaciones y a engrosar la lista de lecturas pendientes. También este año he visto muchas series, una de ellas Babylon Berlin me abrió el interés por libros situados en el periodo de entreguerras en la Europa Central, un hilo del que he ido tirando.

En medio de estas lecturas he leído ensayos para el máster de literatura y he ido leyendo poesía en algunos momentos puntuales. Pero la poesía no la leo toda de un tirón como si fuera una novela sino poemas sueltos de vez en cuando.

1.       Leer Lolita en Teherán. Azar Nafisi.

Por recomendación de la compañera de Groenlandia Ana de Madrid. Un libro delicioso sobre la literatura y la situación de la mujer en Irán.

 Ensayo sobre la lucidez. José Saramarago.

Lúcida novela sobre la política, la manipulación, la absurdidad del sistema. Leyendo sobre el estado de excepción, el toque de queda y el confinamiento en la ficción tres semanas antes de vivirlo en la realidad.

 

3.      Listas, guapas y limpias. Anna Pacheco.

Interesante por explicar una historia y una realidad que me es cercana y que no se acostumbra a leer.

 

4.      Días sin ti. Elvira Sastre.

He tenido que hacer un esfuerzo para poder acabarlo. No me interesaba la historia, recrea escenas que ya he visto en películas y el lenguaje es cursi y sensibilón.

5.      Qué vas a hacer con el resto de tu vida. Laura Ferrero.

Entretenido y tiene algunos pasajes muy líricos pero prescindible.

6.      Tenía que ser aquí. Maggie O’Farrell.

Engancha en algunos momentos, promete mucho al principio pero luego se va desinflando. En todo caso, una lectura aditiva pero ya casi la he olvidado.

7.      Cuando aparecen los hombres. Marian Izaguirre.

Pasatiempo sin más.

8.      Gente Normal. Sally Rooney

Lectura aditiva, de las que no puedes irte a dormir para seguir leyendo.

9.      La madre de Frankenstein. Almudena Grandes

Como siempre en este proyecto de Almundena Grandes de escribir novelas sobre historias olvidadas de la guerra y la postguerra española, la historia de partida es fascinante. También la oportunidad de conocer el sistema de salud mental en la postguerra española, pero después se pierde el hilo con la historia del médico y la auxiliar. Posiblemente la novela que menos me ha atrapado de este proyecto.

10.   El mundo de Sofía. Jostein Gaardner.

Lectura empezada hace mil años y nunca acabada, le di el impulso final aprovechando que estudio filosofía por si podía ayudarme a un poco de contexto. Me saltaba todas las partes narrativas para concentrarme en la teoría y tomar notas simples.

11.   Los crímenes de Mitford. Jessica Fellowes

 Novela de misterio en la Inglaterra de principios de siglo XX. Para pasar el rato.

12.   Las hijas del capitán. María Dueñas.

Otro pasatiempo entretenido. Me resultó interesante por conocer la historia de los inmigrantes españoles en el Nueva York de los años 30. Además coincidió que estaba viendo La Conjura contra América en HBO que es de la misma época y lugar pero sobre la comunidad judía.

 

13.   Autodifesa di Caino. Andrea Camilleri.

Para no perder práctica del italiano. Ocurrente. Divertida. Una forma de darle la vuelta a la historia. Caín como el héroe antianimalista que mata a su hermano porque maltrataba a los animales.

 

14.   Un corazón demasiado grande. Eider Rodríguez.

Cuentos inquietantes sobre las pequeñas mezquindades de la vida cotidiana. Muy bien escrito.

 

15.   Lectura fácil. Cristina Morales.

De fácil nada. Empieza con mucha potencia pero me ha costado acabarlo. Es valioso por la experimentación sobre los puntos de vista e irreverente en el lenguaje. Pero a mi se me hacía pesado.

 

16.   Momentos estelares de la humanidad. Stefan Zweig.

Una delicia como siempre, para ir leyendo a ratos. Breves capítulos de instantes importantes en la Historia.

 

17.   La joven de la leica. Helena Janeczek.

Historia novelada de la figura de Gerda Taro a partir de cuatro puntos de vista. Me costaba seguir la lectura por la forma cómo está escrito pero me resultó muy interesante el ejercicio de reconstrucción de su vida y también por el momento que refleja. La Alemania de entreguerras, la París preguerra, la Guerra Civil.

 

18.   Conversaciones entre amigos. Sally Rooney

Repito con Rooney y vuelvo a engancharme a la lectura. Me pasa con algunas autoras que la forma de escribir me resulta aditiva, aunque el argumento no tenga mucho interés (Marta Rojals también o Eva Baltasar). Apenas recuerdo de qué iba pero lo leí casi de una sentada.

 

19.   Un verano sin hombres. Siri Husdvet

Delicado, delicioso, sobre la amistad entre mujeres, la literatura, la depresión, los problemas mentales. El libro que  más me ha gustado de Husdvet hasta el momento. Lo leí después de escuchar el programa Una Habitació Pròpia de Irene Rodrigo.

 

20.   El libro del día del juicio final. Connie Willis.

Siguiendo también el consejo de Eva Patricia Gil a través de Twitter. Un entretenimiento, pero muy inquietante por la situación actual. Una pandemia en forma de virus sacude el mundo a mitad del siglo XXI con viaje en el tiempo incluido a la Europa de la peste negra.

 

21.   El chal. Cyntia Ozyck

Novela breve que leí siguiendo los consejos de Ciutat Maragda. También muy angustiante sobre una madre judía, su sobrina y su hija recién nacida en un campo de concentración nazi.

 

22.   La campana de vidre. Sylvia Plath

Ha sido casualidad y no era le mejor momento pero he acabado leyendo libros bastante angustiosos este años, que era lo que menos  necesitaba. Lírico, delicado en su forma pero asfixiante en su contenido. El periplo por los problemas de salud mental e intentos de suicidio de su joven protagonista. Lo leí después de escuchar el programa Una habitación pròpia de Irene Rodrigo.

 

23.   Una letra femenina azul pálido. Franz Werfel.

También recomendación de Ciutat Maragda. Novela breve muy bonita sobre una historia de amor de juventud y el reencuentro en la madurez en la Austria de entreguerras. Habla sobre la mezquindad y la vileza del alma humana. De como nos traicionamos a nosotros mismos y a los demás por encajar, por seguir un estilo de vida, por ser aceptados.

 

24.   El ruiseñor. Kristin Hannah

De nuevo, una novela de entretenimiento pero que te engancha. La historia de dos hermanas, muy diferentes, en la Francia ocupada de la II Guerra Mundial. Y como cada una a su manera lucha contra la situación. Interesante conocer la historia de cómo pasar soldados aliados a través de la frontera con Euskadi. Recomendación de mi amiga Aitana.

 

25.   Permagel. Eva Baltasar

Una lectura adictiva, una vez más. Me interesa la protagonista, su relato personal, sus vivencias, otra vez los intentos de suicidio y los problemas de salud mental, pero también la forma irreverente como está escrito, el sentido del humor corrosivo. Libro prestado por Anna Oliet.

 

26.   El corazón de las tinieblas. Joseph Conrad.

Clásico pendiente para leer en verano. Es una novela bastante breve pero muy intensa y densa. Otra lectura para inquietarte el alma, pero un referente para entender la literatura y el cine. Angustioso camino por el río adentrándote en la selva y el alma humana. Lo leí después del programa especial de Una habitación propia con Irene Rodrigo.

 

27.   El reino de las mujeres. Anton Chejov

Una novela breve más que apunté en el especial sobre novela corta de Ciutat Maragda. Excepcionalmente bien escrito pero la historia no me deja mucho poso. Una joven de origen humilde que hereda una fortuna y que duda si seguir soltera. Casarse es lo que se espera de ella pero no se ve al lado de un hombre. Su sensación de desclasada no la ayuda en la decisión. Elegir un hombre rico que se sentirá superior a ella o a un hombre humilde que no encajará en su mundo. Todo sucede en una jornada completa del día de Navidad.

28.   Reencuentro y Un alma valerosa. Fred Uhlman.

También del especial de novela corta de Ciutat Maragda. Son dos novelas cortas en una, explicada desde dos puntos de vista y desde dos momentos históricos diferentes. La historia de una amistad entre dos chicos, uno judío y otro hijo de alemanes nazis, en la Alemania de entreguerras. La versión desde el punto de vista del chico judío me pareció deliciosa, la versión desde el punto de vista del chico hijo de nazis me decepcionó. En todo caso, muy recomendable.

 

29.   La tela de araña. Joseph Roth

Ya que el año me estaba llevando por casualidad a la Europa Central del periodo de entreguerras, decidí buscar proactivamente una novela que hablara de esta época y en diversos programas de radio la citaron. Interesante por la época que describe y la historia de un joven arribista sin escrúpulos como se abre paso en los movimientos nazis en Munich, publicada pocos días antes del golpe de Estado de Hitler en 1923. Pero me costaba la lectura y seguir el curso de las idas y venidas del protagonista de un bando a otro.

30.   La trena. Laetitia Colombani.

Es un préstamo de Eva Mimbrero. Una bonita historia trenzando la vida de tres mujeres en tres lugares diferentes del mundo.

31.    El niño perdido. Thomas Wolf

Descubierto gracias al programa Una Habitació Propia de Irene Rodrigo, es una lectura maravillosa. Una novela corta sobre el hermano de Wolf que murió cuando era adolescente y él era un niño, un hermano brillante, inteligente, guapo, con un futuro excelente por delante. La historia está contada desde diferentes puntos de vista. Maravillosa.

 

32.   Boulder. Eva Baltasar

Repito con la autora después de la buena impresión dejada por Permagel pero esta historia me deja bastante indiferente, pese a los ingredientes con los que podría conectar. Me atrapa en las primeras páginas con la vida en el barco pero desconecto con la existencia en Islandia. Préstamo de Anna Oliet

33.   Volver a casa. Yaa Gyasi.

A través de una recomendación de una desconocida en Twitter resultó ser un libro sorprendente sobre una estirpe familiar que se remonta finales del siglo XVIII en un país previsiblemente Senegal y llega hasta nuestros días. Una historia muy dura sobre la esclavitud, el colonialismo, los abusos de poder, el racismo que se desarrolla a los dos lados del Atlántico.

34.   Quan arriba la penombra. Jaume Cabré

Un préstamo de Eva Mimbrero que también fue todo un hallazgo por sus relatos sorprendentes, su ingenio en la prosa, su dominio del lenguaje, los diferente estilos, una experimentación formal en cuentos llenos de humor negro.

 

35.   A corazón abierto. Elvira Lindo

También un préstamo de Eva Mimbrero, una lectura deliciosa que he disfrutado mucho sobre la vida de la escritora centrada en la figura arrolladora de su padre. Una historia íntima pero cargara de sentido del humor y también ternura.

36.   Mr. Dalloway de Virginia Woolf

Posiblemente el mejor libro que he leído en este año. Después de una frustrada incursión hace ya mucho tiempo quiso volver a intentar leer a la escritora británica y esta novela me cautivó. Un estilo deslumbrante con un lirismo y una belleza espectacular. Se trata de una novela que tiene lugar en un día, mientras la protagonista preparar una fiesta. También habla de cómo nos traicionamos a nosotros mismos, de quiénes somos y en quiénes nos hemos convertido. Hay un comentario en otra entrada del blog.

37.   El viaje más largo. Manu Leguineche.

Una lectura que me ha durado desde que empezó el confinamiento hecha a fuego lento, leyendo cada capítulo con calma a la luz del sol en el balcón, acompañando esta aventura del periodista cuando en su juventud se aventuró con tres amigos a recorrer el mundo en un coche destartalado. Recorremos durante dos años a principios de los 60 el norte de África, Oriente Medio, cruzamos Afganistán e Irán, nos perdemos en la India, llegamos con la guerra del Vietnam. Un recorrido por la geografía y la historia reciente.

38.   La noche fenomenal. Javier Pérez Andújar.

Después de quedar deslumbrada por Los príncipes valientes me ha quedado muy distante esta fabula desmadrada de ciencia ficción que parece un capítulo de Cuarto Milenio. Me ha costado mucho seguir el hilo y llegar al final.

 

39.   Las olas. Virginia Woolf

Sigo con mi incursión en Woolf. Ha sido un lectura más ardua y difícil que Mrs. Dalloway, tal vez era la traducción que costaba. Es un libro preciosamente escrito, lírico, que explica la historia de un grupo de 6 amigos desde su infancia hasta la vejez a través de sus hilos de pensamiento entremezclado. Una lectura un tanto hermética y dificultosa pero que ha valido la pena. Hay un comentario en otra entrada del blog sobre el libro.


diumenge, 6 de desembre del 2020

Las olas de Virgina Woolf

 

Siguiendo con mi incursión en la obra de Virgina Woolf me he sumergido en Las Olas.

No es una novela fácil de leer, es ardua, densa, de frases largas  y cargadas de imágenes, metáforas, de sentido, de profundidad. Le lectura no da nunca tregua. Es un torrente de pensamientos.

Eso sí, vuele a ser una obra innovadora en el estilo, en la forma, en la presentación y está escrita con el lirismo exquisito. Es como una danza, un baile, el rumor de olas, un batir de alas, un balanceo. Sin embargo, paradójicamente a su lenguaje poético lo que explica es tan prosaico como el gris del tedio del transcurrir de la vida. Concretamente, la vida de un grupo de 6 amigos (3 chicos y 3 chicas).

El libro lo constituye un monólogo de pensamientos de cada uno de ellos desde su más tierna infancia hasta la vejez, entremezclados, a menudo sin identificar en el texto quién habla pero que acabas reconociendo. Las decepciones, las frustraciones, las renuncias de la vida cotidiana las envidias, los complejos, los miedos, a medida que crecemos, aquello en lo que nos convertimos.  Es una preocupación que también vemos plasmada en Mrs. Dalloway de Woolf donde los personajes se preguntan si han traicionado sus sueños, si se han convertido en aquellas personas que juraron no ser.  En consecuencia, en toda la novela se percibe una rebeldía, un inconformismo, una rabia contenida contra las convenciones, la rutina, la vida cíclica, la estabilidad, las costumbres, lo que ahora se denomina la zona de confort.

Estos son algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención y que reflejan todo lo comentado:

“¡qué extraño es abrirse paso entre la multitud cuando se ve la vida con los ojos encendidos por las lágrimas que pugnar por asomar a ellos”

“he perdido mi juventud. Es extraño cómo en cada crisis moral, alguna frase hecha, alguna frase absolutamente fuera de lugar, acude en nuestra ayuda: tal es la desdicha de vivir en medio de una civilización demasiado viaja y de poseer una libreta de notas”

“¡Cómo me habéis encadenado a una silla!!

“Con cuánta rapidez corre ahora la vida desde enero a diciembre! Somos arrastrados por el torrente de las cosas, que se han tornado tan familiares que ya no proyectan sombras”

“Soy prisionero del lugar que ocupo dentro del puzle”

“Yo amo lo que se puede tocar, lo que se puede morder. Amo la lluvia cuando se transforma en nieve y se convierte en algo palpable”

“Se percibe un ruido semejante al de vagones alineados a un lado del garaje. Tal es el feliz encadenamiento de los acontecimientos de nuestra vida. Toc, toc, toc, toc. Es preciso, es preciso, es preciso. Es preciso partir, es preciso dormir, es preciso despertar, es preciso levantarse. Palabras sabias, palabras piadosas que pretendemos detestar, pero que nos llevamos al corazón oprimiéndolas y sin las cuales ya no seríamos más ¡cómo adoramos ese ruido semejante al de vagones que se engarzan unos a otros sobre los rieles!

“¡Cuán cansado estoy de historias, cuán cansado de las frases que se posan elegantemente sobre el suelo y se ponen a caminar con un pie seguro!

“comienzo a soñar con un lenguaje ingenuo como el que emplean los amantes, hecho de palabras cortadas, desarticuladas, semejantes al ruido de pasos que se arrastran sobre el pavimento”

“Y luego aquella rigidez áspera como la piel de una foca, que son las flechas negras del dolor cuando no hay cartas, cuando ella no viene. Las sospechas asoman entonces sus cabezas por entre sus caparazones, horror de los horrores”

“Y sin embargo, la vida es agradable, es tolerable. El martes sucede al lunes; luego viene el miércoles. El espíritu crece y se multiplica. El sentimiento del Yo se fortifica; también el dolor es absorbido en este continuo crecimiento. Abriéndose y cerrándose, cerrándose y abriéndose, con un incesante murmullo, el apresuramiento y la fiebre de la juventud encuentran su empleo hasta que todo ser parece maniobrar con la perfección de un mecanismo de rejo ¡ con qué rapidez nos transporta la corriente de enero a diciembre! ¡somos arrastrados por un torrente de las cosas y estas cosas se han tornado tan familiares que ya no percibimos su sombra”

“cuando uno mismo comienza sus cartas con las palabras “muy señor mío” y las concluye con la expresión de sus sentimientos más distinguidos. Uno no puede despreciar esas frases que atraviesan nuestras vidas tumultuosas con la rectitud de un camino romano, puesto que ellas nos obligan a marchar al paso, como gentes bien educadas cuya circulación es regulada por el gesto lento y medido de los policías del tránsito, aun cuando uno pueda estar entretanto susurrando por lo bajo”

“Cada día arroja sobre la playa la misma ola de bienestar, repetir la misma curva de ritmo avanza un poco más lejos sobre la playa o muere sobre la arena  un poco más atrás”

“Hay gente que busca un refugio junto a los sacerdotes: otros, en la poesía; en cuanto a mí, me refugio junto a mis amigos, junto a mi propio corazón; yo parto a la búsqueda de alguna cosa intacta”

“¡Es extraño cómo los muertos se arrojan sobre nosotros en las esquinas de las calles o en los sueños!”

“Durante un instante, vimos, extendido entre nosotros, el cadáver del ser humano completo que no habíamos logrado ser, pero al cuán no podíamos olvidar”

“Hemos renunciado al sitio que nos pertenecía y yacemos sobre tierra, aplastados, marchitos, y bien pronto olvidados”

“Ya no sentía apetito de engullir cosas”

dissabte, 31 d’octubre del 2020

Mrs. Dalloway, mi reencuentro con Virgina Woolf y las preguntas sobre las personas en las que nos hemos convertido

 

Este verano me propuse darle una nueva oportunidad a mi relación con Virginia Woolf, puesto que sólo había tenido un encuentro frustrado con ella hace años a través de la lectura de Al faro. Me parecía extraño que fuera una autora referente para escritoras que me gustan y que a mí no hubiera logrado tocarme. Así que decidí volver a intentarlo con Mrs. Dalloway, y ahora no pienso dejarlo. Incluso voy a releer Al faro para comprobar si aquel desencanto tuvo más que ver con el momento o la edad en que lo leí.

Resulta evidente que me ha fascinado la lectura de Mrs. Dalloway. Y es literal pero me ha atrapado desde la primera página. Creo que casi he llegado a leer con la boca abierta de administración los primeros pasajes de la novela que te llevan en volandas en un plano secuencia exquisita por una mañana de junio de Londres. Son muchísimas páginas de un travelling maravilloso que va saltando de personaje en personaje, que recorre las calles del centro de Londres a través del trayecto de un coche misterioso y luego se eleva siguiendo la estela de un avión que cruza el cielo de la ciudad. A través de estos viajes nos van llegando retazos de conversaciones, fragmentos de pensamientos, olores, texturas, colores, sueños, decepciones y el cruce casual de los principales personajes de la novela que se van entrelazando a lo largo de todo un día.

Y es que a la imagen del Ulises de Joyce, Mrs. Dalloway es una novela que pasa en un solo día, aparentemente anodino, en la vida de Clarissa Dalloway mientras prepara una fiesta. Entonces te das cuenta que a menudo el argumento en sí no es lo más importante y aquello que te deja huella son los personajes así como la técnica para hacérnoslos llegar. Sinceramente, creo que pocas veces he leído una novela donde esté lograda de forma tan brillante la representación del hilo de los pensamientos que va saltando de un personaje a otro, de una escena a otra, del pasado al presente sin que te deje ir nunca de la mano. Recrear los pensamientos no es un recurso fácil. A menudo se tienden a presentar de forma ordenada, estructurada, coherente, cuando todos sabemos que el pensamiento es a menudo un caballo desbocado que se mueve sin dirección, orden y va saltando de un asunto a otro, se pierde, desvaría, se aleja y, en algún momento vuelve a la realidad. Como tan bien retrató Cortázar en el cuento “El perseguidor “, a menudo, los pensamientos que tienen lugar entre dos estaciones de metro consecutivas sirven para recrear toda una vida. Woolf a demás logra un fascinante contraste entre los dos planos: la libertad de los pensamientos de los personajes frente al control y rigidez que expresan en sus diálogos.

En Mrs. Dalloway conviven dos personajes principales cuyas vidas van entrelazándose sin llegar nunca a tocarse. La misma Clarissa con los preparativos de su fiesta y Septimus Warren Smith, que atormentado por las experiencias vividas en la guerra nos presenta el padecimiento de los trastornos mentales y las ideas de suicidio. Sin embargo, me han resultado mucho más interesante la mirada sobre los protagonistas que tienen los personajes que los envuelven, como la mujer de Septimus que vive angustiada por no saber cómo ayudar y aliviar el padecimiento de su marido. Y especialmente el personaje de Peter Walsh, antiguo amor de juventud de Clarissa que reaparece de pronto en su vida y nos permite saltar al pasado y cuya presencia abre uno de los grandes temas de la novela que  nos interpela también como lectores: en quién nos hemos convertido, somos las personas que queríamos ser cuándo teníamos 15 o 20 años, nos hemos convertido en aquello que intentábamos evitar, fuimos valientes y cobardes, a dónde nos han llevado nuestras decisiones, fueron acertadas o equivocadas, estamos a tiempo de cambiar la ruta que trazaron aquellas decisiones.

Así comprobamos que se ha cumplido el pronóstico que un joven Peter le hacía a una adolescente Clarissa para provocarla cuando aseguraba que acabaría casada con un político y siendo una maravillosa anfitriona. “How he scolded her! How they argued! She would marry a Prime Minister and stand at the top of a staircase; the perfect hostess he called her (she cried over it in her bedroom), she had the makings of the perfect hostess, he said”. Y, efectivamente, Clarissa está casada con un diputado y es una sociable y adorable mujer que disfruta organizando fiestas para amigos y conocidos. A la joven Clarissa esa perspectiva de futuro la hacía llorar y enfurecer. Y sin embargo, ahora es aparentemente feliz. Sin embargo, Woolf nos insinúa que Mrs. Dalloway duerme separada de su marido, no tienen una vida sexual satisfactoria y tiene problemas de salud como migrañas, insomnio y ha sufrido algún episodio de inestabilidad emocional que no se llega a concretar. Nos encontramos a una Mrs. Dalloway madura, consolidada en su papel, que no duda de lo que tiene pero que algún momento esa fachada de satisfacción se resquebraja. No debe ser fácil confrontarte a ti misma con esa imagen de persona que juraste que nunca serías.

En un momento de su juventud Clarissa tomó un camino e hizo una elección que fue casarse con un hombre bueno pero anodino que le ha comportado una vida cómoda, previsible, estable en la que es feliz. “But she had often said to him that she had been right not to marry Peter Walsh; which, knowing Clarissa, was obviously true; she wanted support. Not that she was weak; but she wanted support”. Tomó conscientemente esa decisión en lugar de tomar otros caminos como seguir explorando los sentimientos y la atracción por una mujer, su mejor amiga de entonces que también hace aparición en la fiesta, o continuar su relación tormentosa, retadora con  Peter que a menudo la cuestiona, la provoca, la remueve.  El personaje de Peter Walsh es, sin duda, mi preferido, como ese hombre idealista e inquieto que fue rechazado, que sufrió, que huyó a la India para recuperarse, que nunca ha olvidado, que sigue sintiendo amor y a la vez rechazo por la mujer en la que Clarissa se ha convertido porque reconoce las cosas que adoró así como aquellas en las que temía que cayera.

Mrs.Dalloway me parece una novela redonda, brillante, exquisita tanto por su técnica y estilo como por la profundidad de los temas que presenta de una forma sutil, discreta, delicada bajo la anodina apariencia de la organización de una fiesta.

Así que Woolf, ya soy toda tuya.  

dissabte, 5 de setembre del 2020

Porque me ha gustado tanto Mrs America

He disfrutado estos días viendo la serie Mrs. America, que creo que puede agradar a aquellas personas que nos gustan las series históricas y también sobre política. No es una serie fácil de ver, puesto que requiere de atención para estar pendiente del contenido de los discursos, las referencias históricas y el contexto del sistema político y legislativo de Estados Unidos.

La historia empieza a principios de los años 70 cuando está a punto de aprobarse una enmienda a la Constitución de Estados Unidos donde se reconoce la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Aparentemente los dos principales partidos están de acuerdo en introducir la enmienda. Sin embargo, el proceso para modificar la Constitución requiere que todos los Estados la ratifiquen. Si todos los Estados están de acuerdo, puede ser un proceso relativamente corto. Sin embargo, hay un plazo máximo de 10 años para que todos los Estados la aprueben. Pasado este tiempo, si no se ha conseguido esta unanimidad, se desestima la propuesta. Así pues, aparentemente va a ser un trámite sencillo porque todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de introducir este cambio, algunos por convencimiento y otros porque es lo que toca en aquel momento. Sin embargo, una mujer en su ambición por conseguir tener visibilidad en su carrera política emprenderá una cruzada contra la aprobación de la enmienda, consiguiendo sumar a su causa, que a veces ni ella misma se cree, a muchas otras mujeres. El resultado, y este es un spoiler relativo porque sólo tenéis que consultar la Wikipedia para verlo, fue que consiguió que pasara el plazo de 10 años y algunos Estados no llegaron a aprobar la enmienda, quedando, por lo tanto, descartada. Así, llegamos a 2020 y al contrario que la mayoría de democracias, Estados Unidos no reconoce aún en su constitución la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Pese a todo, parece ser que con la reactivación del movimiento feminista de los últimos años y la fuerza que adquirió en Estados Unidos el movimiento #Metoo se ha logrado que los tres últimos Estados que quedaban pendientes aprobaran la enmienda hace escasos meses. De todas formas, he leído que no queda clara la legalidad de esta aprobación puesto que el plazo para aprobarla ya caducó.

Esta es la sinopsis y el contexto histórico de la serie, pero los motivos por los que me ha encantado son:

  •        Cada capítulo está presentado desde el punto de vista de algunas de las mujeres que protagonizaron esta historia. Incluso cada capítulo lleva su nombre. Es, por lo tanto, una visión poliédrica y diversa desde diversos puntos de vista que hace avanzar la historia de forma muy inteligente y rica.
  •         No es una historia de buenos y malos y posiciones de blanco y negro. Evidentemente, la serie se posiciona a favor del movimiento feminista y seguramente los espectadores también, pero tiene la habilidad para mostrarnos las contradicciones, los matices, los grises de situaciones que son muy complejas. Así, las feministas tienen conflictos sobre la transversalidad de su lucha que llegan hasta nuestros días. Incluir o no en las demandas la legalización del aborto, la representación de las mujeres racializadas, de las mujeres homosexuales, las disciplinas de partido a las que algunas deben someterse, partidos principalmente masculinos. La lucha por la coherencia, por traicionarse a sí mismas para lograr luchas colectivas, las renuncias que hay que hacer por el camino. Todos esos elementos tan reales, actuales y complejos están recogidos en la serie.
  •         También las contradicciones de las mujeres que luchan contra la aprobación de la enmienda. Están en contra de la igualdad entre  hombres y mujeres, pero notas como se rebelan interiormente cuando los maridos no las dejan estudiar, no las dejan viajar o cuando los hombres en una reunión de trabajo donde han sido invitadas para hablar como expertas les piden que tomen notas.  Viendo estas escenas te dan ganas de gritarles: “¡ Pero si sois feministas, no os dais cuenta!”
  •         Todos los personajes son reales y existieron en realidad. De hecho, la caracterización física de las actrices es extraordinaria. Es una delicia complementar el visionado de la serie mirando fotografías e incluso vídeos de las auténticas protagonistas.  Pueden verse en Internet imágenes, debates, entrevistas que están recreados también en la serie con mucha fidelidad.
  •         Las interpretaciones del elenco artístico son fabulosas. Evidentemente empezando por Cate Blanchett que está siempre asombrosa, pero también el resto de las actrices y actores (aunque aquí los hombres tienen un papel muy secundario)
  •         Justamente el único personaje de ficción es el que sirve tal vez de moraleja de la serie, puesto que es el que vive una evolución de su postura inicial, es que el que experimenta una toma de conciencia y un empoderamiento que resulta muy interesante de observar.
  •         Es un gozo también el trabajo técnico. El vestuario, la ambientación, los decorados, la recreación de escenas reales. Tienes la sensación de que cada detalle, cada color, cada elemento está pensado para cumplir una función simbólica.
  •         La cabecera de la serie es de las mejores que he visto con una versión disco de la Quinta Sinfonía de Beethoven que me resultaba inevitable no bailar desde el sofá  y unas ilustraciones preciosas muy setenteras.
  •         Aprendes muchas cosas que desconocías como que para la Asamblea de Mujeres de Houston se creó una antorcha, al estilo de la olímpica, que miles de mujeres hicieron avanzar en relevos corriendo por todo el país.
  •           La serie nos habla también del populismo, de los líderes que son buenos oradores y que, en ocasiones, sin creerse sus propias ideas y utilizando fakenews (datos e informaciones falsas) consiguen movilizar a una masa. En una de las entrevistas queda en evidencia que algunos de los argumentos que están utilizando son falsos como que con la enmienda van a enviar a las mujeres a la guerra y le van a quitar los hijos a las mujeres separadas. El peligro es que hemos comprobado que a veces estos discursos vacíos, pero efectistas y llenos de mentiras, desgraciadamente logran imponerse.  E incluso llegan a la presidencia de Estados Unidos.
  •         Algunas de mis escenas preferidas son momentos de sororidad como en el encuentro de mujeres en Houston cuando una de las antifeministas se levanta en contra de la opinión de sus compañeras para manifestar su apoyo a la unión de las mujeres. También otra escena emocionante nos muestra a un grupo de mujeres presentando una dimisión una a una para apoyar a otra compañera. Y finalmente encuentro brillante la escena final de la serie con Cate Blanchett poniéndose el delantal y poniéndose a pelar manzanas para hacer una tarta. Además, he leído que es un homenaje a la película Jeanne Dielman que yo desconocía. Su fracaso personal me genera, no puedo evitarlo, una pequeña satisfacción de venganza pero también tristeza. Porque su triunfo colectivo es nuestro fracaso colectivo.  

Actualmente podéis ver Mrs. America en la plataforma HBO.

dissabte, 15 d’agost del 2020

La comida la paga el abuelo

 

Todos los veranos de mi infancia y mi adolescencia hoy nos despertaba el repicar insistente de las campanas. Era imposible ignorar esa llamada. El sonido invadía nuestra habitación y nos arrancaba del sueño. Teníamos el campanario de la iglesia casi encima de nuestras cabezas. Los petardos y los primeros acordes de la banda de música acababan de desvelarnos después de una larga noche de fiesta. Con los años, al malestar físico propio de dormir poco y trasnochar habría que sumarle la resaca.

Y sin embargo, a pesar del sueño, del dolor de cabeza y del cansancio, la procesión de las doce del Día de la Virgen era una cita ineludible para todos, o al menos para mí. Me pasaba el año esperando ese momento donde todos lucían sus mejores galas. Aquel día estrenábamos siempre ropa nueva que habiámos comprado expresamente "para el día de la Virgen". En una época en que no comprábamos tanta ropa como ahora, estrenar era casi un acontecimiento limitado a Navidad y a las fiestas de agosto. Aquel era el encuentro donde todo el pueblo se encontraba, los que vivían allí y los forasteros como nosotros que en verano duplicábamos la población. Así que a veces saltaba de la cama quince minutos antes de empezar y sin ducharme, sin desayunar y con los ojos rojos me ponía un vestido nuevo y, a veces también estrenaba zapatos, decisión de la que solías arrepentirte antes de acabar la vuelta al pueblo. Si no asistías a la procesión no existías, si no estrenaba ropa no eras nadie. Mis tías no dudaban en plantarse sus vestidos estampados de flores y sus zapatos de tacón de colores llamativos, sus pendientes dorados y sus pulseras tintineantes. Mi abuela, y también mi madre que en eso más se parecía a su suegra que sus propias hijas presumidas y sociables, muchos años preferían quedarse en casa y evitarse el calor, el gentío y el festival de saludos y cotilleos. Pero yo que en eso siempre he sido más parecida a mis tías que a mi madre y  no me perdía por nada del mundo la pasarela social del año.

Después de la procesión y de la misa, llegaba el tercer acto de la representación que se celebraba en los bares con una cerveza para los hombres, un bitter kas para las mujeres y una fanta para los niños. Había que buscar bares con sombra o bajo las hojas de parra. Algunas mujeres, sobre todo las autóctonas regresaban a casa a deshacerse de los disfraces y ponerse el delantal para preparar la gran comida familiar. Las mujeres forasteras, la mayoría de ciudad y por lo tanto más modernas y atrevidas, acostumbraban a acompañar a los hombres a los bares a tomar el aperitivo antes de comer.

Era un día de celebración familiar muy especial, donde nos reuníamos todos para comer. Como si fuera la comida de Navidad, pero en verano y con la familia paterna. Los primeros años recuerdo que comíamos en casa, pero las mujeres se rebelaron por tener que pasarse toda la mañana cocinando. Así que pronto empezamos a ir a comer a un restaurente, cosa poco habitual en aquellos años. Pagaba mi abuelo como gran patriarca de la familia. Pequeño, sentimental y de lágrima fácil pero nadie dudaba que suya era la autoridad y quién mandaba en casa. Aquel día se sentía orgulloso de poder pagar la comilona a toda su prole de hijos y nietos.  Seguramente era el único extra, el único dispendio que se permitían en todo el año en aquella casa de austeridad y sencillez. Luego, en los cafés era frecuente que se le empeñaran los ojos vaticinando que aquel sería el último verano que estaría entre nosotros. Mi padre se pasó también media vida anunciando su muerte temprana.

Con el tiempo, la muerte de los abuelos, de los padres y de los tíos, los desencuentros familiares, las nuevas familias, otro tipo de vacaciones viajando por el mundo, no hemos vuelto a reunirnos, pero todos seguimos acordándonos de aquellas comidas familiares y, estemos donde estemos, intentamos ir a comer fuera.  Y esperamos el momento en que el abuelo echa mano al bolsillo para sacar los bitleltes. Como si pudiera volver a invitar el abuelo.

diumenge, 2 d’agost del 2020

Gerda Taro, la leica y la maleta mexicana

Un nuevo caso de mujer que ha pasado a la historia por ser la “pareja de” aunque reunía méritos propios para hacerlo en su propio nombre, aunque fuera con un pseudónomio. Gerda Taro, nacida Gerta Pohorylle, fue una de las pioneras del fotoperiodismo. Además, tiene el triste honor de ser considerada la primera mujer fotoperiodista que cubrió un frente de guerra y la primera muerta en el campo de batalla. Fue en la Guerra Civil española hizo ayer justamente 83 años.

En la Guerra Civil española nace el fotoperiodismo cuando algunos fotógrafos se trasladan al frente parar cubrir la contiendan y sus fotos son compradas por medios internacionales para informar del conflicto. Taro lo hace a través de la agencia Capa que había fundado junto con su pareja, Robert Capa cuyo nombre y personaje también es obra suya. Aquellos primeros fotógrafos crean el fotoperiodismo de guerra con una mirada cercana, descarnada, desprovista de grandilocuencia, retratando la vida cotidiana, los detalles del frente y de la retaguardia, siendo testimonio de la realidad de la guerra moderna que no son las grandes batallas de los libros de historias sino los hombres tras las trincheras solitarios con un fusil al hombro.

Me ha llevado a profundizar un poco más en  la vida y obra de Gerda Taro le lectura de
“La chica de la leica” de Helena Janeczek que ganó el premio Strega que siempre me parece una garantía. Sin embargo, y una vez más esta temporada, no ha sido una lectura fácil. No se si mi impresión habría cambiado de leer la novela en italiano que es como está escrita originalmente, así que no sé si es un tema de la traducción o del estilo de la autora pero la construcción de las frases, los rodeos, el hilo narrativo me ha expulsado a menudo de la lectura, y he tenido que esforzarme por volver a sumergirme una vez tras otra. Puede que también sea porque la historia de Gerda está contada a través de tres personajes testimonio que explican su vida desde tres puntos de vista de personas que la quisieron. Un amigo eternamente enamorado de ella, su novio de juventud y su mejor amiga y compañera de piso. Ese punto de vista para explicar la historia me parece muy interesante y un reto que hace tiempo que también intento trabajar, pero es realmente muy complicado poder enganchar narrando una historia cuando te lo cuenta alguien que sólo vivió fragmentos. Por eso, la experiencia de Taro en la Guerra civil española en esta novela es mínima puesto que ninguno de los tres narradores compartió esas vivencias con ella. Sin embargo, sí que resulta muy interesante descubrir a la jovencita entusiasta, comprometida, rebelde en la Alemania de entreguerras.  Me ha hecho pensar en otras historias de jóvenes extraordinarias que vivieron esta época y cuyas biografías leí hace tiempo como la de Annemarie Schwarzenbach que recuperó Melania Mazzuco en “Ella tan amada” o la obra “Tu no eres como las otras madres” de Angelika Schrobsdorff. 

 

Vinculada a los movimientos obreros y socialistas a principios de los años 30 en pleno ascenso del nazismo, tiene que huir de Alemania después de ser detenida. Y llega a París de los años 30 que también es un escenario fascinante que conocemos sobre todo a través de la narración de su amiga con quién comparten piso. En ese París donde se reúnen muchos refugiados de países donde está triunfando el totalitarismo, donde bulle la creatividad y el arte, el pensamiento. El París era una fiesta de Hemingway.

Taro murió en un fatídico accidente como decía el 1 de agosto de 1937 en la batalla de Brunete cuando volcó el coche en el que iba subida al estribo y salió disparada del vehículo yendo a caer debajo de un tanque del Ejercito Republicano. Su funeral se convirtió den un desfile de banderas rojas en París de todas la persona que estimaban a aquella joven fascinante. Tenía solamente 27 años.

La novela finaliza con una apasionante historia, la de la maleta mexicana. Se trata de la aventura por salvar de las manos de los nazis, y salvar como testimonio para la Historia, las fotografías que hicieron de la Guerra Civil española Capa, Taro y David Saymour (Chim). Los tres fotoperiodistas y amigos mandaban a su agencia Capa en París. Ante la inminente llegada de los nazis a París, uno de los amigos del grupo y fotógrafo también conocido como Csiki hizo una selección de las fotografías, la metió en una maleta y se fue en bicicleta hasta Burdeos atravesando una Francia en guerra con el objetivo de llegar hasta la costa y salvar el legado de los tres fotógrafos. No pudo llegar hasta la costa y le entregó los negativos a un chileno para que los llevara a su consulado. Ahí se pierde el hilo de la aventura. Csiki consiguió huir de Europa a tiempo y vivió exiliado en México donde se casó con la artista Leonora Carrington, de la que hablé justamente en el post anterior.

Las 450 fotografías y negativos se creyeron perdidos durante años. En 1995, en su lecho de muerte la hija del general mexicano Francisco Javier Aguilar Gonzalez le entrega una bolsa abandonada en un armario con cajas a hijo de un amiga suya, el director de cine Benjamín Tarver. Tarver descubre que en las bolsas hay unas cajas con negativos que pone “Espagne” con los nombres de Capa, Taro y Chim. Aguilar González había sido embajador de México ante el Gobierno de Vichy entre los años 1941 y 1942 y alguien le había entregado la maleta antes de coger un barco en Marsella lleno de refugiados españoles que se exiliaban a México.

Esta historia me ha llevado también a ver el documental “Lamaleta mexicana” que explica esa historia. Recuerdo que visité la exposición de las fotografías que estaban en la maleta en el MNAC hace unos años cuando pasó por Barcelona. Ahora que conozco mejor la historia, me gustaría verla otra vez. La maleta y los negativos se encuentran actualmente en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York.

 


diumenge, 12 de juliol del 2020

La campana de vidre, de Sylvia Plath


Diuen que un cop publicats, els llibres són dels lectors i no ja dels seus autors. Certament, una obra és única i resta sempre igual al moment en el qual la va crear l’escriptor o escriptora (malgrat a vegades fan revisions) però el que sí canvien són les lectures, particulars i diverses, que fa el lector. Fins i tot, el mateix lector o lectora al llarg del temps pot canviar la seva vivència. L'obra té la mateixa estructura, els mateix llenguatge, el text no ha canviat ni una coma però amb el pas dels anys tu sí que has canviat i aquelles paraules prenen nous significats. O fins i tot, prenen significat, finalment!

Aquests dies he tornat a llegir un llibre de poemes que tenia a la meva biblioteca i al que no havia tornat des de fa 20 anys perquè en el seu moment em va semblar un text llunyà, hermètic, que no em deia res. De cop, amb la relectura l’he omplert de subratllats. Es tracta d’un llibre de poemes de la Sylvia Plath. No recordo exactament quan el vaig comprar però és una bona pista que el preu estigui marcat en pessetes a la portada. Per tant, abans de l’entrada de l’euro. El que sí recordo és on el vaig comprar: en un llibreria de llibres barats que hi havia al carrer Pelai de Barcelona i ja no existeix.

He tornat a aquest llibre perquè he llegit “La campana de vidre”, la única novel·la de Sylvia Plath, que a més es va publicar poques setmanes abans del seu suïcidi. Realment aquesta no és la millor lectura per pujar la moral en aquests temps de desànim, atès que la protagonista, especialment durant la segona part del llibre, es dedica a intentar, una vegada i una altra, frustrats de suïcidi. La novel·la és en gran part autobiogràfica i mostra aquest catàleg de formes de treure’s la vida que va intentar la mateixa Sylvia Plath i el seu periple per diferents centres psiquiàtrics on va rebre diferents tractaments com ara teràpia d’electroshock.

“La campana de vidre” m’ha generat una sensació de claustrofòbia i angoixa, que feia que tingués moltes ganes de finalitzar la lectura. Per tant, podríem dir que no és una lectura que hagi gaudit. Tanmateix, no és potser aquest l’objectiu del text? No és la fita que aconsegueix Plath en transmetre’m el seu neguit, la seva tristesa, el seu desassossec? Algunes crítiques destaquen el sentit de l’humor i la ironia que es desprèn del text, però jo no ho he sabut copsar. El que a mi m’ha arribat és una apatia, una inacció, una manca d’esma per viure, una desafecció per les persones i les coses, una sensació d’aïllament, una falta d’il·lusió i vitalitat de la seva protagonista, alter ego de Plath. Però és que és justament això el que amaga el preciós títol del llibre, que és una de les coses que més m’ha agradat. Ella explica que té la sensació de viure dins d’una campana de vidre, on l’aire està viciat, on no pot respirar, on tot va més lent, on tot arriba esmorteït. Malgrat tot, he reconegut en la jove protagonista, o jove Plath, molts sentiments, pensaments, sensacions que jo mateixa havia experimentat en l'adolescència i primers anys de joventut. Es nota que la novel·la està escrita per una persona versada en la poesia, és lírica, plena d'imatges, de metàfores.

D’altra banda, la protagonista i imagino que la mateixa Plath, són éssers que no encaixen en la societat que els ha tocat viure. Però és que no pot ser d’una altra manera. Si ets una artista, si ets una poetessa, inevitablement has de tenir una sensibilitat extrema, has de ser un ésser especial. Però el món convencional i mediocre tolera malament aquestes ànimes sensibles. Quants artistes, escriptors, músics, pintors no han estat víctimes del corró uniformador de la societat normalitzada. Quant patiment no hi ha darrera d’aquest desig, evidentment frustrat, de ser com els altres, de ser “normal”, de ser acceptat. Quants artistes com ara Sylvia Plath han estat internats en centres psiquiàtrics i han acabat traient-se la vida? I si ets dona, encara és més complicat exposar-te davant la societat, el teu entorn, la teva família per defensar que vols fer una carrera artística i no seguir la vida tradicional que s’espera de tu. El cas de Sylvia Plath m’ha fet pensar també en Leonora Carrington, pintora i escriptora surrealista, que també va ser internada en un centre psiquiàtric (curiosament a Santander) pel seu pare.O també en Virginia Woolf.

Uns dies després d'escriure aquest text vaig pensar que "La campanya de vidre" tenia moltes connexions amb un altre llibre que vaig llegir fa poc, i que em va deixar la mateixa sensació neguitosa. Era "Los ojos vendados" de Siri Hustvedt que relata la història d'una estudiant de literatura a Nova York que també entra en un laberint fosc d'autodestrucció, depressió, aïllament i confusió. 

Malgrat reconec que “la campana de vidre” no m’ha acabat d’agradar, sí que és cert que no m’ha deixat indiferent. Ans al contrari, m’ha trasbalsat. Però aquest també és l’objectiu de la cultura. Sinó, com vaig escoltar un cop que explicava Marina Garcés volem un cafè descafeïnat,  un pastís sense sucre i una obra artística que no ens generi trasbals.  Certament, la novel·la m’ha permès entendre millor la figura de Sylvia Plath i això m’ha portat a recuperar la seva poesia, i ara sí, aquesta m’ha encantat. 20 anys després m'han arribat els seus poemes. Per què? Perquè m'ha passat la vida. Perquè en aquests 20 anys he conegut el dolor, el dol, la pèrdua, el perdó, les renúncies, la traïció, la resignació. El que passa és que ella va escriure aquests poemes amb poc més de 20 anys i jo no els entès fins passat els 40.

Algunes frases que més m'han cridat l'atenció del llibre:

- "Me sentía muy tranquila y muy vacía, como debe de sentirse el ojo de un tornado que se mueve con ruido sordo en medio del estrépito circundante"

- "pensé en lo extraño que era el que nunca se me hubiera ocurrido que sólo había sido puramente feliz hasta cumplir los nueve años. Después —a pesar del excursionismo y las clases de piano y las clases de pintura a la acuarela y las lecciones de baile y el campamento de verano en la playa, todo lo cual mi madre siempre se esforzó por darme, y el colegio, con las carreras a través de la niebla antes del desayuno y los pasteles de fondo oscuro y los pequeños nuevos fuegos artificiales de las ideas resplandeciendo cada día— nunca había vuelto a ser verdaderamente feliz"

- "Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies"

- "En lugar de un mundo dividido entre católicos y protestantes, o entre republicanos y demócratas, o entre blancos y negros, o aun entre hombres y mujeres, yo lo veía dividido entre la gente que se había acostado con alguien y la gente que no lo había hecho, y ésta parecía ser la única diferencia verdaderamente significativa entre una persona y otra. Pensaba que experimentaría un cambio espectacular el día en que cruzara la línea divisoria. Pensaba que sentiría lo mismo que si alguna vez iba a Europa. Volvería a casa y, si miraba atentamente el espejo, lograría identificar un pequeño blanco monte alpino en el fondo de mi ojo".

- "Yo pensé que debían de haberlo traído del Japón. En Japón entendían las cosas del espíritu. Cuando algo les salía mal se arrancaban las entrañas"

- "Podía ser camarera o mecanógrafa. Pero no podía soportar la idea de ser ninguna de esas dos cosas".

- "Estaría sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado".

diumenge, 1 de març del 2020

Assaig sobre la lucidesa


 Malgrat que no és un llibre fàcil de llegir per la forma com està escrit, les idees que hi ha darrera i el transfons del que està explicant té tanta força que t’impulsa a continuar la lectura sortejant els obstacles que et va posant en el camí.
Els obstacles són comuns en els llibres de Saramago. El text és dens, no diferencia entre descripció i diàlegs, no respecta les normes de puntuació, no especifica mai qui està parlant en els diàlegs, descriu els procediments i rutines de manera exhaustiva, i inclou opinions i consideracions del narrador en primera personal quan és un narrador omniscient. Tot això dificulta que la lectura flueixi de forma dinàmica, a vegades t’expulsa del context i de la història, t’obliga a un esforç de concentració i fe per mantenir-te dins de la història.
Aparentment podria semblar una segona part del famós “Assaig sobre la ceguesa”, i de fet els protagonistes d’aquest llibre surten al final de la història, però es pot llegir de manera completament independent. No he llegit “Assaig sobre la ceguesa”. Vaig intentar veure la pel·lícula però la vaig haver de deixar incomodada per la duresa de les situacions i de les imatges.
Com he comentat, en aquest cas la duresa d’“Assaig sobre la lucidesa” no es troba en el contingut sinó en la forma. I també s’ha de dir que és fabulosa la ironia que traspua cada situació, cada comentari, cada diàleg que sempre porten fins al límit de l’absurd.
I és que aquesta història va sobre l’absurd. El terrible absurd de la democràcia, o al menys de com les seves normes poden ser malinterpretades i manipulades. L’esforç de la lectura val la pena perquè moltes de les situacions que expliquen aporten una mirada irònica sobre el nostre present.
L’inici és realment curiós perquè relata durant diverses pàgines les dinàmiques dels membres d’un col·legi electoral el dia de les eleccions. Crec que mai havia llegit cap ficció sobre aquesta situació que tantes persones han viscut algun o diversos cops al llarg de la seva vida. El despotisme que poden arribar a desenvolupar algunes persones quan toquen una mica de poder, ja sigui tan efímer o insignificant com ser president d’una mesa electoral, president d’una comunitat de veïns o delegat de classe. En la novel·la, més del 80% dels electors decideixen votar en blanc. Les eleccions es repeteixen, i el resultat és pràcticament el mateix. Justament en un any de repetició de les eleccions a Espanya, llegir l’absurd d’aquesta situació en una novel·la encara feia més patètica la realitat.
Però l’argument principal de la novel·la de Saramago és que els dirigents del país (primer ministre, ministres, alcaldes, etc.) en comptes d’interpretar com una crítica al sistema o captar el descontent de la ciutadania, consideren que es tracta d’un moviment sediciós organitzat i criminal. La cadena de decisions absurdes dels governants comencen a conformar una bola de neu. I novament és difícil llegir aquest llibre escrit fa molts anys sense buscar paral·lelismes amb el present. D’entrada, es prohibeix el color blanc i les paraules relacionades amb el blanc perquè aquest color es considera sediciós. No cal esforçar-se massa per veure-hi el color groc dels nostres dies. Es procedeix a fer interrogatoris i detencions aleatòries per buscar als culpables de votar en blanc com si això fos un delicte. I hem vist moltes actuacions semblants en els darrers temps.

El govern decideix decretar l’Estat d’Excepció amb l’objectiu de tensa la situació i generar revoltes i estar legitimitzats per actuar. Tanmateix, no passa res, la ciutadania resta passiva. En una frase que vaig trobar brillant Saramago escriu “la necessitat urgent de tibar la corda, més que més quan una declaració de l’estat d’excepció, del qual s’esperava tant, no havia produït cap efecte perceptible en el sentit desitjat, perquè com que els ciutadans d’aquest país no tenen el saludable costum d’exigir el normal compliment dels drets que la constitució els atorgava, era lògic, i fins i tot natural, que no s’haguessin arribat a adonar que els havien suspès”.
Així doncs com que l’Estat Excepció no genera disturbis, decideixen declarar l’Estat de Setge. Un ministre gosa alçar la veu i dir que no té sentit declarar l’Estat de Setge atès que no estan rodejats per cap enemic, però els altres conclouen que l’enemic és a dins i que aïllaran la capital. Les decisions matusseres i irreflexives com no deixar sortir ningú i deixar les fàbriques i empreses dels afores sense personal, o sense poder abastir la ciutat d’aliments i matèries primeres no són tan diferents de les decisions improvitzades que prenen els nostres dirigents i que han d’acabar corregint al poc temps. Els governants van traspassant els límits cada vegada més intentant provocar la ciutadania però aquesta sempre reacciona de forma assignada i pacífica, donant-los lliçons d’un civisme que els dirigents no s’expliquen, els desconcerta, els deixa en evidència i encara els enfurisma més. Al final s’obsessionen per inventar un culpable per no reconèixer la seva incompetència gestionant la situació. Torno a dir, que la interpretació amb el present del nostre país és evident.
Tot plegat un argument i una invitació a reflexionar realment original i valuosa, però que en el meu cas hauria estat molt més digerible amb una prosa més amable i fluïda. Qui soc jo per qüestionar l’estil literari d’un Premi Nobel? Doncs una lectora, i parlo des de la meva experiència personal.

diumenge, 9 de febrer del 2020

Nadie saldrá indemne de la exposición de Daniela Ortiz


El Palau de la Virreina de Barcelona acoge hasta mediados de febrero la exposición “Esta tierra jamás será fértil por haber parido colonos”, de la que es imposible no salir revolcado por el mar de rabia justificada que la artista Daniela Ortiz ha ido cultivando en diferentes proyectos donde denuncia el racismo, la xenofobia, el patriarcado, el clasismo y, especialmente, el colonialismo que sigue presente en nuestra sociedad.

Un aviso para visitantes curiosos. Es importante entrar con una actitud abierta y el pecho abierto, en disposición de recibir las puñaladas que Daniela  Ortiz nos tiene destinadas en forma de fotografía, vídeos, pintura, instalaciones, y diversidad de formatos que demuestran la versatilidad de la artista peruana.



Si además tiene la suerte de poder realizar la visita guiada de la mano de la misma Daniela Ortiz, el impacto está asegurado. El pasado jueves 6 de febrero éramos una multitud haciendo cola para asistir a la última visita guiada que ofrecía la artista. La cola daba la vuelta a lo pasillos de la sala de exposiciones y la misma Ortiz, abrumada por el éxito masivo de la convocatoria, tuvo que improvisar una segunda visita guiada al día siguiente invitando a muchos de los asistentes a irse. Los que nos quedamos avanzábamos como una masa por la sala, en ocasiones sin llegar a entrar en la sala donde ella daba la explicación y escuchando su potente voz desde lejos. Pero llegaba. Su voz y su mensaje.
 Su discurso vehemente, descarnado, reivindicativo, acusador, sale de las entrañas de la injusticia y la explotación. De la explotación de las tierras de América (que Ortiz denomina Abya Yala y que descubro en ese momento que es el nombre que las poblaciones Kuna de Panamá  y Colombia le dieron al continente antes de la llegada de Cristobal Colón, y es el que prefieren las actuales naciones indígenas en oposición al extranjero América), de la explotación de las poblaciones indígenas en su propio país y en el nuestro que siguen ocupando las capas más precarias de la sociedad y con los trabajos más duros, de la explotación de ser mujer migrante racializada con permiso de residencia en Europa, en Barcelona.

Como si se tratara de un monólogo de comedia, Ortiz empieza la visita guiada en la primera sala donde narra sus experiencias laborales en una pastelería barcelonesa donde decidió celebrar un Día de la Hispanidad comiéndose un bombón de chocolate de Guanaja (Honduras) cubierto de láminas de oro. Ortiz fue despedida de ese trabajo, pero no pudo reclamar porque abrir un proceso judicial podía poner en peligro su permiso de residencia. Te das cuenta de la diferencia de derechos que os separa, simplemente por haber nacido aquí y tener nacionalidad española. Más adelante explica como una vez ella y sus amigas estando con sus hijos en la playa fueron insultadas y agredidas por una persona, y asustadas tuvieron un primer impulso de llamar a la policía pero después lo descartaron sabiendo que la palabra de esa persona blanca valía mucho más que la de todas ellas, personas migrantes racializadas, y que incluso podía generar algún problema a alguna de ellas. Esa indefensión que viven tantas personas cada día y que tú ni siquiera eres consciente de ello. Una vida paralela de injusticia que condiciona las vidas de tantas personas en tu misma ciudad. Ortiz también explica como muchas veces las mujeres migrantes deciden no acercarse a pedir ayuda a servicios sociales por miedo a ponerse algún día en el punto de mira.

Con diversas instalaciones explica casos e historias de retiradas de custodia porque el simple hecho de ser migrante ya te convierte en sospecho de no ser unos buenos padres o madres. La interpretación racista y xenófoba del sistema se hace patente en un mural donde Ortiz ha colgado todos los criterios que se tienen en cuenta para quitarte la custodia de un hijo o hija, donde se hace una interpretación subjetiva desde nuestra mirada europea de lo que la crianza de los hijos y donde la situación económica ya resulta sospechosa o no tener la documentación adecuada. Como recuerda con rabia la propia Ortiz, el sistema no te ofrece la posibilidad de legalizar tu situación en España y encima utiliza esa falta de legalidad como argumento para quitarte a tus hijos, cuando el culpable de esa situación es el mismo sistema jurídico. Ortiz nos habla también en otra sala del hecho de que su hijo nacido en España no tiene la nacionalidad española, sino la situación legal de su madre. Vemos en un vídeo la performance “Ius Sanguinis” donde Ortiz se hace una supuesta transfusión de sangre de un hombre español estando embarazada de su hijo para poderle transmitir la españolidad a su hijo cuando nazca por derecho de sangre. En otro vídeo podemos asistir a otra performance donde denuncia las deportaciones en avión con sedación forzada que se practican en Estados Unidos.
El racismo y el clasismo no sólo está presente en nuestra sociedad. También en Perú. Ciertamente, es muy evidente cuando visitas una ciudad como Lima donde la población de barrios exclusivos como Miraflores es mayoritariamente blanca y tiene sus supermercados chic con productos ecológicos y restaurantes veganos. Y el resto de la ciudad y la periferia donde la población es indígena y vive en situación precaria y de pobreza. Ortiz lo ha retratado con diversos proyectos. Entre ellos, unas fotografías de los planos y las casas de la clase alta peruana, casas de diseño, enormes, preciosas, espaciosas, luminosas, que han ganado premios de arquitectura. Y donde el espacio dedicado a la habitación de las personas de servicio es un cubículo de 3 o 4 metros cuadrados sin ventilación, y en ocasiones ubicado en el sótano.

En otra de las salas, Ortiz nos presenta su ABC de la Europa racista, un alfabeto ilustrado para niños donde recoge los fundamentos de la xenofobia de esta continente que cree con superioridad moral. También a continuación denuncia la hipocresía europea en un proyecto en forma de vidrieras de las grandes catedrales. Entre otros elementos, Ortiz critica la dictadura del laicismo que impera en Europa que considera inferiores a aquellas personas creyentes, ya sean musulmanas, judías o cristianas. Aquí, la artista ofreció un alegato apasionado de sus creencias cristianas, una reivindicación de su espiritualidad en oposición a la hegemonía del laicismo, la ciencia y la razón.

Otro de los proyectos que Ortiz narró con pasión, vehemencia y sentido del humor fue el vídeo “Discurs mediàtic” que ha generado cierta polémica, pues se trata de una performance de una clase de lengua catalana que reciben inmigrantes extracomunitarios para poder obtener los informes positivos de arraigo y donde los participantes aprenden a pronunciar catalán repitiendo frases xenófobas que los políticos han lanzado en los medios de comunicación.

Otro de los proyectos interesantes hace referencia a la comida como forma de colonización. Ortiz explica como le sorprendió la presencia del cerdo y del jamón en España, como está presente las fotos, los símbolos, incluso los pies de cerdo colgados en cocinas y restaurantes, y que interpreta como una forma de imposición vinculada a la expulsión de judíos y musulmanes.

En diversos trabajos de la exposición, la artista peruana muestra como la colonización sigue presente en nuestra sociedad no sólo en la práctica sino simbólicamente. Nombres de calles, plazas, estatuas, monumentos de personajes que son célebres por haber explotado a otros pueblos ya no tienen sentido en nuestros días. La misma parada de Virrei Amat, la estatua de Colón o el mismo Palau de la Virreina que acoge la exposición son muestras de este homenaje a los abusos cometidos contra las sociedades indígenas. Justamente el punto final de la visita llega en la sala donde está el retrato del Virrey que da nombre al palacio y en el cuál Ortiz ha instalado cuadros que, imitando las pinturas de castas, un género pictórico que plasmaba la diferencia de clases en los territorios explotados por los colonos españoles, pero donde la artista ha buscado otros protagonistas. Aquí nos habla de cómo se perpetua la xenofobia y el racismo en nuestra sociedad a través de figura que aparentemente están en contra de estas actitudes. Con sus textos y pinturas, Ortiz ridiculiza a las trabajadoras sociales blancas, a los independentistas catalanes blancos, a los intelectuales de izquierdas blancos, a las feministas blancas, a los políticos de izquierdas blancos, y así hasta una veintena colectivos que son acusados directamente de sus actitudes racistas.




La intensa y multitudinaria visita acabó con todo el público cantando una versión antiracista de la “Bella Ciao”.

En la web de Daniela Ortiz se pueden consultar algunos de sus trabajos.