En medio del mar Báltico, a medio camino entre Suecia y Finlandia, se encuentran las Islas Åland, un lugar bastante insólito en Escandinavia que tuvimos ocasión de recorrer este verano en diferentes medios de transporte (a pie, en bicicleta, en coche y en kayak). Es sin duda un destino poco explotado turísticamente y muy tranquilo.
En
bicicleta
Posiblemente la bicicleta
sea la mejor manera de descubrir este
peculiar archipiélago formado por más de 6.700 islas. Las islas son
prácticamente llanas así que no hay grandes desniveles, además hay poco
tráfico, y la mayoría están unidas por puentes o ferrys gratuitos que te
permiten ir saltando de islita en islita. Y cuando te apetezca parar a descansar,
a disfrutar el paisaje, a tomar un baño o a degustar sus postres típicos en
alguna cafetería ocasional. Eso sí, no hay muchos establecimientos así que es
buena idea llevarse provisiones.
Las
bicicletas se pueden alquilar en la capital, en Mariehamn, por 12 o 14 euros la
hora, o unos 35 la semana. La capital es la única ciudad pero apenas merecería
ese nombre, puesto que es un pequeño y tranquilo pueblo de pocas casas y menos
atractivos, que es muy representativa del ámbito apacible y tranquilo del resto
del archipiélago.
Para
alojarse, la oferta no es muy amplia puesto que ya he comentado que no está muy
explotado para el turismo. De hecho, yo no he visto ni un solo hotel. Las
opciones es alquilar cabañas, ir a un bed and breakfast o a un camping, pero
siempre reservando con antelación. En nuestro camping estuvimos en un
maravilloso camping en Vardo, el Sandösunds Camping, que fue mil veces mejor
que un hotel.
A
pie
Se
pueden hacer diversos trekking para recorrer a pie las diversas islas del
archipiélago. Ahora bien, hay que tener en cuenta que será una caminata
tranquila y sin mucho esfuerzo, ya que como hemos comentado no hay apenas
desnivel. Una ruta interesante que empieza cerca de Bormarsund puede llevar a
uno de los puntos más altos de la zona, pero se trata de una pequeña colina.
Esta ruta tiene el atractivo además de poder visitar diferentes cementerios
antiguos: el cementerio ortodoxo, el judío y el musulmán.
En coche
En coche
Para
distancias más largas lo más inteligente es recurrir al coche. En este sentido,
se pueden realizar dos visitas interesantes.
El
museo al aire libre de Jan Karlsgården: recrea la vida de las islas en el siglo
XIX. Podemos conocer las casas más humildes con un espacio para las mujeres
para hilar y uno para los hombres más en formato taller, las saunas antiguas,
una herrería, así como una casa de verano e invierno de una familia más
adinerada de la zona. Llama la atención que las dos casas están apenas
separadas 100 metros o lo pequeñas que son las camas, pero luego lo entiendes
cuando descubres que dormían incorporados (y no tumbados) por miedo a que la
sangre se les fuera a la cabeza. El pueblo está al lado del castillo de
Kastelholm, una construcción medieval del siglo XIV que era residencia de los
reyes suecos y también fue prisión de algún que otro rey.
Y
es que aunque la misma Finlandia fue parte de Suecia durante muchos años, no
hay otro territorio en el país que haya mantenido los vínculos con su antiguo
país como las Islas Åland. De hecho, tienen unas condiciones políticas,
económicas y militares diferentes al resto de provincias de Finlandia.
Por
ejemplo, el único idioma oficial en las islas es el sueco que habla el 93% de
la población. El Estado finlandés ha respetado esta situación sin ningún drama,
como pasa en otras latitudes, e incluso tiene la obligación de cuando envía un
documento oficial a algún ciudadano de las islas hacerlo en sueco. Las Åland
tienen además su propio sistema tributario (muy libre de impuestos), su
parlamento, su propia bandera y un sello propio. Tiene, por lo tanto, un alto
grado de autonomía. Todo se remonta a la independencia de Finlandia de Rusia
(ya la URSS) en 1921, cuando las Åland dijeron que querían pertenecer a Suecia
y no al nuevo país naciente. Al final, la Sociedad de Naciones decidió que el
archipiélago formara parte de Finlandia pero manteniendo un estatuto especial
de autogobierno. Como en Cataluña, tienen delegadas las competencias en áreas
tan importantes como salud o educación.
También en coche se puede
visitar la que posiblemente es la zona con más tráfico y turismo del
archipiélago, las ruinas de la fortaleza de Bomarsund. Se trataba de una gran
estructura defensiva que ingleses y franceses destruyeron prácticamente en una
guerra en 1854. Y pese al ataque de franceses e ingleses, en realidad, a quién
más manía se les tiene por estas tierras es a los rusos. Los años de
pertenencia al Imperio Ruso no se recuerdan con especial cariño. El dueño del camping nos explicó, mientras
degustaba con deleite un fabuloso plato de pasta al que le habíamos invitado a
cenar, todos los agravios y miedos contra la expansión rusa. Sin embargo, no
sabemos qué pasaría en el caso de que Rusia invadiera las Åland puesto que las
islas son zona desmilitarizada desde el final de la Guerra de Crimea en 1856.
Así, las islas no participarían en una guerra en la que se viera inmerso su
propio país, Finlandia. Pero ¿qué pasaría si fuera Åland quién necesitara apoyo
militar?
En kayak
Una buena idea para conocer
la costa es recorrerla en kayak. El mar no es apenas salado y poco profundo. En el camino marítimo apenas te encuentras
alguna casa con su propio embarcadero. En general en las islas no hay muchas
casas ni gente. Y es que no es fácil ser ciudadano de las Åland. Para ello, hay
que tener como mínimo el padre o la madre nacidos en el archipiélago, o haber
vivido en las islas durante bastantes años.
Después del kayak, lo más
apetecible fue tomar una sauna de una hora. En el camping tenía una sauna
flotante sobre el Báltico, sobre una plataforma de madera, con un cambiador muy
vintage delante. Para ir refrescándote de vez en cuando de la sauna, lo mejor
era salir y sumergirse en las aguas del Báltico, sorprendentemente poco frías.
Y para recuperar fuerzas
después de tanto ejercicio, en el camping nos deleitaron con el postre típico
local: las tortitas de Aland. Una especie de pudding cuyo ingrediente secreto
es el cardamomo, acompañado de compota de frambuesa o arándanos y crema batida.
Si quieres saber sobre las
saunas puedes leer otra entrada de mi blog aquí
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