La capital de Finlandia no
es una ciudad deslumbrante, pero bien merece un par de jornadas para descubrir
algunos de sus encantos. Además al ser pequeña y tener la mayoría de atractivos
concentrados en el centro recorrerla es fácil y accesible.
Isla-fortaleza de Suomenlinna
En el puerto, justo al lado
del mercado al aire libre, y indicado con unas banderas en amarillo y azul, se
pueden comprar los billetes del ferry que sale cada media hora rumbo a la
isla-fortaleza de Suomenlinna. El trayecto dura una media hora hasta este lugar
que es Patrimonio de la Humanidad de la
Unesco. Lo que hoy es un apacible y relajado lugar para ir a pasear tuvo un
origen y un sentido mucho menos tranquilo, puesto que se trata de una antigua
fortaleza militar. La construyeron los suecos a mitad del siglo XVIII para
defender la ciudad de los rusos, cuando Finlandia formaba parte de Suecia. La
fortaleza fue construida siguiendo los preceptos de Vauban, ingeniero militar
de quién no había oído hablar en mi vida pero que todos lo que han leído Victus
de Albert Sánchez-Piñol sabrán que fue el más reconocido de su tiempo.
En la isla se pueden visitar
las murallas, los cañones, la iglesia de Suomenlinna de 1854 que fue ortodoxa y
luego luterana, el patio de armas donde se encuentra el sepulcro del ingeniero
que diseñó la fortaleza, el dique seco donde se construyeron los buques de la
flota sueca y hoy se dedica a la restauración de naves antiguas, los seis
museos que hay distribuidos por toda la isla (museo sobre la historia de la
fortaleza, museo militar, museo de un submarino finlandés, museo de la aduana,
museo del juguete, etc.) El emblema de la isla es la puerta del Rey. Fue
construida para que pudiera desembarcar el rey en su visita a la fortaleza en
el siglo XVIII.
Unas ochocientas personas
viven actualmente en la isla, y dispone también de alojamiento para turistas
como un delicioso albergue (Hostel Suomenlinna). Así pues dispone de
supermercado, bares, tiendas y hasta una biblioteca y un salón de té.
Se pueden invertir un par de
horas en recorrer la isla o dedicarle todo el día. Por ejemplo, si se tiene
tiempo y hace buen día puede ser un buena idea para ir a tomar el sol en su
césped inmaculado o sobre las rocas y darse un baño en el Báltico
Isla de Seurasaari
El autobús 24 que se coje
detrás del teatro al final del Paseo de la Esplanada lleva hasta la isla de
Seurasaari que alberga un museo al aire libre de la vida tradicional
finlandesa.
A tan sólo 20 minutos del
centro de la capital finlandesa resulta asombroso encontrar este lugar lleno de
bosques, naturaleza, y ambiente rural y de otra época. Un lugar ideal para
pasar, relajarse, correr, caminar, hacer ejercicio, también para tomar un baño.
En una parte de la isla se observan los edificios antiguos del país: granjas,
iglesias, casas de familias más adineradas, todo de madera.
Visitas en el centro de la
ciudad
- La plaza del Senado: con sus impresionantes escaleras que ascienden a la blanca y brillante catedral. En la misma plaza encontramos el Consejo de Estado, la Universidad y la Biblioteca Nacional.
- Plaza del Mercado: es el corazón de la ciudad. Junto al puerto se instalan puestos y tenderetes donde comprar recuerdos, joyas pero también comida como frutas, especialmente todo tipo de bayas. También se puede comer en alguno de sus puestos. En nuestro caso comimos reno con verduras.
- El mercado de abastos: se trata de un mercado cubierto justo al lado del mercado al aire libre, con puestos más selectos, bien puestos, bonitos y con comida más gourmet. Además de comprar también se puede comer. Recomendable la sopa de marisco. Cierran por la tarde.
- La capilla Kampi: uno de los lugares más especiales, y para mí imprescindibles, de Helsinki es esta asombrosa capilla de madera. Un oasis de paz en medio de la zona más comercial de la ciudad. Además se trata de una capilla donde no se realizan misas, sino que es un lugar para la introspección, la relajación y la espiritualidad.
- La iglesia de Temppeliakio: excavada en la roca.
- La catedral ortodoxa: situada junto al puerto, es la iglesia ortodoxa más grande de Europa occidental. Recuerda levemente, salvando las distancias, a mi adorada San Nicolás de Moscú.
- El paseo de la Esplanada: justo al lado del puerto, es un buen lugar para pasear, sentarse y relajarse y ver pasar a los turistas y autóctonos. Y si se tiene suerte incluso coincidir con algún concierto de jazz.
- Estación central de ferrocarril: recuerda modestamente a la estación central de Nueva York.
- Parlamento: sobrio edificio de los años 20 del siglo XX.
- Monumento a Sibelius: se puede visitar tomando el autobús 24 de camino o de vuelta de Seurasaari. Es una instalación que crea sonidos y ecos en sus cavidades.
- La ciudad del diseño: Helsinki es famosa por el diseño y tiene un barrio lleno de tiendas y galerías de arte donde encontrar los objetos y piezas más modernas e innovadoras.
Helsinki en un día o dos
Con un programa ajustado
sería posible realizar todas las visitas en un solo día pero si se quiere ir
más relajado se pueden espaciar en dos jornadas.
Si sólo se dispone de un día
de visita una buena opción es visitar una isla a primera hora de la mañana y la
otra a primera hora de la tarde, comer en el mercado al aire libre o el mercado
de abastos, y visitar el resto de la ciudad por la tarde. Siempre y cuando
estemos hablando de la época estival en que el cielo no se oscurece hasta
pasadas las diez o las once de la noche. En invierno, el programa de un día
sería mucho más complicado.
También hay quién recomienda
tomar las líneas 2 o 6 del tranvía para tener una panorámica rápida de la
ciudad.
Si se dispone de dos días
para visitar la capital finlandesa, lo más recomendable sería ir cada día a una
isla y el resto del tiempo dedicarlo a recorrer el centro de la ciudad.
mi prima estuvo el año pasado en semana santa y le encantó, a pesar de la nieve ^^
ResponEliminade entre todas sus fotos, además de iglesias de mil nombres que nunca recordaré, la escultura de Sibelius fue de lo que más me llamó la atención ^^