Sé
que me repito porque ya lo he comentado varias veces en el blog, pero una de
las mejores cosas de viajar es no sólo conocer paisajes, monumentos y
arquitectura del lugar sino poder aproximarte a la cultura y la historia de una
ciudad o un país, que tal vez sin la excusa del viaje nunca se te habría
ocurrido explorar. Así, hace unos años descubrí la literatura noruega, el año
pasado hice el gran hallazgo de empezar a leer a Stefan Zweig al ir de
vacaciones a Austria. Uno de esos tesoros que han caído en mis manos estas
semanas gracias a mi investigación sobre el reciente viaje a Polonia es conocer
a Irena Sendler.
Añadir leyenda |
Una
película realizada para televisión que ha ganado diversos premios relata su
proeza. Está protagonizada por Anna Paquin, que algunos recordamos como la
rebelde niña de El Piano.
Sendler
fue una trabajadora social y enfermera católica polaca que no pudo quedarse de
brazos cruzados viendo la bestialidad que estaban cometiendo los nazis al su
alrededor. Como trabajaba para el Ministerio de Asuntos Sociales, tenía permiso
para entrar en el gueto. Así pudo organizar un sencillo pero arriesgado sistema para sacar a
los niños del gueto y entregarlos a familias polacas, cambiándoles el nombre.
Esas familias polacas también se jugaron la vida porque ayudar a un judío
estaba penado con la muerte.
En
la película se rompe el corazón al ver al ver el dolor de las madres que han de
entregar y separarse de sus hijos sin saber si los volverán a ver. Algunas son
incapaces de hacerlo. Es fácil con la perspectiva histórica y sabiendo lo que estaba sucediendo y lo que les esperaba a esos judíos, pensar que nosotros habríamos entregado a los
niños sin dudar, para salvarlos de la muerte. Pero por aquel entonces, nada se
sabía de los campos de exterminio, sólo rumores, historias, nada certero. Ante
esa incertidumbre, ¿quién entrega a sus bebés y niños pequeños a desconocidos
sin saber qué pasará mañana? Sendler, ayudada por otras personas, sacó niño en
maletas, bajo los abrigos, escondidos bajo ladrillos, en ataúdes, en cajas de
herramientas. A los más grandes los sacaba atravesando un edificio público que
tenía dos puertas, una entrada por la Varsovia “libre” y otra entrada por la Varsovia
del gueto. Irena Sendler cruzaba aquel pasillo con los niños judíos arreglados y vestidos como pequeños de familias acomodadas polacas. Algunos de los casos como la niña
de la cuchara de plata han sido historias conocidas tiempo después. Muchos de
esos momentos de la huida los recoge perfectamente la película. En Varsovia
todavía sigue en pie el edificio con doble entrada por donde Sendler sacaba a
los niños.
Irena
entendía el miedo de las familias a no volver a recuperar a los niños cuando
acabara la guerra. Así que creó un exhaustivo inventario donde escribía el nombre real de
cada pequeño y su correspondiente nuevo nombre polaco así como las referencias de la familia polaca a la que era
asignado. Esos papeles los guardaba en botes de cristal que enterró por toda Varsovia. Si Irena hubiera muerto, nadie más que ella conocía el paradero de
esos botes con la memoria y la identidad de los niños. Y estuvo apunto de ser así.
Y
es que al final, Irena fue descubierta. Estuvo detenida en la prisión de Pawiac
y fue torturada para que confesara los nombres de las personas que la ayudaban
en su tarea salvadora. Irena no habló y fue condenada a muerte. Sin embargo, la
resistencia estuvo recogiendo dinero entre todas las personas que apreciaban a
Irena y valoraban su labor. Así se pudo pagar un soborno a los carceleros que
la custodiaban. De hecho, se considera el soborno más alto pagado durante la II
Guerra Mundial.
Después
de la huída, Irena Sendler pasó a la clandestinidad colaborando con la
resistencia.
Y
si la historia ya es emocionante hasta aquí, todavía lo es más como salió a la
luz. Ya entrado el siglo XXI, unos estudiantes de un instituto de Estados
Unidos que estaban haciendo un trabajo de curso sobre las persona que ayudaron
a los judíos durante la II Guerra Mundial se toparon con varias personas que
recordaban haber sido salvados por Irena. Investigaron y descubrieron su historia.
Lo mejor de todo es que Irena Sendler aún vivía, discretamente y en el anonimato
en una residencia de ancianos en Varsovia. Tras salir a la luz su historia,
reportajes, películas y entrevistas, se recuperó su figura. Incluso estuvo
nominada al Premio Nobel de la Paz que aquel año ganó Al Gore por su denuncia
del cambio climático.
Irena
Sendler fue una heroína, pero como muchos otros héroes, no reconoce su hazaña
porque considera que no tiene ningún mérito puesto que “no podía haber hecho
otra cosa, no había otra opción”. Por supuesto, no es así, porque muchas otras
personas permanecieron impasibles ante el horror (seguramente por miedo a
perder la propia vida) y otras colaboraron con el régimen nazi. En todos los conflictos
existen siempre personas que arriesgan su vida por ayudar, personas que siguen
pasivas, y personas que colaboran con el poder. De todas formas, como plantea
la pregunta final de la visita al Museo de la historia de los judíos y del
gueto durante la II Guerra Mundial en Cracovia que acoge la antigua fábrica
Schindler (por cierto, un museo muy recomendable) nadie sabe cómo nos habríamos
comportado nosotros ante circunstancias tan terribles, cuando tu vida y la de
tu familia está en juego. ¿Qué harías tú si amenazan con matar a tus hijos si no colaboras?
Más información
El valiente corazón de Irena Sendler Película (en polaco, subtitulada en castellano)
La heroína que salvó a 2.500 niños. Reportaje sobre Irena Sendler de El Mundo
no podría visitar estos sitios, me parece que hay demasiado dolor acumulado en las paredes.
ResponEliminahabía visto la foto de esta señora varias veces en FB pero no conocía la historia completa... y sin q suene a APM: es digna de admirar! ^^