Artículo publicado en 2008 en Feminas.com
Historia
de los templos
Aunque Turquía es una República laica desde
1923, se trata de una ciudad consagrada a la oración que alberga los más
hermosos templos donde se refugian fieles de todas las religiones. Pese a la
predominancia de la religión musulmana, además de mezquitas pueden visitarse
sinagogas, iglesias católicas y ortodoxas. El máximo exponente de este eclecticismo
religioso lo hallamos en Santa Sofía, el templo que una noche de 1453 se acostó
como catedral y amaneció como mezquita. Construida en el año 360 por el
emperador Constantino, durante más de mil años fue emblema de la cristiandad y
el Imperio Romano de Bizancio. Con la toma de la ciudad por los otomanos en
1453 se convierte en mezquita. Hoy es un edificio sorprendente situado en la
misma plaza de Sultanahmet, justo en frente de la Mezquita Azul. Con
260 ventanas, una cascada de cúpulas y semicúpulas y un océano de 20.000 azulejos
interiores que le dan nombre la Mezquita
Azul rivaliza con su vecina en esplendor.
Y coronando la tercera colina de la ciudad se
impone el perfil afilado de la mezquita de Solimán el Magnífico que preside el
paisaje desde todos los rincones del Cuerno de Oro. Otros templos que merecen
una visita es la iglesia bizantina de San Salvador de Chora con los mosaicos y
frescos más hermosos del arte bizantino, la mezquita de Rüstem Pasa Camil,
famosa por su rica decoración de mármoles y azulejos y la mezquita de Eyüp,
lugar de peregrinaje.
Los palacios, relato del lujo y la lujuria
Más de 5.000 personas trabajaban en el
palacio de Topkapi que hoy alberga museos, reliquias, patios majestuosos,
pabellones esplendorosos y el lugar más secreto y prohibido de todo el reino:
el harén, una cárcel de cristal desde donde se gobernaba un imperio. Ningún
hombre podía acceder a este recinto donde más de 1.000 mujeres vivían rodeadas
de lujos, maquinaciones, y eunucos. Actualmente, pueden visitarse las
instalaciones de Topkapi y los aposentos del harén. Topkapi fue substituido
como residencia imperial a mediados del siglo XIX por el palacio del
Dolmabahçe. Su fachada de mármol blanco se extiende a lo largo de 600 metros en la orilla
del Bósforo. El palacio con 258 habitaciones, 46 salones, baños revestidos de
alabastro y balaustradas de cristal tiene una fachada de mármol blanco que se
extiende 600 metros
a orillas del Bósforo.
Los
bazares, el arte del regateo
Estambul alberga en sus entrañas otra ciudad,
un universo entre dos continentes: el Gran Bazar. En este recinto de 1.300 m2 se extiende un
laberinto de 60 calles con sus plazas, fuentes y callejones donde 4.000 tiendas
forman un mosaico de colores, sonidos y olores, un océano de alfombras,
artesanía, joyas, cajas, juegos, lámparas, velos, cojines, tapices, cerámica.
Una aventura para la que sólo hace falta un gran sentido de la orientación,
buen humor y paciencia para negociar con los maestros del regateo. El hermano
pequeño del Gran Bazar se encuentra en el corazón de Eminönü. Además, también
se puede visitar el Bazar Egipcio, más conocido como Bazar de las Especias por
ser un punto clave de intercambio y comercio en la ruta de la Seda.
Otros
rincones de Estambul
Al oeste del Cuerno de Oro y cruzando el
puente de Gálata se extiende Beyoglu, el barrio más moderno y cosmopolita de
Estambul con calles comerciales y paseos peatonales. Todo el barrio se puede
contemplar desde la torre Gálata, una fortaleza de 62 metros construida por los genoveses en 1348. Y en los
alrededores de la plaza de Sultanahmed se hallan dos de los lugares más
misteriosos de la ciudad: el hipódromo, escenario de sangrientos
enfrentamientos y matanzas, y la cisterna de Yerbatan, catedral del agua bajo
el suelo de Estambul, con 336 columnas de 8 metros alineadas y
reflejadas en el agua hasta el infinito. Su misticismo está envuelto en una
húmeda atmósfera de reflejos rojos.
Tres veces bautizada
En el año 675 a .C nace la ciudad griega
bajo el nombre de Bizancio. En el 330, el emperador Constantino la convierte en
la capital del Imperio Romano de Bizancio bautizándola como Constantinopla,
símbolo de la cristiandad en oriente. En 1453, los otomanos toman la ciudad y
la convierten en la capital de su Imperio renombrándola como Estambul, nombre
con el que ha llegado a nuestros días. Eso sí, en el año 1923, con la
proclamación de la República
de Turquía pierde su capitalidad de siglos a manos de la naciente Ankara.
Moverse en Estambul
El Bósforo, mítico estrecho que separa el Mar
de Mármara del Mar Negro separa la ciudad en dos orillas, cada una en un
continente: Europa y Asia. A su vez, la orilla europea está divida en dos por
el Cuerno de Oro, una entrada de mar en la tierra. Ambas partes del Cuerno
están unidas por tres puentes que separan la Estambul antigua de la
moderna. También hay dos puentes para cruzar el Bósforo, pero es más económico
hacerlo en barco. La red de transportes de Estambul es reducida, pero útil para
conocer la parte Europea. Un moderno tranvía pasa por los lugares más
turísticos, también hay un metro con una única línea y dos líneas de tren
urbano. Los autobuses son baratos y frecuentes, pero más lentos para moverse
por la ciudad debido a sus monumentales atascos de tráfico. Un trayecto encantador
es viajar en el tranvía nostálgico que recorre 1 km en vagones de principios
del siglo XX. También vale la pena visitar la espectacular estación donde
finalizaba el mítico Orient Express.
Más
información:
Novelas ambientadas en Estambul:
-
De
parte de la princesa muerta. Kenizé Mourad
-
El
árbol de los jenízaros. Jason Goodwin
-
El
libro negro. Orhan Pamuk
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