“Es como si ya hubiera estado aquí antes”. La sensación de deja-vu no te abandona ni
un solo instante la primera vez que visitas Nueva York, al reconocer todos esos
lugares vistos a través de la pantalla. Fascinante, impresionante, vertiginosa,
la gran manzana también puede resultar cálida y cercana.
Artículo publicado en 2010 en Feminas.com
En Nueva York todo resulta tan
asombrosamente familiar como si de pronto habitaras al otro lado de la
pantalla. Como en un sueño de celuloide,
sientes la alegría del inmigrante recibido por la Estatua de la Libertad, no
es la primera vez que has paseado descalza por Central Park, ni que has perdido
el último tren en la Central Station. También reconoces las luces de Times
Square que te reciben en año nuevo, y recuerdas maravillosas primeras citas
asistiendo a un musical de Broadway, o besos en el mirador del Empire State
mientras buscas la mirada desvalida de King Kong.
El corazón de Manhattan
Midtown es el centro de
Nueva York. Avenidas infinitas, rascacielos de vértigo, tiendas glamourosas,
miles de taxis amarillos, hermosos edificios art-déco, espejos, cúpulas,
teatros, musicales, impresionantes catedrales que quedan empequeñecidas… De
todo lo que captarán tus ojos no debes olvidarte de:
·
Quedarte con la boca abierta en Times Square ante tanta actividad,
mensajes, información, música, movimiento y colores de los carteles luminosos.
·
Buscar refugio en medio de tanto
alboroto en la Biblioteca Nacional,
que conserva una Biblia hecha en la imprenta de Guttemberg, o en Bryan Park, un
oasis verde donde se proyectan películas al aire libre en las calurosas noches
de verano.
·
Admirar la mezcla de estilos arquitectónicos que se dibujan en el horizonte:
la Central Station; el edificio Chrysler; Sant Patrick, la mayor catedral
católica de Estados Unidos; el Rockefeller Center, el complejo privado más
grande del mundo que en invierno acoge la famosa pista de patinaje y el enorme
árbol de Navidad de tantas películas; y el Empire State, cita obligada para
disfrutar de las vistas de Manhattan.
·
Ir de tiendas por la Quinta Avenida, descubriendo el lujo de
la joyería Tiffany’s, la modernidad de la tienda de Apple, la ingenuidad de la
juguetería de la película Big o el glamour de las tiendas de ropa de élite.
El sur de la Gran Manzana
Aquí fue donde nació Manhattan hace 300
años cuando el holandés Peter Minuit le compró la isla a los indios por sólo 24
dólares. Hoy acoge el ajetreo del distrito financiero de Wall Street, apacibles
rincones y jardines en la zona del puerto y la dramática atracción turística de
los últimos años, la Zona 0. Las
visitas imprescindibles son:
·
Trinity Church fue
el edificio más alto de NYC en su época (1846), hoy parece una miniatura junto
a los rascacielos de Wall Street que lo rodean.
·
La estatua de George Washington preside
el Federal Hall, donde fue
proclamado primer presidente del país en 1789.
·
Pasear por el puerto, divisar la
Estatua de la Libertad y tomar el ferry a State
Island, una de las mayores atracciones gratuitas de NYC, puesto que ofrece
espectaculares vistas del skyline y de la Estatua de la Libertad.
·
Las huellas del los atentados del 11 de
septiembre.
Harlem, enclave afroamericano
Desde sus orígenes en los años 20, el corazón
de la cultura negra ha latido siempre en este barrio al norte de Central Park. Para
vivir Harlem has de:
·
Asistir a una misa dominical con gospel, al que las damas negras del barrio acuden
con sus mejores galas de domingo.
·
Visita el Teatro Apollo, el espacio más importante de Harlem para celebrar
conciertos y mítines políticos. Casi todos los artistas negros de renombre,
como Ella Fitzgerald, Stevie Wonder o Michael Jackson, surgieron de aquí.
Central Park, la vida neoyorquina se
mueve
Más de 3 km2 de césped, bosques,
caminos, estanques, un teatro, lagos, zonas deportivas, Central Park es un oasis en medio de la locura de la Gran
Manzana. El lugar donde se encuentran para divertirse, hacer deporte,
descansar y relajarse neoyorquinos de toda clase social, etnia o religión: músicos
callejeros, abuelos jugando al ajedrez, embarazadas haciendo footing, grupos de
amigos jugando a béisbol, familias de picnic, lectores al sol, ciclistas,
pintores… todos tienen su lugar en Central Park.
Otros rincones imprescindibles
Por muy poco tiempo que pases en la
ciudad de los rascacielos, hay rincones que no puedes dejar de descubrir. Por
ejemplo, dejarte arrastrar por la actividad de Chinatown, un barrio animado lleno de restaurantes, puestos de
verduras y curiosidades, o rememorar el misterioso pasado del vecino Little Italy, que fue la cuna de la
mafia americana en los años 20.
También deberías buscar un momento para
pasear por el Soho, famoso por sus
fachadas de hierro colado, un encantador barrio de calles adoquinadas que
albergan galerías de arte y tiendas de diseño. Así como perderte por las
callecitas arboladas del barrio más bohemio y rebelde de Nueva York, escenario
de innumerables películas y series de televisión, el Greenwich Village.
Finalmente, sería casi imperdonable
abandonar la Gran Manzana sin visitar alguno de sus impresionantes museos, como
el MOMA o el MET. Y como colofón, no
olvides sumergirte en la auténtica esencia de Nueva York recorriendo el puente de Brooklyn al atardecer.
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