dimarts, 1 d’octubre del 2024

5 días recorriendo Navarra en furgoneta

Escapada de 5 días en el puente de la Mercè (septiembre 2024). Recorremos Navarra en furgoneta durante 5 días concentrándonos en la zona del Baztán pero pasando también a la vuelta por las Bardenas Reales.



Día 1. Barcelona - Baztán

La llegada a Baztán desde Barcelona en un trayecto de 6 horas bajo una lluvia intensa nos deja agotados para montar la furgoneta al llegar al Cámping de Erratzu que posiblemente es el único cámping del valle.

Día 2. Zugarramurdi, Sara, Ainhoa, Espelette, Cascada de Xorroxín

Al día siguiente visita a Zugarramurdi. Hay que reservar con antelación para visitar el Museo de las Brujas y la Cueva. El Museo es interesante, y la otra vez que visité la zona estaba cerrado, pero hay algunas cosas que no se entiende muy bien, son confusas y creo que no le han sacado el partido que tendría. Me llamó la atención que después del informe de Salazar se rebajaron las penas a los acusados y se incrementaron los requisitos para imponer este tipo de condenas. El caso fue tan escandaloso y los nuevos requisitos tan rigurosos, que no se quemó nunca más a nadie por bujería en España, 100 años antes que en el resto de Europa.

Cruzamos la frontera y visitamos Sara, perfectamente prescindible. Y hacemos un pícnic junto al lago Sempere. Nos acercamos a Ainhoa para visitar su precioso cementerio y a Espelette, que me recuerda mucho a Sant Jean de Luz. Regresamos al cámping y hacemos la excursión hasta la cascada del Xorroxín a contrareloj porque el cielo amenaza tormenta y el parte del tiempo nos informa que tenemos 1h30 para ir y volver antes de que caía un aguajero con tormenta.

Día 3.  Elizondo, Ziga, Irureta, Amaiur

Después del diluvio durante la noche, y que nos entrara agua en la furgoneta, nos dirigimos a Elizondo pensando que se va suspender la visita guiada de la trilogía del Baztán, pero de pronto, se abre la mañana y sale el sol. Hacemos la visita de 3 horas que nos gusta mucho. Aunque es la segunda vez que la hago, me gusta igual. Han cambiado algunas cosas en el pueblo como un edificio detrás de la iglesia que le han puesto “Mantecadas Salazar” que antes no existía. 

Es la feria del ganado en Elizondo y como hace sol está todo el mundo en la calle, tomando aperitivo y comiendo en las terrazas. Nos comemos unos talos que son unas totas de maíz con chistorra y queso y paseamos entre las vacas concursantes y yo no puedo dejar de cantar “En un mercedes blanco llegó a la feria del ganado”.  Nos acercamos al mirador del Baztán y visitamos Ziga e Irureta y luego nos dirigimos a Amaiur y subiendo andando al castillo.

Día 4 Señorío de Bertiz, Bardenas Reales

Al día siguiente dejamos el cámping y vamos a hacer una ruta de 3 horas (9km) andado por el Señorío de Bertiz. Nos encontramos muchas personas mayores del pueblo que salen a caminar solas por la mañana, qué lujo tener ese paraíso al lado de casa. Al parecer el dueño lo cedió para que fuera un parque para uso gratuito y sólo se pueden hacer actividades de ocio y montaña, sino… ya habría desaparecido para hacer pisos, casetas.

Es impresionante las casas enormes que hay en esta zona. No me imagino qué puedes hacer con tanto espacio!

Dejamos el valle del Baztán para ir deshaciendo el camino y a mediodía llegamos al Cámping de las Bárdenas Reales, a dónde nos acercamos después de comer. Pero son las 17.05 y cierran la oficina de turismo a las 16.55. Aquello está lleno de visitantes y turistas desconcertados. No hay un mapa de la zona, la cobertura es muy mala así que nos aventuramos sin saber muy bien a dónde vamos. Damos un paseo un coche por el parque de casi dos horas.

Día 5- Tudela- Barcelona

Al día siguiente ya de vuelta a casa paramos en Tudela para buscar los rincones donde pasó una parte de su infancia Pascual. Buscamos su calle, localizamos su edificio, la parroquia a dónde iban sus hermanas al salir de la escuela, el descampado donde casi se ahora que ahora es un centro comercial. Damos un paseo por el centro como la Plaza de los Fueros y la Catedral y regresamos a casa.

 Alojamiento en cámping en Erratzu

Camping Erratzu en el Baztán, rodeado de un entorno natural precioso, al lado del río y de la montaña, justo al inicio de la ruta de la cascada del Xorroxín. Además está a 2 minutos andado del pueblo (aunque el pueblo es pequeño y no tiene muchos servicios). Como llovía por las tardes y ya va oscureciendo pronto pasamos la última hora de la tarde en el bar leyendo y tomando algo. El bar del cámping está muy bien con unas tapas y unos bocadillos generosos, bien de precio, y sin gluten. De hecho, da la sensación que el bar del cámping es el bar más popular de la zona porque aparecen muchos vecinos a tomar algo o cenar, prueba que muestra que es una buena opción.

Los lavabos son correctos, aunque hay que esperar mucho rato para que salga el agua caliente.

Diluvió bastante una noche. A nosotros nos entró agua en la furgoneta, y descubrimos así que teníamos una gotera cuando me encontré la almohada mojada y la cara empapada. Pero nuestros vecinos de la parcela al lado tuvieron peor suerte porque estaban en la tienda de campaña y el suelo se volvió barro que cedió bajo sus pies y la tienda empezó a moverse y deslizarse en medio de la noche.


Decidimos ir a un cámping las tres noches porque como amenazaba lluvia y hacía frío y no podemos cenar dentro de la furgoneta, pensamos que la era la mejor opción para poder estar en un bar al caer la tarde. Sin embargo, en al zona hay muchos sitios donde poder pasar la noche, y al cruzar la frontera con Francia diez minutos más al norte todavía más espacios habilitados para pernoctar caravanas y cámpers. Ya sabemos que en estos temas los franceses lo tienen todo mucho mejor adaptado.

Alojamiento en el Camping de las Bardenas Reales


Es un cámping pequeño, muy justo de servicios. Las parcelas son pequeñas y áridas. Hay pocos lavabos y duchas. Dos duchas de mujeres y dos de hombres. Los lavabos están a la vista en medio del cámping y para lavarte los dientes tienes que hacerlo a la vista de todas las parcelas. Eso sí, el precio me parece excesivo para ser temporada baja (un lunes de finales de septiembre) y tan pocos servicios. El restaurante del cámping se come muy bien de menú, hay muchos coches de gente que viene expresamente al mediodía a comer.

dimecres, 18 de setembre del 2024

Una selección de literatura mexicana

Cuando viajo a un país, unas de las actividades con las que más disfruto es poder acercarme más a su literatura. Así, las semanas y  meses previos así como durante el viaje procuro leer algunas obras destacadas de la literatura de ese país, como una oportunidad de conocer otras tradiciones pero también de acercarme a través de la ficción a la historia, costumbre, realidad pasada o presente. Reconozco que me suelo ceñir a literatura del siglo XXI o XX, y no suelo ir más allá en mis excavación.

Este verano con motivo de mi viaje a México, estuve buscando una selección de obras destacadas y luego buscándolas, claro, que no pude localizar todas las de la lista. Empecé a leerlas unas semanas previas, pero sobre todo las leí durante los casi 20 días de viaje y es genial ir descubriendo en las visitas guiadas o recorridos por la ciudad episodios que están pasando justamente en la novela que estás leyendo. Reconozco que había conseguido más obras, pero una vez volví a Barcelona fui abandonando la lista.

Temporada de huracanes. Fernanda Melchor.

Empecé por esta novela porque salía en la lista de las mejores obras de la literatura universal del siglo XXI que publicó el New York Times, y creo que es la que menos me ha gustado. De hecho, estaba deseando acabarla por el desagrado que me provocaba. Historias de drogas, alcohol, violencia, prostitución, abusos, sordidez, suciedad. En el México actual, trata la investigación del asesinato de una mujer que era como una especie de bruja que organizaba fiestas sexuales en su casa.

 Arráncame la vida. Ángeles Mastretta.

Explica la vida de una mujer, Catalina Guzmán, y de la relación con su marido, un militar desde los años 30 del siglo XX. A partir de la relación de abuso y poder de su marido, y las pequeñas conquistas y rebeliones que irá asumiendo su mujer podemos recorrer de la historia de la política mexicana del siglo pasado.  Recomendable.

Las batallas en el desierto. José Emilio Pacheco

Novela corta que es la lectura que más me ha gustado de esta selección. Narra el enamoramiento de un adolescente de la madre de su mejor amigo en el barrio de la colonia Roma en México que también es el escenario de la preciosa película Roma de Alfonso Cuaron. A través del ensimismamiento del joven, asistimos a los cambios en México después de la II Guerra Mundial. Una obra deliciosa.

Aura. Carlos Fuentes

Obra de inspiración gótica que explica la historia de un joven que entra a trabajar para una señora en un caserón casi abandonado donde también vive la sobrina. Una casa encantada, confusión de vivos y muertos, fantasmas, misterio, reencarnación. No es mi estilo. Se lee rápido.

Los recuerdos del porvenir. Elena Garro.

Narra la historia de los habitantes de un pueblo mexicano que vive atemorizado bajo el yugo de unos cargos del ejército durante la Revolución Mexicana. El general, un hombre colérico y desposta, está enamorado de su amante, que lo ignora por completo. El pueblo entero sufre los efectos de ese desamor. Nos habla del caquicismo, de la estructura de clases, del poder y la rebelión. Recomendable.

La muerte de Artemio Cruz. Carlos Fuentes

Releí esta obra que es una de las grandes de la literatura mexicana pero que se me fue atragantando a medida que avanzaba y que el muerto no acababa de irse. Creo que cuando era más joven tenía más capacidad de leer obras más densas y lentas. La novela se inicia cuando Artemio Cruz, desde lecho de muerte, recuerda las etapas más importantes de su vida y, en particular, su participación en la Revolución mexicana. Así como el amor de su vida. Es interesante ver cómo después de la revolución inicia unos negocios donde la corrupción, las amenazas, el caciquismo, le permiten amasar una inmensa fortuna.

Como agua para chocolate. Laura Esquivel.

También de relectura, en este caso, más ligera y agradable. Es una novela romántica donde se mezclan amor y la cocina. Bebe también del realismo mágico. La historia tiene lugar durante la Revolución mexicana, cuando Tita, la más pequeña de una autoritaria mujer acomodada, se enamora de un joven. Pero ella, al ser la pequeña no tiene derecho a casarse puesto que su rol en la vida es cuidar de su madre. Para estar cerca de ella, su enamorado se casa con la hermana mayor. A partir de ahí, el drama está servido. También recomendable. Me parece muy ingeniosa e imaginativa.

divendres, 23 d’agost del 2024

Cancún, punto de llegada y salida

Y vamos llegando al final del viaje que como es circular acaba en Cancún, por la facilidad para coger vuelos de regreso. Esperamos el autobús a primera hora de la mañana en la estación, donde recogí mis gafas, pero nos informaron que nuestro autocar se había estropeado. Después de un rato intentando entender a la mujer de la taquilla, aunque hablaba español, comprendí que nos ofrecían colocarnos en otro autocar. Así lo hicimos aunque era una autocar de menos prestaciones, que daba más vuelta y hacía más paradas. Así que llegamos a Cancún a las 8 de la tarde. 

Habíamos cambiado de hotel del lugar donde llegamos porque no nos guardaba las maletas el último día y cogimos uno justo en frente de la estación de autobuses en pleno pueblo, lo que nos causó una grata sorpresa.  Se trata de una animada zona con el Ayuntamiento, una plaza donde hay actividades y espectáculos, mucha animación y actividad, pero donde no predominan los turistas que están en los complejos de la zona hotelera sino la población local. Cada noche había competición de lucha libre y también bailes regionales. Cenamos en unos puestos callejeros.

Al día siguiente habíamos previsto pasarlo en Isla Mujeres pero vimos que el ferry costaba 26 euros y lo descartamos. Eso sí, decidimos ir a pasar un rato a la playa tomando el autobús 1 que en 10 minutos te deja en la zona hotelera donde tuvimos que buscar algunos de los escondidos accesos a las playas. Las playas son públicas, pero los caminos para acceder no están demasiado a la vista porque así se crea una cierta sensación de playas privadas de los hoteles. Hay que reconocer que la playa es una preciosidad. El azul del agua, del cielo, la arena blanca finísima. Totalmente, un paraíso. Un paraíso del que nos autoexpulsamos al cabo de una hora y media. Demasiado calor. Improvisamos el paraguas a modo de sombrilla, pero no es la situación más cómoda.

El traslado al aeropuerto y regreso a Barcelona fue mucho más fácil y tranquilo.

dimecres, 21 d’agost del 2024

Campeche, encantadora y bella

Sin haberlo previsto, el viaje va dibujando una línea ascendente de nivel tanto en las ciudades que visitamos con en las ruinas. A cada paso que damos el siguiente es aún mejor. Así, la zona arqueológica que más me ha gustado es Uxmal y mi ciudad favorita del viaje será la última. Campeche.  

Aunque los españoles llegaron a Campeche en 1517 no pudieron fundar la ciudad hasta 1540 por la dura resistencia de los mayas. En poco tiempo se convirtió en el primer puerto y eje comercial del Golfo de México. Por eso, sufrió terribles y constantes ataques de piratas franceses, holandeses e ingleses para saquear la ciudad. Finalmente se construyó una muralla que se conserva aún en gran parte, junto con sus puertas, torreones y bastiones.


Campeche es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde finales de los años 90. Eso la obliga a mantener un aspecto y una apariencia para conservar el título. Por eso, es una ciudad cuidada, limpia, preciosa con sus fachadas de colores y sus calles peatonales. No hay venta ambulante, están limitadas las terrazas y los bares en el centro porque hay que garantizar que las personas vivan en la ciudad y no haya gentrificación. Nos alojamos en un precioso hotel que era una casa colonial con su patio interior, sus mecedoras, sus plantas. Y además está supercéntrico, lo que nos salva casi de morir ahogados cuando cae un diluvio una noche.

Al contrario que en Mérida, no nos atienden demasiado bien en la oficina de turismo. En la primera apenas nos dan explicaciones. En la segunda, el informador nos da cantidad de tarjetas de restaurantes donde apunta su nombre para que digamos que vamos de su parte, también le preguntamos por excursiones organizadas o autobuses de línea para ir a ver las ruinas cercanas, y se ofrece para llevarnos él mismo en su coche por un “módico precio. Eso sí, esta vez hacemos un free tour fantástico con un guía simpático, abierto, generoso.

En Campeche tienen también una interesante oferta cultural, así que visitamos el museo sobre la piratería (gratis en una de las torres de la muralla), el de la arquitectura maya con una máscara funeraria de jade maya impresionante (en otro espacio de la muralla), y tomamos un taxi para acercarnos al castillo (otro fuerte) para visitar el museo de la cultura maya que sirve de colofón y complemento a todo lo que hemos aprendido estos días. Podemos profundizar en la sociedad, los negocios, la cultura, la arquitectura, la lengua, los ritos funerarios, los sacrificios, las modificaciones que se hacían en el cuerpo para tener los cráneos alargados, incrustaciones en la piel y hay cosas sorprendentes como que las personas mayores y los enanos eran seres venerados. Como el castillo está un poco apartado, no encontramos fácilmente otro taxi para volver, los colectivos van a tope de gente y nunca vimos pasar un autobús. Caminamos bajo el sol (yo con el paraguas abierto) de regreso a Campeche hasta que nos recoge un taxi.


En la ciudad también hay iglesias interesantes como la de la eterna plegaria, la de los jesuitas convertida en museo con dibujos de Picasso y la del Cristo Negro a la afueras de la ciudad que es un sitio de peregrinaje importante. Además se pueden visitar casas-museo señoriales y otros recintos coloniales, totalmente gratis. Tiene también un pequeño pero animado mercado.

También es muy bonito el paseo por el malecón, que tiene 8km de largo, uno de los más extensos del mundo. Además me encanta porque hay cuatro carriles: para coches, para bicis, para runners y para personas que caminan. Caminando por el malecón nos encontramos con una manifestación en contra de la construcción del tren maya y mucha mucha policía.

Por la noche hay un festival de cultura de Oaxaca donde cada noche hay comida callejera y música. Nos sentamos a comer los mejores tacos que hemos probado en el viaje, de chorizo, y nos atrevemos ya con la horchata y la bebida Jamaica, que ya estamos al final del viaje y nos sentimos más osados. Escuchamos música, cantamos y  casi me pongo a bailar. Otra noche repetimos en el mismo sitio para cenar puesto que está muy cerca del espectáculo de fuentes de colores que hacen cada día al anochecer. Pero a mitad del espectáculo empieza una tormenta terrible que casi no nos da tiempo a llegar al hotel!

Ah! Una curiosidad, de Campeche procede la palabra Campechano.

En el trayecto en autocar de Mérida a Campeche me dejé las gafas en el autobús. Fui a la estación de autobuses y no las encontraron. Mandé un correo electrónico a la compañía de autobuses y al cabo de dos días me respondieron que las habían encontrado. Así que el último día las recuperé!

dimarts, 20 d’agost del 2024

Mérida, señorial, dinámica, alegre y cultural capital de Yucatán

 

Francisco de Montejo, el Mozo, conquistó la ciudad de T'Ho (cinco colinas) en 1540. Le pusieron Mérida porque las construcciones de piedra y cal la ciudad maya les recordaron a la romana de Extremadura. 

En el s.XIX vive un esplendor económico con la explotación del henquén para hacer sacos, pero esta riqueza se concentraba en manos de unos pocos. Mérida llegó a ser la ciudad más rica de toda América Latina. Los ricos marchaban a estudiar a París, de ahí la importante influencia francesa en su estilo que se combina con la arquitectura colonial.

Hoy Mérida tiene una población similar a Barcelona. Animada, alegre, viva, llena de plazas, actividades culturales, teatros, museos, conciertos.

Nos atendieron de maravilla en la oficina de turismo donde hacían visitas guiadas gratuitas.

Mérida tiene una de las plazas más bonitas de México, pero desgraciadamente estaba en obras. Eso sí, entramos en la catedral que era muy sobria pero imponente y también en una iglesia jesuita. Recorrimos varias veces el camino a las animadas plazas de Santa Lucía y Santa Ana, las colas en los teatros y salas de conciertos. Visitamos el museo de la ciudad donde pudimos profundizar en su historia.

Teníamos el hotel cerca de la estación de autobuses de cercanías y del mercado, así que por la mañana era un hervidero de gente para ir a trabajar a primera hora con largas colas para tomar autobuses y colectivos. Gente. Mucha gente. Comprando, en el mercado, en el supermercado, en las tiendas, pero todo limpio.

Hace mucha humedad, pero al ser un entorno más urbano los mosquitos nos dan un poco de tregua, menos en el Paseo de Montejo donde atacan sin piedad.


El Paseo de Montejo se construyó a imitación de los Champs Elysée con mansiones afrancesadas que hoy son hoteles, bancos y restaurantes. Los domingos el paseo cierra al tráfico para que pasee la población en bicicleta. Y cenamos en un fabuloso restaurante vegano!

Es un paseo larguísimo. A la mitad tiene una especie de Monumento a la patria, una de las esculturas más icónicas de la ciudad y el único en mundo en estar tallado en su totalidad en piedra. Esculpido por el escultor colombiano Rómulo Rozo en el Museo de Montejo refleja los principales momentos y protagonistas de la historia de México.

 

La cuna del feminismo mexicano

Descubro en la visita guiada un cartel que explica que en 1916, tiene lugar en Mérida el Primer Congreso Feminista. Por las novelas que estoy leyendo sé que en los años 20 ya se pudieron elegir a las primeras mujeres. Así que investigo y descubro que Mérida fue la cuna del feminismo mexicano.

En 1922, Rosa Torres fue la primera mujer del país en ser electa presidenta municipal gobernando el municipio de Mérida.  Y en 1923 se eligieron las primeras 3 diputadas del Congreso de diputados mexicano.

Izamal

Desde la estación de autobuses que hay junto al hotel tomamos un bus que en una hora nos lleva a Izamal, conocido como el pueblo amarillo. Izamal fue un importante centro espiritual para los mayas. Los conquistadores españoles lo eligieron para ubicar también un importante centro de evangelización. Sobre un antiguo templo maya y usando piedras sagradas construyeron el Convento de San Antonio de Padua, uno de los más antiguos del continente americano, aún en uso por los franciscanos.

Izamal conserva aún algunas de las ruinas de sus pirámides mayas y es un encantador (y abrasador) pueblo de fachadas amarillas. Pudimos subir encima de las pirámides y disfrutar de las preciosas vistas.

 

Uxmal

A 80 km de Mérida se halla uno de los yacimientos más importantes de la civilización maya junto con Tikal, Chichen-Itzá y Calakmul. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ciudad representativa del estilo Puuc. Para mí la zona arqueológica más bonita, tranquila, integrada en la naturaleza.


Es imposible saber a qué hora saldrá y volverá el autobús. Así que nos vamos a la estación de autobuses a probar suerte. La vuelta es más complicada. En una taquilla nos dicen que vuelve a las 12, en otra a las 13 pero el conductor nos dice que a las 15.

Una vez allí con los chicos y chicas que íbamos en el autobús de línea que son españoles e italianos contratamos un guía, un señor mayor que nos lo explica de maravilla. Visitamos la pirámide del adivino, el cuadrángulo de las monjas, el palacio del gobernador o el Palomar. Una visita deliciosa. No tanto la vuelta, al final tenemos que esperar el autobús bajo el sol dos horas y cuando pasa está tan lleno que casi no podemos entrar. Hacemos el trayecto de casi dos horas de pie apiñados dentro.

dilluns, 19 d’agost del 2024

Valladolid, punto de partida para Chichen-Itzá


Aunque en la estación de autobuses de Tulum me dijeron que el autobús pasaba a las 9.30 y a las 12.30, el dueño del hotel nos dice que está equivocado y que pasa a las 10.30 y a las 11.30, así que confiamos en su conocimiento de la zona y nos plantamos en medio de la carretera a las 10.15. Pero el autobús no pasa hasta las 12.45. Un buen ejercicio para educar mi paciencia, haciendo autodefinidos cubriéndome del sol con un paraguas.

Llegamos a Valladolid a mediodía y descubrimos que hay que restar otra hora más. En Yucatán hay dos usos horarios. Compramos comida en el supermercado. Por la tarde, salimos a descubrir la ciudad. El hotel está al lado de la calzada de los frailes, una calle preciosa de casa de colores que lleva a la plaza donde está el convento de San Bernardino.


Fundada en 1543 por Francisco de Montejo, para dominar la región a la llegada de los españoles. La ciudad estuvo en otro lugar cercano pero fue traslada debido a la insalubridad de la zona (enfermedades por los mosquitos). Como es habitual en otras ciudades, construyeron la catedral sobre un antigua Pirámide maya. Esta catedral fue años más tarde fue cambiada de orientación por una razón que no acabamos de entender porque tuvimos el guía de freetour más surrealista que he conocido. Frente a la catedral hay una preciosa plaza con una fuente y bancos, paraditas, niños, palomas, mayores, mucha actividad y alegría. La humedad es bastante agobiante, y los insectos son aún más insistentes que en Cobá. Al día siguiente vistamos el convento franciscano de San Bernardino de Siena de 1552 es el más antiguo de la América continental.


En la plaza por la noche hay música en directo, actuaciones de baile y a las 21.00 un espectáculo de mapping con la historia de la ciudad proyectado en la fachada del convento. Además, es un lugar lleno de restaurantes de precios diversos donde cenamos varias noches. Una de las noches en El Paladar del cura que fue uno de los restaurantes donde mejor comimos del viaje y aprovechamos para alejarnos de los tacos y los burritos y experimentar con la comida yucateca.

En medio de Valladolid hay también un cenote urbano, uno de los pocos en medio de la ciudad. Como abren más tarde de lo previsto tenemos que estar largo rato haciendo cola mientras nos devoran los insectos los tobillos.

A última hora, decidimos no visitar la ruinas de Ek Balam que están a un rato de Valladolid porque sin ser un conjunto de ruinas de las más relevantes descubrimos antes de salir hacia allí que la entrada vale 98 pesos (menos de 6 euros) pero luego hay un suplemento adicional en impuestos para extranjeros de 461 pesos, lo que hace que la entrada sea tan cara como la de Chichen-Itzá.

Chichen-itzá

Por supuesto, una excusión obligada desde Valladolid tiene que ser Chichen-Itzá. Nos acercamos a un garaje a las 7.30 de la mañana para tomar un colectivo. Evidentemente, el colectivo no tiene horario. Y sale cuando se llena. Somos 13 personas. Sólo 4 somos turistas, el resto son trabajadores que van cargados con fardos de souvenirs para vender en las ruinas y algunos bajan en hoteles cercanos. Al llegar contratamos un guía que como no encuentra más clientes se dedica sólo a nosotros. El guía nos ilustra sobre los fabuloso conocimientos de los mayas en matemáticas, física, astronomía, meteorología. La descripción de cada detalle de la pirámide ya es fascinante, cómo está construida con toda una simbología de los meses del año solar y del año lunar y de la unión de los dos calendarios, la representación de los tres mundos en conexión con el resto de edificios de la zona, la elección de la orientación de la pirámide y su construcción pensada para que cada 21 de marzo y 22 de septiembre con el equinoccio a las 16 horas baje una serpiente emplumada deslizándose por los escalones a través del juego de sombras. También es sorprendente la acústica donde las palmas reproducen el sonido del quetzal.

Visitamos el templo militar, el juego de pelota, y el resto de templos del recinto, ya por nuestra cuenta.

A medida que avanza la mañana la afluencia de turistas y grupos organizados aumenta, también es pesado la insistencia de los vendedores de souvenirs y el sol es despiadado. Regresamos en colectivo (que justo se llena cuando llegamos nosotros, qué afortunados, por una vez no hay que esperar!!) a Valladolid. 

Cobá, un oasis en medio de la selva



Si Tulum nos pareció masificado, turístico, sin encanto, nos encontramos todo lo contrario al llegar a Cobá en autobús de línea que tomamos en la estación de autobuses en Tulum y que se llega al cabo al de unos 50 minutos. Una pequeña población diseminada de apenas 1.000 habitantes en medio de la selva rodeando una enorme laguna con cocodrilos. Nada más llegar, vimos un Caimán. Y eso sí, muchos insectos que nada más llegar nos acribillaron las piernas, brazos y cuello.

El pueblo está divido en dos zonas, a un lado y otro de la zona arqueológica. Nuestro hotel estaba en la zona más alejada de la carretera principal. Casas con montones de perros en la puerta que vagan por el pueblo, apenas una escuela, un colmadito, y eso sí, dos iglesias, una enfrente de la otra haciendo servicio a la misma hora y repletas de feligreses cantando apasionadamente. El Hotel Nojoch era un pequeño paraíso, de calma, paz, descanso. Apenas nosotros y una familia francesa estábamos alojados en el hotel. El dueño era encantador y atento, nos dio todas las facilidades del mundo.

Fuera de la zona arqueológica, no nos encontramos a ningún turista más.

En la zona arqueológica visitamos las bonitas reinas dispersas en medio de la selva. Al contrario de Tulum donde todo estaba concentrado en poco espacio, puedes dedicar dos horas a pasear por la selva descubriendo rincones como la pirámide, la iglesia, el observatorio, el juego de pelota, las estelas. De hecho, la mayoría de los visitantes (hay pocos, nada masificado) alquilan bicitaxis o una bicicleta por apenas 3 euros para recorrer la zona. Cobá fue una de las ciudades mayas más importantes con más de 70km2, situada en un cruce de caminos, era un punto estratégico fundamental. Ahí confluían los famosos caminos blancos mayas, pavimentados de piedra caliza y estuco. Tuvo su esplendor entre los años 800 y 1.000 d.C y cuando llegaron los españoles en 1550 ya llevaba mucho tiempo abandonada La frondosa vegetación nos protege del sol abrasador que nos recibe al salir de nuevo al pueblo. Después de descansar un poco, el dueño del hotel nos presta unas bicis para ir a un cenote a bañarnos.

Nos dice que le cenote está a 25 minutos caminando, pero el hombre no ha calculado bien la distancia porque Google me marca 7km. Menos mal de la bici. Después de un breve momento de pánico (aún no me siento segura con la bici, no llego con los pies al suelo y no tiene frenos a los que estoy acostumbrada así que tengo que aprender a frenar pedaleando hacia atrás, con el agravante que todos los perros del barrio se acercan a nosotros al pasar con la bici), nos adentramos en la carretera para ir al cenote. Voy muerta de miedo por la carretera pero por suerte hay poca circulación a esa hora. Son las 3 de la tarde. Hace mucho sol y humedad. Así que cuando llegamos, el agua fresca de la cueva donde está el cenote nos parece el paraíso. Hay poca gente, apenas una familia y dos o tres parejas. El ambiente es silencioso, apacible, íntimo. Muy agradable. Pero hay que volver. De regreso, se me sale la cadena y tengo que frenar con las punta de las zapatillas deportivas en el suelo.

Cenamos en el único bar del pueblo, donde somos los únicos clientes.